Por qué Carlos III desprecia a Eugenia de York, la única que puede evitar la ruptura definitiva con Meghan y Harry

La muerte de Isabel II ha reconfigurado a la familia real. La corona se repone de las polémicas acusaciones de abuso sexual del príncipe Andrés, que a su vez ha afectado a sus hijas Beatriz y Eugenia.

Eugenia de York y su hermana mayor, Beatriz. / gtres

Claudia Vila
Claudia Vila

Carlos III está dando un espectáculo de preferencias y desplantes para reestructurar la línea del trono. Tras la muerte de su madre, Isabel II, le ha pedido al parlamento británico aumentar la lista de quienes pueden actuar como consejeros de Estado y sus representantes, pero lo hace también para descartar a personas que prefiere lejos del poder, como su sobrina pequeña Eugenia de York .

Si esta petición no se cumple, hay que seguir la línea de sucesión, pero sin los menores de 21 años. Esa lista está encabezada por la reina consorte, Camilla Parker Bowles, y el príncipe Guillermo. Después, al rey le gustaría que se contara con sus hermanos, la princesa Ana y el príncipe Eduardo (se apoya en que ya han asumido ese cargo anteriormente).

El temor de Carlos es lo que puede ocurrir cuando se ausente en un viaje junto a su mujer y su primogénito. ¿Quién iría después? El príncipe Harry (Enrique en castellano), que vive en Estados Unidos y se ha desvinculado de todas sus obligaciones. Y luego, peor, porque le tocaría el turno a su hermano Andrés, enfangado en estafas, abusos y polémicas sexuales. Tampoco le convencen las siguientes opciones, las hijas del príncipe marcado por los escándalos, Beatriz y Eugenia de York.

Carlos se desentiende de sus sobrinas para ahorrarse mayores conflictos. Lo que el marido de Camilla Parker Bowles obvia es que esta última, su sobrina Eugenia de York, podría ser la solución de todos sus quebraderos de cabeza. Es la última esperanza para unir a una familia real británica rota.

Por qué Carlos III desprecia a Eugenia de York

La clave de las últimas decisiones del rey Carlos III es su hermano Andrés, duque de York. Se le ha tachado de consentido, maltratador con guardias y compañeros de clase y autor de rabietas exageradas. Después, se convirtió en un villano: utilizó su dinero para tapar su relación con Jeffrey Epstein y ocultó los presuntos abusos sexuales de los que ha evitado ser juzgado.

La familia real le ha dado la espalda, a excepción de su ex mujer y madre de las niñas, Sarah Ferguson. «Es muy bueno y amable, un buen hombre», definió, según publicaba el Telegraph. Ella se mantuvo firme en la defensa, pese a las consecuencias del escándalo que llevó a Andrés a retirarse de sus funciones reales y a pagar un acuerdo multimillonario.

Las hijas de ambos siguieron la corriente de Sarah, algo que sorprendió a su madre. Se mantuvieron unidas. «Sinceramente, me quito el sombrero ante ellas. Beatriz, Eugenia y yo nos llamamos el trípode y nos mantenemos firmes en decir nuestra verdad», prosigue la ex mujer de Andrés.

Eugenia, la hija menor, de 31 años, se decantó por su familia más directa, una decisión que pudo desagradar al rey. Aun así, podría estar arrepentida. Las hermanas, tras la muerte de su abuela Isabel II, quisieron mermar la tirantez en un comunicado. «Sabemos que el querido tío Carlos, el Rey, seguirá liderando con tu ejemplo, ya que él también ha dedicado su vida al servicio», compartieron. Se quedaron sin respuesta.

Eugenia, la hija pequeña del príncipe Andrés.

El rey no puede pasar por alto los rumores que aseguran que las princesas Beatriz y Eugenia se han visto arrastradas a un caso de fraude multimillonario que ha implicado también a su padre. El Telegraph ha publicado que Eugenia recibió 25.000 libras esterlinas por orden de Selman Turk, un antiguo banquero de Goldman Sachs acusado de robar 40 millones de libras a Nebahat Evyap Isbilen (una millonaria turca).

Carlos ya se ha posicionado contra las decisiones económicas y vitales de su sobrina. En 2011 tuvo pelea con su hermano Andrés y Eugenia por el de dinero. Para el rey, estaban derrochando sin control.

Eugenia, como otro jóvenes, pasó un año sabático antes de estudiar historia del arte y literatura inglesa en la Universidad de Newcastle. Ella, en lugar de trabajar, decidió viajar por el mundo con su padre. El resultado: gastaron más de 100 mil euros . Pasaron por Tailandia, Sudáfrica, India y América (fueron de una punta a otra del mapa).

Carlos se plantó. Decidió quitarle a ella y a su hermana el privilegio de tener protección policial (pagada, por cierto, por el Reino Unido). Casualmente o como una declaración de intenciones, esta medida la ha tomado en otra ocasión; con su hijo Enrique y Meghan de Sussex.

Eugenia de York, el pegamento que puede unir a la familia real del Reino Unido

Eugenia ha estado siempre en un segundo plano. Ha participado en pocas funciones reales, casi todas relacionadas con organizaciones benéficas. Tampoco recibió compensación por parte de la reina, a quien se sentía muy unida. «No hemos podido poner mucho en palabras desde que nos dejaste a todos», escribió junto a su hermana, en un comunicado publicado por el Palacio de Buckingham.

Su biografía recuerda a la de su primo, el príncipe Enrique. Son los hermanos pequeños, traviesos, confiados, con menos responsabilidad. Ambos tenían un sentido del humor arisco, como describe el Telegraph. También han sido los más silenciados e infravalorados. Por esto, Eugenia siempre ha tenido una conexión especial con su primo.

Por si fuera poco, Eugenia es una buena amiga de Meghan Markle (antes de que se convirtiera en duquesa). «Los conoce mejor que cualquiera de los miembros de la realeza», ha asegurado una persona cercana a la institución. «Ella estuvo ahí desde el principio», describe.

Juntos, han hecho planes de parejas (con el marido de Eugenia, Jack). Vacaciones por Toronto, fiestas de Halloween, citas en Londres... Fueron, en definitiva, fundamentales para un inicio de relación más discreto.

Según el Telegraph, se esperaba que Eugenia encontrara su hueco dentro de la familia real. Ella se acomodó lejos de esas expectativas y cerca de su primo. En una entrevista con Vogue confesó su mayor deseo, compartido con Beatriz: «Queremos mostrarle a la gente quiénes somos como mujeres reales, jóvenes y trabajadoras, pero también que no tenemos miedo de exponernos».

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