Lo que tú tienes
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Desaparecida de Mónaco la princesa Carolina vive, en realidad, su momento más dulce. Como siempre deseó, por fin se ha retirado de los focos y disfruta en la intimidad de sus amistades de toda la vida, incluidas las casi secretas, como la que la ha unido durante décadas a los Thurn und Taxis.
El vínculo entre la familia alemana más aristocrática de la extinta realeza alemana y los Casiraghi es uno de esos matches perfectos de la alta sociedad. En el pasado la actual princesa de Hannover fue una habitual de las portadas del Bunte en compañía de la Gloria Thurn und Taxis. Ahora ese vínculo lo han heredado sus hijos.
Las imágenes más antiguas de esta buena sintonía muestran a una Carolina de Mónaco de 28 años muy sonriente posando en un elitista refugio de montaña tras regresar de una cacería en un coto privado de caza. Una ocasión en la que también participaba el heredero de la casa alemana, Johannes von Thurn und Taxis.
El príncipe nacido en el palacio de Höfling de 500 habitaciones, banquero de profesión y sensible a las aristócratas más carismáticas (no en vano en 1980 se había casado con la princesa dinamita de la época, la condesa Gloria von Schönburg-Glauchau) coincidió a menudo en galas privadas y cacerías de esas en las que se refugia la jet set internacional a salvo de las miradas indiscretas.
La parte femenina de la pareja Gloria Thurn und Taxis también hizo buenas migas con la princesa monegasca. Ambas eran guapas, iconos de estilo, íntimas de Karl Lagerfeld y madres viudas de familia numerosa.
Con estos antecedentes, estaba escrito en la leyes dinásticas royal que los niños Casiraghi heredarían la debilidad de su madre por los Thurn und Taxis. Una debilidad que se mantiene hasta hoy (a pesar de que hace años Gloria se vio obligada a compartir espacio vital y mesa en el Oktoberfest con Ernesto de Hannover y la sustituta de Carolina de aquel momento, Simona).
Su Alteza Serenísima Gloria von Thurn und Taxis, viuda del malogrado Johannes y madre de los príncipes Alberto, María Teresa y Elisabeth, puede presumir, como la propia Carolina de Mónaco, de ser una de las aristócratas europeas más versátiles.
Durante los años 80 dinamizó la crónica social hasta ganarse el apodo de dinamita, y era la única capaz de salir indemne de piruetas sociales del calibre de codearse con una ex prostituta argelina en una exposición parisina e ir al día siguiente a una misa oficiada por el Papa en Roma.
Siempre relacionada con el mundo de la cultura y las grandes citas, Gloria continúa siendo la cabeza visible del Thurn und Taxis Schlossfestspiele, pero sus hijos son los que han tomado el relevo en las fotos que antes protagonizaba ella misma con Carolina de Mónaco.
El año 2014 fue la verdadera explosión mediática del cruce Thurn und Taxis y Casiraghi. Pierre Casiraghi, recién comprometido con Beatrice Borromeo, se prestó a competir en una carrera amistosa, el VW Scirocco R-Cup, contra el príncipe Alberto, heredero de los Thurn und Taxis.
A pie de pista los royals hicieron saltar la liebre de una amistad de la que no había registro ni en los bancos de imágenes. «Nuestras familias son amigas y nos conocemos desde que éramos pequeños», aseguraba Pierre Casiraghi para el reportero que cubría la competición.
Algo de esa buena relación se pudo barruntar el 1 de febrero de ese mismo año cuando Tatiana Santo Domingo y Andrea Casiraghi protagonizaron una de las bodas Grimaldi más blindadas de todos los tiempos en la nevada Gstaad.
De lo poco que se fotografió en ese evento las cámaras pudieron captar a una esquiva Elisabeth von Thurn und Taxis, la hija de la «princesa punk», bajando de su coche. Elisabeth llegó a la ceremonia celebrada en la iglesia de Rougemont en plena nevada, arremangándose su vestido de seda a cuadros, luciendo stilettos de color rojo y con una torera de terciopelo negro para confirmar lo que ya todos sospechaban: el vínculo Casiraghi-Thurn und Taxis había pasado de padres a hijos.
Unos meses después, en septiembre, los casi recién casados Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo devolvieron el favor a la familia de príncipes germanos acudiendo muy acaramelados a la boda de la princesa Maria Teresa von Thurn und Taxis con Hugo Wilson.
Y así han continuado, de celebración en celebración, hasta este momento. Si en 2016 eran los Casiraghi con Carolina al frente los que se desplazaban hasta Nueva York para asistir a una velado organizada por la princesa Maria Teresa en el célebre Maxim's en 2020 se podía ver cómo alexandra de Hannover y Elisabeth von Thurn und Taxis posaban juntas en la cena organizada por Tatiana Santo Domingo en beneficio de la Fondation Motrice. Con lo estilosos y el interés que despiertan unos y otros, es una lástima que no nos regalen más eventos juntos.