La princesa Carolina de Mónaco /
Carolina de Mónaco , la heredera directa del glamour que aportó al diminuto principado de Mónaco su madre, Grace Kelly, cumple años estrenando nuevos objetivos en su agenda de 2023: convertirse en tía por primera vez y dejar de hacerle sombra a Charlène . Con 66 años cumplidos, ¿estamos ante su retiro definitivo?
Como si se tratara de una integrante de los Rolling Stone la prensa lleva años anunciando el abandono de la princesa Carolina de Mónaco de la escena pública monegasca. Así sucedió, por ejemplo, cuando sopló 62 velas, en 2019, y el diario italiano La Reppublica se lanzó a elucubrar sobre cómo la princesa del glamour iba a ceder su lugar bajo los focos para ceder su puesto a las nuevas generaciones Grimaldi. Pero no pudo ser.
Ni la discreta Carlota Casiraghi (más interesada en la filosofía que en las cenas de gala), ni la aún más discreta Tatiana Santo Domingo ni la desaparecidísima Beatrice Borromeo tienen ganas de alimentar a los paparazzis y teorías conspiranoicas que aún hoy persiguen a la veterana Carolina.
La única que parecía verdaderamente interesada en retirarla de los actos públicos y las citas de más relumbrón de la agenda monegasca era la princesa Charlène . Y en este 2023, por primera vez, podemos asegurar que Charlène parece tener la sartén por el mango en Mónaco.
Hay quién afirma que Carolina de Hannover ha perdido su papel en el principado, pero en realidad es que solo ha cedido lo que ya no quería y lo ha hecho de una forma tan elegante que ni siquiera la susceptible Charlène ha podido poner un defecto a su plan. Para hacer mutis por el foro Carolina de Mónaco ha usado al queridísimo hermano de Charlène, Gareth Wittstock.
Durante la ausencia de Charlène y su posterior enfermedad, Gareth Wittstock ganó protagonismo y relevancia en Mónaco, casi al mismo ritmo que Carolina que recuperó su papel nunca reconocido oficialmente de Primera Dama. Lo que nadie esperaba es que ambos protagonistas de la nueva escena pública monegasca acabaran haciéndose amigos.
Tras su recuperación, y a instancias de su hermano Gareth, Charlène se mentalizó para ocupar el puesto que hasta la fecha siempre ocupó de forma oficiosa Carolina. Por primera vez desde que llegó a Mónaco hace más de 10 años se puede decir que Charlène ejerce al 100% de primera dama.
Para que Charlène brille la hermana mayor de Alberto de Mónaco ha reescrito las reglas del juego: su agenda ahora requiere de la supervisión del gabinete que Charlène y su hermano Gareth han montado con personas de confianza de la princesa consorte. Se podría decir que Carolina de Mónaco se ha desactivado a sí misma como amenaza de Charlène.
Por supuesta esta no es la primera ni la única vez que la hija mayor de Grace Kelly y el príncipe Rainiero se reinventa a sí misma. Carolina de Mónaco puede presumir de haber renacido una y otra vez y de eventos mucho más demoledores que una rivalidad palaciega.
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En este momento, a los 66 años, es difícil asegurar que ceder su terreno ante Charlène es una derrota u otra de sus jugadas maestras de supervivencia. Mientras Charlène lleva a sus mellizos al colegio, toma cafés en el principado para que la vean por allí, acapara nuevas responsabilidades y acompaña a Alberto en citas oficiales y no oficiales, Carolina de Mónaco sigue yendo a los eventos que le interesan, sostiene los patrocinios que la seducen, juega al golf y ejerce de abuela.
Este año es el centenario del nacimiento del príncipe Rainiero III y Mónaco se prepara para todo tipo de actos conmemorativos a los que Carolina acudirá cuando Charlène se lo pida (intuimos que poco). Y mientras la princesa consorte brilla photocall tras photocall, Carolina de Mónaco seguirá dando el do de pecho de las citas monegascas organizando el siguiente Bal de la Rose. ¿Retirada? Nunca, solo selectiva.