Huevos fritos y morcilla

Lo que está haciendo Iñigo Onieva mientras Tamara Falcó se reúne con Carolina Herrera en Nueva York para elegir vestido de novia

Tamara Falcó se ha ido a Nueva York para ultimar su vestido de novia con Carolina Herrera. Mientras, su novio Iñigo Onieva, tiene otros planes más relajados y gastronómicos.

La agenda de Tamara Falcó no ha podido ser más agitada este fin de semana. La de su novio Iñigo Onieva también. Eso sí, por separado: mientras la marquesa de Griñón se iba a la boda de sus amigos Lucía Domínguez Vega-Penichet y Álvaro Gomis con su madre Isabel Preysler y su hermana Ana Boyer, Iñigo le metía mano a unos buenos huevos fritos con morcilla. No sabemos con qué plan quedarnos, la verdad. Una boda es una boda, pero unos huevos con puntillita…

Los novios acaban de entrar en la cuenta atrás para el gran día. Lo de la cuenta atrás es un decir, porque aún queda mes y medio, pero sí va a ser una prueba contrarreloj para Tamara que tiene que apañar lo de su vestido de novia. Después de la crisis y posterior ruptura con la firma bilbaína que iba a crear el traje para ese momento tan esperado (más aún en el caso de la marquesa tras la crisis+ruptura+metaverso+nanosegundo+reconciliación+polonorte+todolodemás con Onieva), ahora la ganadora de MasterChef Celebrity se encuentra en Nueva York para reunirse con Carolina Herrera y subsanar el entuerto.

Así que Tamara no para (y no es una rima fácil, que también): en 48 horas, la estrella de Netflix (lástima que nos quedáramos sin la segunda entrega de La marquesa) ha tenido tiempo de boda, convite, charleta, volver a casa, comentar con su novio chascarrillos varios, hacer las maletas, coger a su amiga y estilista Blanca Unzueta (según informaba el mismo domingo Vanitatis) y plantarse en el Adolfo Suárez Madrid-Barajas para cruzarse el charco. ¿Y qué ha hecho mientras su novio? ¿Dónde estaba que no estaba en la boda con ella para tomar nota (siempre se pueden aprender o descartar cositas, de una boda sale otra boda, etc...)? Onieva tenía un plan, una excusa, un motivo para ausentarse. Familiar, para más señas.

Cómo ha sido la celebración en familia de Iñigo Onieva

Carolina Molas, madre de Iñigo y su mejor aliada en los momentos más duros (nos referimos a lo del Burning Man, no a lo del Camino de Santiago que también tiene su miga y el que lo ha hecho lo sabe), estaba de celebración: la empresa para la que trabaja se reunía en el Hipódromo de Madrid para festejar su aniversario. Carolina es consejera de la empresa Cemevisa, que preside su madre, María Eugenia Urrutiaciorraga Ibarra, y debe de ser buena en lo suyo porque en 2022 recibió el premio CEO del Año en Distribución de Electrodomésticos de Consumo.

Aquel día también estuvo arropada por su familia, empezando por su hijo más conocido que acudió junto a su hermano Jaime y la matriarca del clan. Tamara, no pudo ir a la ceremonia de entrega porque se encontraba de promoción del reality para Netflix, pero sí pudo sumarse en el momento de la cena. Algo que quedó inmortalizado en la cuenta de Instagram de su prometido.

Sin embargo, la marquesa como bien sabemos (las redes lo cuentan todo, to-do) no ha podido estar en esta ocasión en la velada de los Onieva-Molas por encontrarse en su propio copetín. Mientras Tamara coreaba el tradicional «que se besen» (es un suponer porque no estábamos allí), de Onieva y su madre disfrutaban de una cena en familia junto al resto del clan: Alejandra y Jaime, hermanos de Iñigo y la abuela de todos ellos. Queda por resolver qué hace Roberto Brasero, el dinámico presentador del tiempo en Antena 3, en la fotografía.

Iñigo Onieva posa junto a su familia en la celebración de la empresa en la que trabaja su madre. (RR.SS.)

Si era para preguntarle por la previsión metereológica para ese 8 de julio, ya le decimos nosotros que en los últimos cuatro años, la temperatura en la capital ha oscilado entre los 29ºC de 2019 y los 36ºC del año pasado. Sí, fue muy caluroso. En todos ellos, el cielo estuvo bastante despejado excepto en 2020 que hubo lluvias moderadas a intervalos. Cruzaremos los dedos, pero con el gafe que tiene esta boda, no sería de extrañar que lloviera como lo hizo en la de Letizia y Felipe.

Y como no solo de copetines en el hipódromo vive el hombre (en este caso el hombre llamado Onieva), el prometido de Tamara también se ha echado al cuerpo un par de huevos fritos con morcilla. O al menos de eso deja constancia en sus Stories de Instagram. Y no en cualquier sitio, en uno de los que mejor reputación tienen en este campo: el Landa, en la A-1. En el kilómetro 235 de la carretera que une Madrid e Irún, para ser exactos.

Si estás pensando en un bar de carretera al uso, olvídalo. De hecho si googleas «Landa, huevos fritos, morcilla» verás que todas las entradas lo ponen de «mejor bruch» para arriba. El histórico hotel burgalés lleva «63 años non stop» (lo dice en su propia web) dando de comer al hambriento.

LOs famososo huevos fritos con morcilla, uno de los clásicos de el Landa en el Instagram de Onieva. (RR.SS.)

Y hablando de comer... A poco más de mes y medio para la boda, Tamara y Onieva siguen achicando agua: después del revés de Sophie et Voilà, hubo rumores sobre la posibilidad de que también el catering corriera peligro al haberse encargado el trabajo al chef Eneko Atxa, primo de Saioa Goitia, una de las fundadoras de la firma que ya no hará el vestido de novia de la marquesa. Fue el propio Onieva el encargado de calmar los ánimos: «Es un profesional y eso es independiente de cualquier cosa».

Aclarado este punto (catering, check!) e investigado lo del tiempo (weather, check!), solo queda lo del vestido, y de eso ya se está encargando Tamara en New York, New York.