ella tiene un plan

La nueva vida de la princesa Charlène de Mónaco: amigos poderosos, redes cerradas y en paradero desconocido

Sin cuenta de Instagram, y por supuesto sin sonrisa en público, la misteriosa princesa Charlène sigue tan melancólica como siempre hasta que abraza a su marido el príncipe Alberto en Córcega. ¿Tiene Charlène una agenda secreta y nos está tomando el pelo?

Charlène de Mónaco con sombrero negro / getty images

Silvia Vivas
Silvia Vivas

A golpe de rumor de divorcio y apatía escénica a estas alturas la prensa está confusa ante la princesa Charlène, una mujer que nunca dice nada ni para bien ni para mal y que vive en un proceso eterno de «recuperación» de su salud que nunca llega. O al menos eso nos dan a entender porque la realidad es que poca gente coge más un jet privado que la familia principesca monegasca.

En apenas 15 días la prensa internacional ha anunciado que la cuñada de Carolina de Mónaco sufría una debacle sentimental porque Nicole Coste , la ex pareja de su esposo compartía mesa, mantel y pastel de cumpleaños con el príncipe Alberto. Hasta la edición francesa de Vanity Fair se ha rendido al encanto del chisme intentando explicar qué está pasando con Charlène y su matrimonio.

Que haya cerrado su cuenta de Instagram, que permita que su enemiga pública Nicole Coste vaya a los bailes de postín del principado y que, según la prensa rosa internacional, se haya instalado en Suiza con el beneplácito de su esposo, reafirma la leyenda de que Charlène vive en constante depresión matrimonial. ¿Pero y si no fuera así?

La princesa Charlène y el príncipe Alberto, algo más que marido y mujer

Si algo parece haber aprendido la monegasca de adopción en su década de estancia en el principado es que las apariencias engañan, las sonrisas pueden ser falsas y quien tiene un amigo tiene un tesoro.

A Charlène lo de los amigos poderosos no se le ha dado bien hasta la fecha, de hecho, su propio marido ha sido traicionado recientemente por uno de ellos, su ex mano derecha Claude Palmero .

Un nombre más en el listado de cercanos de la princesa que no parecen trigo limpio. Como cuando su confesor fue acusado de tenencia de pornografía infantil en Estados Unidos o se rumoreaba que Charlène se hacía acompañar por una vidente a todas partes a la que usaba para tomar todas sus decisiones.

Pero a pesar de su aparente fragilidad, Charlène siempre ha contado con aliados poderosos como, por ejemplo, el propietario del yate fondeado en las aguas de Córcega en el que ha pasado sus vacaciones familiares: Bulat Utemuratov, dueño según Forbes de una fortuna de 2.800 millones de dólares y al que Wikileaks definía como «el empresario que jamás ha tenido un negocio».

Alberto de Mónaco dando un beso a su esposa, la princesa Charlène / gtres.

Lo verdaderamente curioso del asunto es que las sonrisas y chapuzones de Charlène con sus hijos en Córcega, la isla que le recuerda «al lugar donde creció», estaban esponsorizados por este poderoso aliado kazajo que es, además, íntimo del mayor «enemigo» del príncipe Alberto en el principado: el inversor inmobiliario Patrice Pastor .

En pleno terremoto y lucha por el poder en Mónaco, es difícil pensar que el príncipe hubiera llevado como aliada en una reunión con tantas implicaciones políticas a la mujer de la que, supuestamente, se va a divorciar de forma inminente . Más bien parece que, por fin, el regente de La Roca ha dado el sorpasso definitivo en su círculo de confianza familiar: de contarle las cuestiones de estado únicamente a su hermana mayor, ahora ese filtro lo aplica con Charlène.

Y mientras, el resto del mundo se entretiene fantaseando sobre por qué la princesa ha cerrado su cuenta de Instagram justo cuando la pareja ha confirmado que viajará a Sudáfrica para un acto de la fundación de la princesa que se dedica a ayudar a los niños a aprender a nadar.

Quizá, por fin, la princesa haya hecho suyo el consejo que su cuñada Carolina de Mónaco le da a sus propios hijos: no leáis nada y alejados de las redes sociales. Total, debe de pensar la princesa desde cualquiera de sus glamorosos retiros, si siempre van a decir que está triste y al borde del divorcio, ¿qué sentido tiene establecer un canal de comunicación con nadie?