Esta casa es una ruina

Por qué la reina Camilla no quiere vivir en el palacio de Buckingham: la cruda realidad del apartamento donde residía Isabel II

Ningún monarca británico ha conseguido escapar de Buckingham Palace, probablemente el palacio más inhóspito de Europa. Camilla Parker ya está librando la guerra por huir que no pudo ganar ni Isabel II.

Recién coronada como monarca, la reina Camilla posó para su primera foto oficial en el Salón Verde de Buckingham Palace. / d.r.

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Esta es la cruda realidad de Buckingham Palace: nadie quiere vivir en el palacio más imponente e inhóspito de Europa, por mucho que represente el máximo poder de la monarquía más poderosa del continente. La reina Camilla y el rey Carlos III han hecho equipo para rebelarse contra la ley no escrita que obliga a los monarcas británicos a vivir en él. Winston Churchill tuvo que obligar a Isabel II a hacerlo, allá por 1952.

Isabel II tenía solo 26 años y acababa de ser coronada: poco pudo hacer para imponerse al influyente primer ministro, deseoso de preservar intacto todo su poder institucional. La joven reina prefería vivir en Clarence House, en el centro de Londres, donde vivió desde su matrimonio con Felipe de Edimburgo y nació la princesa Ana. En 2003 pasó a ser la residencia oficial de Carlos de Inglaterra y Camilla Parker. Su hogar.

Isabel II comenzó a reformar Buckingham en 2017

Isabel II se obligó a vivir en Buckingham en los días laborales, pero escapaba los fines de semana al palacio de Windsor y pasaba todas sus vacaciones en su residencia favorita: el castillo de Balmoral. En 2017, autorizó una reforma de más de 400 millones de euros de Buckingham, que incluye infraestructuras clave como el cableado, fontanería y calefacción. El palacio era, y sigue siendo, una ruina.

Buckingham seguirá en obras hasta 2027, con lo que de momento los reyes Carlos y Camilla Parker permanecen en Clarence House. Para cuando terminen las obras, los monarcas tendrán ya 80 años, una edad poco propicia para mudarse de casa. Aún así, el futuro de Buckingham Palace se convertirá, de nuevo, en un asunto de Estado.¿Qué función puede tener en el imaginario monárquico y en la empresa turística si los reyes ya no viven en él? Sería una deserción histórica.

Lo cierto es que pocos conocen la realidad de las habitaciones privadas que ocupa la familia real en el palacio de Buckingham, probablemente no demasiado cómodas para unos monarcas octogenarios. No abundaremos en algo que podemos intuir simplemente observando los espacios que sí se abren al público: la decoración de Buckingham Palace no remite a un hogar, sino a un museo.

En los 19 espectaculares aposentos reales que los turistas pueden visitar, cuelgan algunos de los mayores tesoros de la colección real, como pinturas de Rembrandt, Rubens y Canaletto. Impresionante para las visitas, sí, pero de ninguna manera acogedor. Ni para Carlos y Camilla Parker ni para una familia como la de los príncipes de Gales.

Buckingham Palace no tiene calefacción: es gélido

«Es irónico, pero las habitaciones privadas de Buckingham Palace son cualquier cosa menos palaciegas», llegó a desvelar un antiguo sirviente de palacio. «De hecho, están relegadas en una pequeña esquina de un edificio bastante frío y desagradable. Viven, además, justo encima de las oficinas del persona de Casa real, con lo que apenas tienen privacidad», cita el diario británico 'The Telegraph'.

Atención, porque las estancias privadas que Isabel II ocupó en Buckingham Palace hasta su fallecimiento y, ahora, 'disfrutan' Carlos III y la reina Camilla se reducen a una habitación, un baño, una sala de estar y un recibidor. Y punto. Nada que ver con las dos plantas completas que los actuales reyes ocupaban en Clarence House, un edificio de cuatro pisos. Por no hablar del frío helador y una atmósfera de pesadumbre terrible.

La reina Camilla ha posado insistentemente en Buckingham Palace, pero sigue viviendo en Clarence House, su casa desde 2003.

Cuando la reina Isabel II se mudó a Buckingham Palace, tuvo que ordenar varias desratizaciones, campañas para erradicar las plagas que también libró su padre, el reu Jorge VI. Los ratones aún campaban a sus anchas en palacio durante la visita del matrimonio Obama, en 2011. El entonces presidente estadounidense confesó que lo pasó fatal para que su esposa, Michelle, no supiera de su presencia, pues le aterrorizan. Contó, además, que la suite presidencial que ocuparon no tenía baño. Debían salir al pasillo para utilizarlo.

Los apartamentos de los reyes Carlos y Camilla , junto a estas estancias para invitados (19), se sitúan en el ala norte del palacio, en la esquina derecha del edificio. El resto de los espacios privados del palacio de Buckingham, 755 habitaciones en total, son destinadas a oficinas, habitaciones del personal, cocinas y almacenes. La factura eléctrica que requiere calentar toda esta zona es tal, que el rey Carlos prohibió los radiadores durante los fines de semana.

Carlos y Camilla no aclaran si volverán a Buckingham

Aunque parezca increíble, Isabel II caldeaba su habitación con la clásica estufa eléctrica con dos resistencias, para ahorrar. El pasmo de su hijo ante lo que cuesta mantener todo el complejo, le convenció para desistir de utilizar la piscina climatizada. A resultas de todos sus recortes, Buckingham Palace parece más parado en el tiempo que nunca. Una reliquia habitada por funcionarios y fantasmas. Es comprensible que la reina Camilla no quiera vivir en él.

Por el momento, los portavoces de los reyes aseguran que los monarcas no tienen pensando abandonar Buckingham Palace a su suerte. El temor de que los turistas dejen de visitarlo al saber que allí ya no vive nadie es real. Aunque continúen apareciendo puntualmente en el famoso balcón y se sigan celebrando fiestas en su jardín y banquetes oficiales. Un poco lo que sucede con el Palacio Real de Madrid, también un poco moribundo simbólicamente por falta de uso.