Amalia de Holanda cumple 21 años: así ha sido la metamorfosis española de la futura reina de Países Bajos

Los preparativos para la gran fiesta en el palacio Huis ten Bosch han de estar ya listos y los invitados, incluidos 'royals' venidos de toda Europa, a punto de lucir sus mejores galas para la cena en honor de Amalia de Holanda. No todos los días cumple 21 años una futura reina, probablemente la más controvertida princesa heredera europea. Desde que cumpliera los 18 años, no se ha bajado de la polémica. A diferencia de Leonor, la hija mayor de Máxima y Guillermo de los Países Bajos hasta ha tenido que dejar su país para protegerse.

Muchas han sido las cuestiones polémicas que han colocado a Amalia de Holanda en las portadas de los tabloides, periódicos implacables que levantan acta de cada tropezón y desventura de la familia real de los Países Bajos. Una controvertida fiesta por su 18 cumpleaños sin las requeridas restricciones Covid y en el jardín de palacio. Su decisión de sacarse la licencia de armas (para cazar animales, se entiende). O un rumoreado y secreto idilio con un millonario alemán.

Además de las siempre polémicas vacaciones de los Orange, demasiadas y demasiado lujosas para los holandeses, el sueldo de Amalia también ha alimentado la viralidad. La futura reina renunció a su sueldo (1,5 millones de euros anuales) en 2021, con lo que su petición de volver a cobrar (en 2025) se criticó duramente, y hasta se comparó con la nula asignación de Leonor . Todo fue a peor cuando, además, Amalia reconoció que deseaba «guardarlo». Sus estudios y dietas ya se sufragan con una asignación paralela.

Sin embargo, la polémica que más ha perseguido a Amalia de Holanda desde antes de cumplir la mayoría de edad ha sido su peso. El comentario sobre el físico de la futura reina de Países Bajos y el 'body shaming' desde espacios de humor o de crónica social ha sido una constante en su país. No solo se le critica por su peso sino también por parecerse a su padre y no resultar agraciada.

Durante su primer viaje oficial al extranjero, un 'tour' por el Caribe que realizó junto a sus padres, el rey Guillermo y la reina Máxima, la talla de los looks veraniegos de Amalia suscitaron todo tipo de comentarios y odiosas comparaciones con los vaporosos y sucintos vestidos de su madre. La joven princesa ya había reconocido meses antes que, para soportar tantas críticas por su peso, recurría a terapia.

«Su lenguaje corporal desvela que se siente insegura y que conoce lo que se dice sobre su talla», escribió en los diarios el periodista belga Wim Dehandschieter. «A veces sencillamente es demasiado para mí y recurro a un profesional», había confesado meses antes la princesa Amalia. «Todo el mundo habla de la importancia de la dieta y de hacer deporte, pero la salud mental también tiene su papel», explicó la futura reina Claudia de Breij, autora de la única biografía autorizada realizada hasta la fecha.

Las burlas sobre el cuerpo de la princesa Amalia eran el pan nuestro de cada día en la televisión holandesa, incluso cuando era menor de edad. En la calle, el comentario era constante. No cesaron ni cuando se hicieron públicas las amenazas de la mafia asentada en Países Bajos a la heredera, una cuestión de seguridad que complicó bastante su primer año como universitaria. Hasta el punto de que, en su segundo año, los reyes Guillermo y Máxima decidieron que su hija se fuera del país.

No lo supimos hasta bien entrado en año escolar, pero la princesa Amalia cursó su segundo curso como universitaria en Madrid, donde vivió mucho más tranquilamente la experiencia de estudiante de intercambio. Por lo que sabemos, la primogénita de los Orange no se privó de nada: restaurantes de lujo, escapadas de fin de semana, discotecas. Por sus palabras de agradecimiento a España intuimos lo normal: se lo pasó pipa en la capital de España.

«Debo decir, honestamente, que ha sido una época maravillosa. Estoy muy agradecida a todos los que hicieron eso por mí», declaró Amalia al llegar a La Haya. En noviembre, al anunciar que regalaba un jardín de tulipanes a Madrid, dijo: «Debido a unas circunstancias especiales, tuve el privilegio de residir un año en vuestro bello Madrid. La calidez con la que fui recibida propició que considerase Madrid mi casa durante un tiempo, por eso deseo mostrar mi profundo agradecimiento a la ciudad, a sus habitantes y a todos los que lo hicieron posible».

Evidentemente, el año largo que Amalia de Holanda pasó en Madrid le sentó más que bien. Fue algo más que un alivio tras verse literalmente recluida en palacio, por razones de seguridad. La libertad, la tranquilidad y la diversión que logró en la capital española debió aflojar bastante su ansiedad, pues la Amalia que aterrizó en Países Bajos no fue la misma que la que se marchó. De nuevo, las portadas se hicieron eco de tal circunstancia: la futura reina lucía dos o tres tallas menos de lo habitual.

En la apertura del Parlamento el pasado septiembre, la figura de la princesa Amalia fue comentario global en la crónica 'royal'. Con un sofisticadísimo vestido capa de Safiyaa London, dio carpetazo a años de túnicas y vestidos sobrados de tela. Parece que, a su vuelta de Madrid, la futura reina ha cogido por los cuernos su disconformidad con los kilos y visita cada día el gimnasio.