Charlène de Mónaco no deja de darnos sorpresas, incluso en estos delicados momentos en los que podemos intuir ciertas dificultades para volver a disfrutar de sus obligaciones institucionales. La primera dama se encargó de entregar el premio Ninfa de Oro del Festival de Televisión de Montecarlo y volvió a lucir sobre la alfombra roja guapísima, sonriente y con un vestidazo a su altura. Cuando Alberto desparece , Charlène vuelve a ser ella.
Lo hemos comprobado en las fotografías de la alfombra roja y los vídeos de la gala de clausura del legendario festival de televisión de Montecarlo: hacía mucho tiempo que no veíamos a Chàrlene de Mónaco tan relajada, segura y sonriente. Y llama muchísimo la atención que sea en este evento, uno de los pocos que protagoniza en solitario, que suceda así. ¿Acaso la presencia del príncipe Alberto supone una presión extra?
Imposible saber si Charlène se siente más cohibida e insegura cuando Alberto de Mónaco la acompaña o es al contrario, que se relaja porque toda la atención se dirige al jefe del estado y sale a relucir una expresión facial de hastío, tristeza o desinterés. Lo cierto es que la habíamos visto más bien robótica en sus últimas apariciones, y en la gala de los Premios Ninfa su mirada no perdió la conexión.
Atenta, expresiva y presente en todo momento, Charlène de Mónaco ejerció a la perfección su papel de anfitriona en una gala que fue larga. Demostró por primera vez en mucho tiempo que puede volver a ser la perfecta princesa que fue, antes de su enfermedad y reclusión en Sudáfrica, un episodio que evidentemente aún le pasa factura.
Claramente, a Charlène de Mónaco le está costando encontrar su sitio no ya en el plano institucional, pues el episodio de salud, también salud mental , que la apartó de sus labores como primera dama puede haber disuadido a su entorno de recrudecer cualquier lucha de poder interna que pueda afectarla. Nos referimos, más bien, a su nueva corporalidad: la de una mujer que fue deportista de élite y ahora enfila la madurez.
Charlène ha cambiado de talla, es evidente. Los tratamientos médicos, sin duda, influyen en ese cambio de corporalidad que es común en casi todas las mujeres por los más diversos motivos. Es algo que no debería ser un problema pero, desafortunadamente, lo está siendo. Solo hay que ver el estilo despistado que ha defendido últimamente. No encontramos un look que le favorezca desde hace meses.
Suele ser la primera reacción de las mujeres que ven cómo su silueta cambia de forma: tratar de ocultarla. Los buenos estilistas, sin embargo, suelen aconsejar lo contrario, para no añadir volumen donde no existe. Las túnicas que Charléne de Mónaco viene luciendo últimamente no le hacen ningún favor, al contrario. La opacan.
Para la gala de clausura del Festival de Televisión de Montecarlo y la entrega de los Premios Ninfa, Charlène de Mónaco eligió el primer vestido de esta nueva Charlène madura que le sienta bien. No tiraremos cohetes de júbilo, pues su color azul noche metalizado continúa evidenciando esa necesidad de confundirse con el fondo que denota inseguridad. Aún con este medio luto, este vestido es una avance.
En realidad, el vestido es una vestidazo que, además, es coherente con el estilo rabiosamente contemporáneo que Charlène defendió en sus buenos tiempos y que fue su sello de estilo personal. El cuerpo ajustado y sin mangas compensa el gran volumen de la falda línea A, rota por un corte frontal espectacular. Tiene cierto toque sacerdotal, incluso Vaticano, rompedor. Y cuidado co las joyas: un set de collar, pendientes y pulsera de diamantes y topacios amarillos.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?