La princesa Alexandra de Hannover con su novio, Ben Sylvester Strautmann, en la última edición del Baile de la Rosa en Mónaco /
Desde que llegó al mundo, Alexandra de Hannover ha sido el ojito derecho de la princesa Carolina de Mónaco . Desafortunadamente a partir de 2017 Alexandra sustituyó en los posados a su perfectísima madre por otra compañía igual de perfecta: su alto, guapo y millonario novio Ben Sylvester Strautmann . Carolina de Mónaco se puede considerar sustituida y no precisamente por alguien de su gusto.
Le guste o no a la veterana de la casa Grimaldi, la relación de su hija pequeña con este muchacho de origen tan alemán como el de los propios Hannover (su familia procede de la Baja Sajonia) va viento en popa.
De hecho, la irrupción en la última edición del Baile de la Rosa de Alexandra de Hannover vestida de princesa del Candy Crush con Ben Sylvester Strautmann del brazo ha supuesto la presentación oficial del muchacho a la sociedad monegasca.
En el código de conducta Grimaldi ser pastoreados en el photocall del Bal de Rose es la prueba de fuego del reconocimiento de estatus de pareja oficial. El paso previo al embarazo sorpresa que propiciará el anuncio de compromiso oficial con la subsiguiente boda semisecreta. Ese es más o menos el orden en el que se suelen hacer las cosas en el principado.
Aunque en realidad lo del baile fue poco sorprendente para el público asistente al mismo habida cuenta de que Alexandra y Ben son inseparables desde hace ya cinco años, básicamente desde el momento que los fotógrafos les descubrieron en el palco del estadio Louis II más pendientes de hacerse arrumacos que del partido de fútbol.
Desde aquella salida del armario fotográfica las apariciones en pareja de los adolescentes se sucedían una tras otra en la misma medida en la que aumentaba el escaso flujo de información sobre quién era ese muchacho de 1,96 m del que Alexandra de Hannover estaba evidentemente colgada.
Poco a poco supimos, por ejemplo, que sus padres eran alemanes y trabajaban en banca, que se mudó con solo 10 años a Mónaco, que jugaba (por supuesto) al baloncesto, que su propia suegra, Carolina de Mónaco, le puso una medalla en 2012 y que conoció a Alexandra en 2016 en una carrera solidaria.
Ahora parece ser que Ben Sylvester sigue siendo igual de alto y apuesto y los tortolitos siguen igual de enamorados, pero el joven ya tiene 24 años y ha abandonado su puesto con el dorsal 15 en el equipo nacional de Mónaco de baloncesto por una plaza, mucho más práctica, en el King's College de Londres donde estudia administración de empresas.
En definitiva, el joven parece tener todo lo que Carolina de Mónaco desea en un yerno, es decir es tan rico, guapo y educado como la mismísima Tatiana Santo Domingo (bueno, tan rico no, porque nadie es más rico que Tatiana Santo Domingo); pero a pesar de sus múltiples virtudes parece que Ben Sylvester posee además de sus encantos unas inquietudes empresariales que su suegra considera poco adecuadas.
Ben Sylvester Strautmann ya apuntaba maneras en 2015 cuando con 15 años y un amigo decidió que sería una gran idea crear MBMC (Matteo & Ben Monte Carlo) una empresa destinada a animar las noches de los clubes más exclusivos de Mónaco.
Vídeo. Alexandra de Hannover: la discreta princesa de Mónaco
Lo de deportista de día, empresario de la noche cuando cae el sol le chirría a la matriarca de los Casiraghi muchísimo, quizá porque en sus años salvajes y adolescentes sufrió en sus carnes lo que significaba enamorarse hasta las trancas de un auténtico emperador de la noche parisina como fue Philippe Junot.
Han pasado cinco años y Ben y Alexandra no han dado ni un mal escándalo ni una mala foto y Carolina hasta les presta el Pacha III para que hagan manitas. Pero la afición del novio de su hija por la nocturnidad monegasca no ha cedido ni un ápice. De hecho, mientras Alexandra de Hannover continúa con sus estudios en la Universidad de Columbia en Nueva York, Ben Sylvester Strautmann vende sus servicios como DJ a los locales nocturnos más exclusivos de la Costa Azul… mientras su suegra no le quita ojo.