Podríamos pensar que casarse con una princesa de Mónaco garantiza fama y fortuna pero la realidad es muy distinta si nos fijamos en la trayectoria de los maridos de Estefanía de Mónaco. La hermana pequeña de Carolina de Hannover y el príncipe Alberto tiene en su haber los flechazos menos rentables del establishment monegasco. Y el peor parado de todos fue sin duda Adans Peres.
Lo de Adans Peres es tal misterio que hasta dudamos en cómo escribir su nombre correctamente. En septiembre de 2003, cuando se supo que se había convertido en el segundo marido de Estefanía de Mónaco, Jaime Peñafiel le presentó en las páginas de El Mundo como Adán López Peres, pero un año más tarde el aristocrático ¡Hola! optaba por entrevistarle rebautizándolo como Adans Peres y Adans Peres se quedó.
La boda entre Estefanía de Mónaco y Adans Peres, un acróbata de éxito una década menor que ella, merecía formar parte del mejor anecdotario de los Grimaldi, pero pasó completamente desapercibida.
El idilio se forjó durante la etapa circense de la hija menor de Rainiero, cuando Estefanía de Mónaco lo dejó todo para viajar por el mundo junto a sus hijos mayores (Louis y Pailine Ducruet) y el domador de elefantes Franco Knie.
La relación con Franco Knie no cuajó, pero en la misma vida circense en la que dejó a su último amante Estefanía encontró a su segundo marido, este acróbata de ascendencia portuguesa y con toda una rama de su familia ubicada en nuestro país. Para nuestra prensa rosa, no se podía pedir más.
De la boda entre Adams y Estefanía, que se celebró por lo civil en Ginebra el 12 de septiembre de 2003, no hubo ni foto ni anuncio oficial por parte de la casa principesca.
La única foto que existía de la pareja hasta ese momento estaba datada en 2001, cuando la propia Estefanía le dio el premio Clown de plata a Adans en el Festival Internacional de circo de Montecarlo de ese año y él sintió «un flechazo». Un par de años más tarde lo sentiría la princesa.
Pero para cuando consolidaron su amor el príncipe Rainiero se encontraba ya muy enfermo y Carolina ejercía el triple combo de primera dama monegasca/hermana mayor/guardiana de las esencias de los Grimaldi y estaba hastiada de la vida amorosa de su hermana pequeña.
Adans Peres en sus comienzos en uno de sus números con su hermano Iván. /
Previamente a aquel enlace la mayor de los Grimaldi tuvo que manejar sin pestañear el traumático divorcio de Estefanía y Daniel Ducruet, el tercer embarazo de la princesa fruto de su relación con un monitor de esquí y ahora se presentaba en la prensa con una boda sorpresa con un fornido acróbata. Too much.
Por todos estos motivos se apuntaba en aquella época que Carolina de Mónaco había vetado la presencia de su propia hermana en la edición de ese año del baile de la Cruz Roja, cosa que a Estefanía no podía importarle menos.
A la princesa le importaba mucho más escoger un destino de luna de miel acorde con sus gustos y lo encontró tres meses más tarde de la boda recurriendo a las caribeñas playas de Saint Martin donde la pareja fue fotografiada jugando con las olas y haciéndose carantoñas, lo que hizo a todo el mundo tener un deja vù de Estefanía y su ex Mario Oliver en Isla Mauricio.
Después vino una etapa, que Adans Peres definió como felicísima, en la que la princesa siguió recorriendo Europa en una caravana y aparcando al lado del circo donde actuaba Adans.
Poco a poco se fueron descubrieron algunos detalles del acróbata que se cuidaba muy mucho de permanecer en un discretísimo segundo plano en Mónaco mientras la princesa bautizaba delfines o cumplía con cualquier otro menester de perfil bajo que le pidiera su familia que hiciera.
Se hizo público que Adans nació en Italia y su hermano Iván, con el que compartía número circense, había nacido en España pero que ambos poseían la nacionalidad portuguesa y eran políglotas además de madridistas. El «mix-latin» perfecto, como ellos mismos se definían.
Mientras Adans intentaba pasar desapercibido en Mónaco su familia española se decantaba por lo contrario. Su tía, rebautizada por los programas del corazón como «Paquita la de Mónaco», aparecía en bucle en Telecinco gracias a que alcanzó la fama con una llamada en directo al programa de María Teresa Campos.
Vídeo. Estefanía de Mónaco y su mala suerte en el amor, ¿la maldición de los Grimaldi?
Pero lo que fácil vino, fácil se fue, y el afecto de la princesa Estefanía se agotó rápidamente: su segundo matrimonio no llegó a cumplir el año de vida. En diciembre de 2004 los papeles del divorcio ya estaban firmados en la misma localidad Suiza que fue testigo de la boda.
Adams intentó convertir su primer casamiento en una fuente más de ingresos participando en 2005 en la segunda edición de Gran Hermano VIP. Tras aquella experiencia su presencia en los platós se volvió cada vez más fugaz hasta llegar a ser inexistente.
Menos mal que existía en su agenda un plan B, compaginar tres facetas empresariales distintas: la de hablar muy de vez en cuando en los medios de su fallido matrimonio, la de continuar con su agenda circense llevándola por los derroteros del cabaret montando un espectáculo propio y la de ser uno de los socios de dos clínicas de estética. Un destino extraño para alguien que ha jugado al fútbol, mano a mano, con el príncipe Alberto de Mónaco.