una pareja histórica

Cómo se conocieron Carmen Martínez-Bordiú y el duque de Cádiz: del flechazo en Estocolmo a la tragedia que les marcó

Alfonso de Borbón, duque de Cádiz, era embajador de España en Estocolmo y Carmen Martínez-Bordiú viajó hasta allí con sus padres.

Carmen Martínez-Bordiú y el duque de Cádiz, con sus dos hijos. / ABC

Juanra López
Juanra López

Fueron la pareja de una época y una de las historias de amor más comentadas durante décadas por el fracaso que supuso y por el linaje de ambas partes. Carmen Martínez-Bordiú era nieta del general Franco y Alfonso de Borbón, duque de Cádiz, hijo del infante don Jaime, segundo hijo de Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battemberg. Parecía que las piezas encajaban, pero nada más lejos de la realidad.

Alfonso de Borbón era embajador de España en Estocolmo aquel 1971 en el que Carmen Martínez-Bordiú viajó con sus padres, Carmen Franco y el marqués de Villaverde, a la capital sueca. Según la versión oficial, fue un auténtico flechazo por parte del duque de Cádiz, que contaba en aquel entonces 35 años, 15 más que la nieta de Franco, en el esplendor de su juventud, se enamoró nada más verla.

En sus memorias, el duque de Cádiz utilizó esa misma expresión, «flechazo» para comentar que lo suyo fue amor a primera vista. «Lo que más me ha atraído ha sido su madurez, es una chica joven, pero muy bien formada», manifestaba el primo hermano del rey Juan Carlos I .

Ese primer encuentro tuvo lugar en una fiesta en la embajada española de Estocolmo, siempre según las palabras del duque de Cádiz, porque hay otra versión, la de la periodista Carmen Enríquez, que manifiesta que se conocieron en Suiza. Así lo contó en su libro 'Carmen Polo, señora de El Pardo' y la fecha era mucho anterior, en 1966.

Una boda que unió a dos dinastías históricas

Sea como fuere, el encuentro determinante fue el de Suecia, pues la boda se celebró al año siguiente , el 8 de marzo de 1972 en el Palacio de El Pardo. La petición de mano se celebró unos meses antes, el 23 de diciembre de 1971, también en el palacio de El Pardo. Por un lado nos encontrábamos con el aspirante al trono de Francia, duque de Anjou, título que ha heredado su hijo, Luis Alfonso de Borbón, y por otro a la nieta de la cabeza de un régimen en vías de extinción.

Alfonso de Borbón nunca aceptó la renuncia a sus derechos dinásticos por parte de su padre, el infante don Jaime, que era sordomudo. «Las renuncias arrancadas a mi padre no son válidas. No se renuncia a un trono en la habitación de un hotel. En lo que a mí concierne, la invalidez de las renuncias de mi padre es todavía más absoluta: un hijo no nace sin derechos», manifestaba en su autobiografía.

Una imagen del matrimonio Borbón-Martínez-Bordiú que quería transmitir felicidad. / ABC

El duque de Cádiz redundó en esta idea de ser heredero al trono en más ocasiones, por ejemplo, en una entrevista concedida a una cadena de televisión francesa: «Hay tres condiciones para esto: tener sangre real, tener treinta años de edad y ser español. Obviamente, yo cumplo dichos requisitos».

Después de la boda, Alfonso de Borbón y Dampierre y Carmen Martínez-Bordiú se trasladaron a Estocolmo, donde el duque de Cádiz siguió ejerciendo de embajador. Fue desde la capital sueca donde anunciaron que estaban esperando su primer hijo, Francisco de Asís, que nació el 22 de noviembre de 1972 en Madrid y murió como consecuencia de las heridas de un fatídico accidente de tráfico el 7 de febrero de 1984. Su segundo hijo, Luis Alfonso de Borbón , vino al mundo el 25 de abril de 1974.

Pese a las imágenes felices que transmitían, lo cierto es que el matrimonio no iba bien. Alfonso y Carmen se separaron en 1979 y en 1981 anunciaron su divorcio. En 1986 consiguieron la nulidad del Tribunal de la Rota. El duque de Cádiz obtuvo la custodia de sus hijos y Carmen rehizo su vida en París con el recordado Jean-Marie Rossi , padre de su hija Cynthia.