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¿A quién pertenecen las tiaras de Mónaco? Preocupación por el uso (y abuso) que puede hacer Charlène de las joyas históricas de los Grimaldi

Mónaco comienza a preguntarse dónde terminan las finanzas del Principado y dónde empieza la fortuna personal de los Grimaldi. También a quién pertenecen las joyas que lucen Charlène, Carolina y Carlota. ¿Permanecerán en los joyeros de sus propietarias por mucho tiempo?

Charlène lució en su boda uno de los broches históricos encargados por la princesa Carlota. Se lo prestó la princesa Carolina, pues todas las joyas históricas de los Grimaldi obran en su poder. / GETTY IMAGES

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

En un momento en el que todas las familias reales minimizan su coste para los erarios públicos de sus respectivos estados, la situación financiera del Principado de Mónaco y de la familia Grimaldi continúa siendo excepcional. Todo lo que se refiere a las economías de la primera familia de Montecarlo es opaco, aunque alguna pista ya nos daba que la princesa Charlène ocupara año tras año el primer lugar de la lista de las royals que más dinero se gastan en moda de lujo . Ahora sabemos más, mucho más, sobre la gestión del 'presupuesto familiar' y, lo que es más inquietante, sobre las joyas.

La persona que ha destapado la peculiar economía familiar en el palacio Grimaldi es Claude Palmero, contable de Rainiero III y despedido por Alberto en 2023. Palmero ha relatado los faraónicos gastos del príncipe, sobre todo para satisfacer las exigencias de la princesa Charlène y de algunas de sus ex amantes e hijos extramatrimoniales. Sus peticiones son atendidas gracias a distintas cuentas en paraísos fiscales, algo llamativo ya que Mónaco es un paraíso fiscal en sí mismo. Por lo que narra el contable, el único hijo de Grace Kelly desea ocultar que lleva un tren de vida desmesurado.

Aunque lo que ha escandalizado en la prensa ha sido la consigna de estos gastos, lo que preocupa a los Grimaldi es bastante más grave. Por una parte, el Consejo de Europa investiga el Principado de Mónaco por su falta de transparencia fiscal y ha anunciado la constitución de una autoridad que investigue operaciones sospechosas de lavado de dinero negro. Por otra, las revelaciones de Palmero indican una frontera más que gris entre el presupuesto personal del príncipe Alberto, su dotación personal y el patrimonio del Principado. Ahí se enmarca el problema que, ahora, suscitan las joyas.

La cuestión de la propiedad de las joyas de los Grimaldi podría hacer luz a una de las enemistades más publicitadas y evidentes de las royals europeas: la que distanció a Carolina y Estefanía de Mónaco de Charlène Wittstock , en cuanto esta se empoderó como primera dama del Principado. La leyenda de la princesa triste y herida por los hijos extramatrimoniales de Alberto podría ocultar la ambición de una mujer que se cobra cada afrenta que recibe. Palmero desveló que su asignación anual supera el millón de dólares. Aún así, la princesa Charlène contrata trabajadores sin papeles con sueldos de miseria.

Vídeo. 6 cambios de looks más sorprendentes de Charlène de Mónaco / mujerhoy

Charlène ahoga sus penas en diamantes y lujo

Ahora sabemos que la princesa Charlène es generosa hasta el escándalo gracias al dinero de los Grimaldi, pero solo con su familia. En diciembre de 2019, Palmero denunció que había gastado alrededor de 15 millones de euros durante ocho años, a pesar de que su asignación era de 7,5 millones de euros. Uno de sus beneficiarios fue su hermano Sean, al que compró una casa en Sudáfrica por un millón de dólares. Mientras, Carolina y Estefanía se atienen a sus respectivas (y también suculentas) asignaciones oficiales: 900.000 y 800.000 euros, respectivamente.

La princesa Grace fotografiada en el festival de Cannes, en 1960. Lleva un collar de diamantes, regalo de Rainiero III. / getty images

Para hacernos una idea del patrimonio que maneja Alberto II de Mónaco, diremos que sus 1.000 millones de dólares le colocan como el tercer royal más rico de Europa, por detrás del gran duque de Luxemburgo (4.000 millones) y el príncipe de Liechtenstein (3.500 millones). Sin embargo, esta cifra podría quedarse corta si, como asegura Palmero, gran parte de su fortuna se encuentra oculta en paraísos fiscales y cuentas opacas en bancos suizos.

El desaforado hambre de lujo de Charlène, su ambición desmedida, ha preocupado terriblemente a los Grimaldi, aunque Carolina y Estefanía hayan aprendido a convivir con una primera dama presuntamente ajena a la necesidad de mantener ciertas apariencias. La prevención contra la princesa de Mónaco fue tal, que Claude Palmero admitió haber maniobrado para evitar que fuera elegida regente en caso de fallecimiento del príncipe Alberto antes de la mayoría de edad de Jacques, su heredero.

Charlène no tiene acceso al joyero histórico Grimaldi

En este momento de vigilancia al patrimonio de Alberto II, la situación legal de las joyas puede traer complicaciones. Se da por hecho que las piezas históricas del joyero Grimaldi son propiedad de Carolina y Estefanía, pero ya se han levantado voces críticas que las acusan de «utilizar las joyas Grimaldi como si fueran propiedad personal», atestigua el diario británico Daily Mail. Oficialmente, no existe joyero real de joyas de pasar en Mónaco, pero la posibilidad de que se pueda impugnar la propiedad de estas joyas por ser pagadas por el erario público, en parte o en su totalidad, no puede descartarse.

Carolina de Mónaco lució en la boda de Guillermo y Estefanía de Luxemburgo la tiara Pearl Drop y la tiara Diamond Fringe, a modo de collar. / gtres

Si en algún momento, por razones legales o reputacionales, Alberto II decidiera ceder las piezas históricas del joyero Grimaldi al tesoro público, estas joyas jamás lucidas por la princesa Charlène pasarían a ser exclusivas para su uso y disfrute y el de su hija, la princesa Gabriela. Ahora mismo, las tiaras y piezas históricas que ha lucido, sobre todo, Carolina están destinadas a pasar a su hija Carlota pero no a Gabriela, la hija de Alberto y Charlène. Nos referimos, en concreto, a las piezas que compró la princesa Carlota, a mediados del siglo XX.

Grace Kelly tampoco lució joyas históricas Grimaldi

Se trata de la tiara Pearl Drop (lágrimas de perla) de Cartier, encargada en 1949 por la princesa Carlota, cuando Rainiero III subió al trono tras la muerte de su padre, Luis II. Grace Kelly no quiso ponérsela jamás, porque se llevaba fatal con su suegra. Carolina, sin embargo, sí la ha lucido en varias ocasiones. También un conjunto de collar y pendientes de zafiros y diamantes, varios broches (uno de ellos, el adorno floral de diamantes que Charléne lució en su pelo el día de su boda ) y la tiara Diamond Fringe con nos pendientes art decó a juego, todos también encargados por su abuela Carlota.

¿Son las joyas adquiridas por la princesa Carlota propiedad de los Grimaldi o del Principado de Mónaco? No es una cuestión menor, sobre todo porque la princesa Charlène puede impulsar una 'recalificación' de estas joyas para que pasen a su hija. Imposible saber cuánto poder detenta la primera dama ni si posee tanto como para extender esta hipotética reclamación a las joyas regaladas por Rainiero a la princesa Grace, ahora en propiedad de Carolina y Estefanía. Entre ellas están un icónico aderezo de perlas y diamantes, encargado a Van Cleef & Arpels, y la tiara Bains de Mer, de Cartier.