Samantha Vallejo-Nágera abraza a su madre, Sabine Dèrouléde, en una foto reciente. / INSTAGRAM

La apasionante vida de Sabine Dèrouléde, madre de Samantha Vallejo-Nágera: montó una de las primeras agencias de modelos y es matriarca del clan mejor conectado de España

Es la inspiración que alimenta los proyectos de Samantha Vallejo-Nágera y su hermana Mafalda. Sabine Dèrouléde ejerce de gran matriarca en uno de los clanes más influyentes del panorama social.

Muy pocas familias no aristocráticas o arraigadas en la gran empresa y con cuentas multimillonarias pueden presumir de la influencia mediática y la permanencia en las portadas de los Vallejo-Nágera.

Los dos hijos mediáticos de este clan, Samantha Vallejo-Nágera y Colate, llevan en las revistas desde los años 90, una con sus sucesivos emprendimientos gastronómicos también para la jet set y con Masterchef, el otro gracias a sus sonados romances. ¿Por qué no conocemos tanto a su madre, Sabine Dèrouléde?

En realidad, Sabine Dèrouléde ejerce de matriarca en uno de los clanes mejor conectados de España, con lazos de cercanía y amistad con las parejas más interesantes del panorama social español. Su agenda posee el quién es quién de la popularidad social nacional desde los años 80 para acá, pues a las conexiones gastro-sociales de su hija Samantha con la élite madrileña se unen ahora las de su hija pequeña, Malfalda.

Mafalda Muñoz, hija de Sabine Dèrouléde y su segundo esposo, el prestigioso decorador Paco Muñoz (fallecido en 2009), forma una de las parejas socialite de oro de la sociedad madrileña junto a Gonzalo Machado, hijo de la ya fallecida Leticia Pérez-Pla Westendorp.

Machado, prestigioso fotógrafo en revistas de moda, fue asistente de Mario Testino. Son íntimos de los invitados más deseados en las bodas de los VIP: Marta Ortega y Charly Torretta. De hecho, Machado fue el 'celestino' de la pareja.

A la boda de Mafalda y Gonzalo asistieron representantes de cuatro décadas de socialites VIP: desde Miriam Lapique a Eugenia Silva. Y ellos mismos ha mostrado la potencia de su agenda social como invitados en los enlaces de Felipe Cortina y Amelia Millán, Pedro Bravo y Carlota Pérez-Pla o Carlos Cortina y Carla Vega-Penichet.

Los Vallejo-Nágera Muñoz no tienen títulos ni son terratenientes, pero sí un simbólico reino situado en el precioso pueblo segoviano de Pedraza. Allí, Samantha Vallejo-Nagera y Sabine Dèrouléde, con la complicidad de Mafalda en el interiorismo, organizan con De Natura bodas y banquetes y reciben huéspedes en Casa Taberna, su último negocio de gastronomía hotelera.

Nada de esto sería posible sin la influencia de estilo de Sabine Dèrouléde, francesa de adopción española que creció en Casablanca (su padre era militar) y se casó en los años 60 con José Ignacio Vallejo-Nágera, ingeniero y hermano del famoso psiquiatra Juan Antonio Vallejo-Nágera. Con él tuvo rápidamente tres hijos, Samantha, Nicolás (Colate) y Antonio, antropólogo alejado de la fama de sus hermanos.

Sabine no fue una ama de casa al uso, aunque en aquella época era lo que se esperaba de las mujeres bien posicionadas. De hecho, trabajó para la mítica Mitzou, propietaria de una legendaria boutique de moda donde hacía sonadas fiestas para la jet set, y fundó una de las primeras agencias de modelos del país, Intermodel, en el barrio madrileño de Chamberí.

En los años 70, ya divorciada para escándalo de la sociedad de la época, volvió a casarse con el maestro del diseño de muebles y la decoración Paco Muñoz, autor del interiorismo de residencias de jefes de estado, príncipes y multimilonarios y relevante coleccionista de arte (sobre todo abstracción española). Fue él quien quiso instalarse en Pedraza y reactivar la vida cultural de este pequeño pero idílico enclave rural.

Sabine Dèrouléde y Paco Muñoz se conocieron, de hecho, en un desfile que ella organizó en Pedraza. Tras la boda, cerró la agencia de modelos y se embarcó en el reto familiar de convertir el pueblo en un paraíso del arte, la decoración y los eventos. Producto de ese feliz matrimonio fue también Mafalda, heredera de la sensibilidad artística de su padre.

Hoy, Sabine Dèrouléde se ha convertido en la mano derecha de Samantha Vallejo-Nágera en los negocios segovianos de la familia. El tandem es perfecto: la primera se encarga de que las instalaciones luzcan siempre perfectas, mientras la segunda llevala relación con novios y clientes y la venta de cada evento. No cuesta nada rastrear la importancia de la figura de Sabine en la vida de Samantha. «De ella aprendí, además de repostería, a ser positiva, alegre, solidaria, disfrutona y exigente», ha confesado Samantha.

Hoy no tendríamos cocinera ni jurado Masterchef de no ser por Sabine. Fue uno de sus íntimos amigos, Mopi Horcher, quien retó a Samantha Vallejo-Nágera a meterse en la oficina. «Tú no aguantas ni un minuto en una cocina profesional. Es un trabajo muy duro», le dijo.

Ella se compró el uniforme, se olvidó de la carrera de paisajismo y estuvo dos años en el restaurante. De nuevo fue su madre quien, a continuación, le consiguió trabajo de au pair en un palacete francés para que hiciera prácticas en restaurantes de La Toscana. A partir de ahí, todo fue rodado: triunfó en Paul Bocuse y comenzó su aventura profesional. Un tandem de lujo, y hasta hoy.