El arte como pasión
El arte como pasión
De casta le viene al galgo. Pese a su juventud, y viviendo a caballo entre Londres y Nueva York, Roya Sachs se ha convertido en una de las coleccionistas de arte más prometedoras del mundo. No en vano su padre es el artista y diseñador Rolf Sachs, y su abuelo fue Gunter Sachs, fotógrafo, deportista, playboy, millonario y también célebre coleccionista suizo. Pero esta descendiente de una famosa dinastía de industriales alemanes se ha colado ahora en la crónica de sociedad, no por razones artísticas, sino por su segunda boda con Charles Pignal.
Compartiendo las inquietudes culturales de su esposa, Pignal nació en París, ha vivido en Asia durante los últimos diez años y ahora reside en Londres. Es crítico literario, comparte sus recomendaciones de libros en su cuenta de Instagram, dirige un podcast muy popular llamado 'Lit with Charles' y entrevista a autores en su canal de YouTube.
Su primer 'sí, quiero' tuvo lugar en un pintoresco pueblo de la Alta Baviera, en la finca familiar del clan Sachs, en Oberaudorf, no lejos de la frontera con Austria. El banquete se celebró en el granero de la casa. Allí es donde el famoso abuelo de Roya se casó en la capilla instalada en la propiedad en 1969 con su tercera esposa, la modelo sueca Mirja. Ese mismo año, Gunter Sachs se había separado de la actriz francesa Brigitte Bardot con la que había estado casado durante tres años. Según publicó el diario alemán 'Bild', Roya y Charles agasajaron a sus 80 invitados con un menú diseñado por el prestigioso chef alemán Michael Käfer
Pero no contentos con esa celebración íntima, Roya Sachs y su marido decidieron agasajar este fin de semana a 500 invitados en una boda digna de las 'Mil y una noches'. El lugar elegido para la gran fiesta fue el lujoso hotel La Mamounia de Marrakech. El mismo lugar donde el padre de la novia celebró su sesenta cumpleaños y donde se rodaron algunas escenas del thriller de Alfred Hitchcock 'El hombre que sabía demasiado' (1956), con Doris Day y James Stewart.
La princesa de Hannover en la boda de Roya Sachs. /
El segundo broche de oro al amor de la pareja reunió a destacadas figuras de la alta sociedad y la aristocracia europea, entre las que destacaba la presencia de la siempre elegante Sassa de Osma, princesa de Hannover, que compartía algunas instantáneas de la boda en su muro de Instagram vestida con un look de la colección fall 2024 de Dior. Gracias a la mujer de Christian de Hannover pudimos observar algunos detalles de la decoración, de las mesas del banquete y hasta el elegante vestido de la novia. «Noches marroquíes. Felicidades R & C», era el texto con el que las acompañaba.
Entre el resto de invitados al enlace de postín también pudimos ver a Scilla Ruffo di Calabria, alias la princesa DJ, Eugenie Niarchos, nieta del armador griego Stavros Niarchos, o Ella Richards, la nieta del mismísimo Keith Richards de los Rolling Stones.
Comisaria de exposiciones y fundadora del grupo artístico multidisciplinar Triadic, Roya Sachs se ha forjado un camino espectacular en poco tiempo en el mundo del arte. Comenzó su carrera como organizara independiente de exposiciones y comenzó a llamar la atención de los expertos en arte y moda en 2016, cuando codirigió 'Virtually There', un ballet inspirado en la Bauhaus.
Roya Sachs y Charles Pignal en su boda alemana. /
Según su propio relato, su pasión por el mundo del arte le llegó de adolescente, cuando vio la instalación 'Weather Project' del artista Olafur Eliasson en la Tate Modern. «Tuve una experiencia extracorpórea», confesaba sobre aquel momento en una entrevista con el 'New York Times', añadiendo que «todas las exposiciones que hago intentan recrear esa reacción emocional, física y mental».
Aportando más datos curiosos sobre ella, en otra curiosa entrevista con el portal 'Artnet' aseguraba que la obra de arte más cara que posee es «un pequeño cuadrado de tela sobrante del reciente proyecto 'L'Arc de Triomphe, Wrapped', de Christo & Jeanne Claude, que es actualmente mi posesión más preciada». E interrogada por qué pieza robaría si no la fueran a detener, respondía sin dudarlo que «el almacén de escenografía y vestuario de los famosos Ballets Rusos», que a principios del siglo XX encargaron obras de artistas tan importantes como Pablo Picasso, Georges Braque o Henri Matisse.