único heredero

La apasionante vida de Hubertus von Hohenlohe, hijo de Ira von Fürstenberg: un secuestro, una boda con otro y la extraña muerte de su hermano

La vida de Hubertus de Hohenlohe y Simona Gandolfi sigue los excesivos pasos de los padres de él, la recientemente fallecida Ira von Fürstenberg y el príncipe Alfonso de Hohenlohe. Ambos míticos de la jet set marbellí.

Hubertus de Hohenlohe y Simona Gandolfi. / getty

Lidia A. Costa
Lidia A. Costa

La existencia de Hubertus de Hohenlohe no podía ser más que excesiva, lujosa y con la apariencia de una fiesta continua. Hijo del príncipe Alfonso de Hohenlohe y de la recientemente fallecida Ira von Fürstenberg , este empresario, diseñador, presentador, cantante pop, fotógrafo y esquiador, además de vividor profesional, nació en México en 1959. Su padre fue quien introdujo en el país norteamericano la marca Volkswagen, pero al poco de nacer sus progenitores se separaron. Un fin de relación polémico sin duda.

Ella, Ira von Fürsteberg, emparentada con la aristocracia alemana y los Agnelli (dueños del imperio Fiat), se había enamorado del playboy brasileño Baby Pignatari, y se marchó de casa. Después, pidió la custodia de sus hijos y la ganó, pero su exmarido secuestró a sus propios vástagos en Brasil y se los llevó a Marbella. Alfonso de Hohenlohe fue promotor de la localidad malagueña como centro de la jet set internacional y fundador, en 1953, del mítico Marbella Club, el hotel cinco estrellas donde se criaron sus dos hijos, Christopher (el primogénito, fallecido en 2006) y Hubertus.

Pero la vida del Hubertus Hohenlohe, el enfant terrible de la aristocracia europea, no tendría sentido sin la aparición de la diseñadora Simona Gandolfi, italiana de Bolonia que adora el esquí –es prima de Alberto Tomba, mítico esquiador del que Hubertus es fan–, la buena vida y el lujo. Exactamente igual que él. Se conocieron en 1994 durante los Juegos Olímpicos de Invierno en Lillehammer (Noruega), donde Hubertus participaba como representante de Mexico y se enamoraron.

Hubertus Hohenlohe y Simona Gandolfi: una separación, dos hijos (de ella) y un original boda

Tras enamorarse en 1994, la pareja tuvo una gran crisis que les llevó a separarse durante tres años. Durante ese tiempo, Simona se casó con otros hombre y tuvo dos hijos Rachele y Rodolfo. Pero sus vidas volvieron a cruzarse y en 2019 se casaron en un castillo en Vaduz, capital de Lichtenstein. En concreto, el enlace tuvo lugar en el castillo del príncipe Juan Adán II, y precisamente el mismo lugar en el que el padre del novio, Alfonso de Hohenlohe, se casó con Marilis, su tercera mujer, en 1991.

Siempre extravagantes y ocurrentes, los anillos de la boda de Hubertus y Simona pertenecían a los padres de ella, quienes se los prestaron. Los novios habían optado por una original idea: tatuarse en sus dedos índices el nombre del otro: Hubi, de Hubertus, en el dedo de la novia, y Simo, de Simona, en el del novio. Para la importante ocasión, Simona escogió un conjunto de Chanel vintage de los años 80 de pantalón y top, y Hubertus lució un traje de la mítica diseñadora británica Vivienne Westwood . La ausencia de Ira Von Fürstenberg, madre del novio, marcó la celebración, ya que en esas mismas fechas presentaba en Londres su biografía 'The Life and Times of a Princess'.

La vida del matrimonio transcurre entre los alpes italianos, donde adoran esquiar en invierno, Marbella y Ronda. En Málaga, el aristócrata regenta numerosos negocios, algunos heredados de su padre, y la pareja disfruta de la cultura flamenca y los toros que tanto aman. Acuden a la Feria de Abril de Sevilla y la famosa corrida Goyesca de Ronda, donde coinciden con amistades desde hace años como Isabel Preysler , Begoña Trapote o Naty Abascal , y sienten España como parte de su propia cultura.

Y a pesar de no tener hijos en común, los dos vástagos de Simona, Rodolfo Rudy, nacido en 1997, y Rachele Raky Gandolfi Bertolini, nacida en el año 2000, tienen en Hubertus a un verdadero padre. Ambos jóvenes son esquiadores consumados y adoran también España. De hecho, en el verano de 2017, Rachele tuvo su fiesta de puesta de largo en Marbella, y desde entonces es habitual a la noche marbellí cuando está de vacaciones.

Hubertus de Hohenlohe y México: un esquiador donde no existe esquí

De vida excesiva e intensa, una de las mayores extravagancias de Hubertus de Hohenlohe es el esquí. Y no porque sea su gran pasión y a lo que se dedica profesionalmente desde hace años. Es una extravagancia por la peculiaridad de que el príncipe forma parte de la selección mexicana de esquí alpino (y de la que casi siempre ha sido único representante). Como lo leen.

Hubertus Hohenlohe y su esposa Simona Gandolfi en una imagen de sus redes sociales. INSTAGRAM

Esquía en nombre de un país en el que o existen pistas de esquí de una mínima importancia. Los mexicanos que practican este deporte suelen hacerlo en EE.UU. o Canadá, aunque Hohenlohe siempre lo ha hecho de forma habitual en Europa. Tiene el récord de haber participado 20 veces en unos Mundiales de esquí alpino, y siempre en representación de Mexico, el país en el que nació y vivió hasta los cuatro años.

El hijo de Alfonso de Hohenlohe y de Ira von Fürstenberg descubrió su pasión por el esquí mientras vivía en España –su padre poseía también un hotel en Sierra Nevada–, y en Austria, donde estudió en varios internados. En 1981 fundó la Federación Mexicana de Esquí en 1981 y ha participado en varias Olimpiadas: debutó en Sarajevo en 1984, cuando todavía existía Yugoslavia, y sus últimos Juegos Olímpicos fueron los de Sochi 2014, donde se diseñó su propio mono técnico inspirado en el traje de charro mexicano. A sus 64 años, sigue en activo y se prepara para el Campeonato del Mundo de Saalbach 2025, donde espera ganar y llevarse el logro de ser la persona con más edad en participar en un campeonato de este nivel.

Viajero por todo el mundo, ya sea por sus exposiciones fotográficas, sus actuaciones musicales, sus campeonatos de esquí o cualquier otro acontecimiento, y siempre de la mano de su esposa Simona, Hubertus también vivió un trágico suceso: su hermano Christopher, conocido familiarmente como Kike, falleció en extrañas circunstancias en una cárcel de Bangkok. En Tailandia intentaba perder peso en la misma clínica a la que acudía su madre, y tras caducarle el visado lo modificó por su cuenta y riesgo.

Fue condenado y recluido por falsedad documental, y en el 2006 murió en unas circunstancias nunca esclarecidas. Una tragedia de la que su madre nunca se recuperó. Su hermano Hubertus viajó a Bangkok para repatriar el cadáver y enterrarlo en el panteón familiar de Marbella, donde reposan los restos del padre de ambos desde 2004.