La exclusiva y rígida formación de la infanta Elena: colegios privados, carrera universitaria e idiomas en la intimidad

Nunca se consideró heredera ni se la educó como futura reina. Tuvo claro desde muy niña que sería su hermano Felipe quien sucedería a su padre. Sin embargo, lo que sí afectó mucho a Elena de Borbón fue el ser alejada de la Familia Real, de la que ya no forma parte —es sólo familia del Rey — y de su labor de representación institucional. Pero Elena, una vez más, aceptó, con disciplina y fidelidad, una decisión que habían tomado otros, algo que parece la tónica de la vida de una Infanta de España.

Quizá por eso, la Elena de Borbón tiene una relación tan próxima con don Juan Carlos . Los escándalos financieros y amatorios en los que se ha visto envuelto el rey emérito no han afectado a esta relación, al contrario, parece que la han fortalecido. Elena le visita a menudo en Dubái, donde el rey vive retirado, y le recibe siempre que se desplaza a España, habitualmente a Sanxenxo. Comparten el amor por los toros, la vela y la gastronomía, pero la hija mayor de don Juan Carlos guarda algo más en común con su padre: una manera quizá más tradicional de ver la Corona.

En una entrevista concedida cuando cumplió 50 años, doña Elena valoraba que el rey Juan Carlos les hubiera transmitido, a ella y a sus hermanos, «la cultura del esfuerzo» y la capacidad de «superar las dificultades». Ese fue el gran objetivo de su formación: mantenerse leal, pasara lo que pasara. Y doña Elena lo ha cumplido.

La infanta Elena nació el 20 de diciembre de 1963, en la clínica Nuestra Señora de Loreto: era la primera hija de don Juan Carlos y doña Sofía . En aquella época, los reyes eran todavía príncipes y vivían desde hacía unos meses en el Palacio de la Zarzuela. Una semana después de nacer, fue bautizada en una ceremonia a la que asistieron Francisco Franco y su esposa, Carmen Polo. Sus padrinos fueron su abuela paterna, María de las Mercedes de Borbón , y el infante Alfonso de Orleans.

Muchos se preguntan si doña Elena llevó bien el ser desplazada en la línea de sucesión por su hermano, cuando nació en 1968. En una conversación con la periodista Pilar Urbano, doña Sofía revelaba: «¡Como yo! Las dos hemos vivido una situación idéntica. Cuando nace Felipe, mi marido no es rey, ni siquiera ha sido designado heredero.

Pero ya desde niñas Elena y Cristina van sabiendo que el día que su padre reine, el inmediato sucesor será su hermano varón. Es lo mismo que yo viví desde pequeña». Su hermano Constantino , era el segundo de los tres hijos de Pablo de Grecia y Federica de Hannover. Doña Sofía era la mayor.

Y, tal como revelaba la emérita, la infanta Elena, al igual que ella, nunca ha dado muestras de envidiar a su hermano. En 2014, asistió llorosa a la proclamación de don Felipe como rey . La infanta no habría podido disfrutar de la libertad de la que disfruta hoy de haberse encontrado en el lugar de su hermano. Tampoco recibió la exigente educación de Felipe, pero tanto Elena como Cristina se formaron y se convirtieron en los primeros miembros de la familia Borbón en llevar una vida profesional, que todavía hoy continúa.

La infanta Elena estudió, junto a la Infanta Cristina , en el Colegio de Santa María del Camino, un centro privado de Madrid. La infanta nunca fue buena estudiante, sacaba los cursos con la ayuda de profesores particulares y, según publicó LOC, de un psicólogo. Los idiomas se le dan bin y se la ha escuchado hablando en inglés y en francés con soltura. Se cuenta que su madre, la reina Sofía, ha hablado siempre a sus hijos en inglés en la intimidad para reforzar su bilingüismo.

Al terminar su etapa escolar, escogió estudiar Magisterio en la Escuela Universitaria ESCUNI de Madrid. Obtuvo el diploma de maestra de Educación General Básica en la especialidad de inglés, en 1986, y trabajó unos meses en su antiguo colegio. Al año siguiente, comenzaría a trabajar en la escuela infantil Mikos, enclavada en el exclusivo barrio madrileño de El Viso.

Según contó la prensa de la época, la hija primogénita de los Reyes de España acudía diariamente, conduciendo su propio coche, a su puesto de trabajo y era tratada como cualquier otro miembro del profesorado. Hoy, la hermana mayor de Felipe VI trabaja como directora de proyectos Sociales y Cuturales de la Fundación MAPFRE, puesto al que se incorporó en 2008.

Para doña Elena, la Corona siempre ha sido lo primero. «Estoy contenta de la labor de representación institucional que llevo a cabo», explicaba en su entrevista de 2013. «Tuve la suerte de comenzar acompañando a los Reyes junto a mis hermanos, desde muy pequeños. Y poder vivir, en directo, actos y situaciones muy especiales tanto a nivel institucional como personal. He estado y sigo dispuesta a representar a España y al Rey; siempre. Nunca he puesto ni pondré inconvenientes». Doña Elena siempre ha ejercido su papel con orgullo.

Cuentan que, en algún acto privado al que asistido y en el que ha sonado el himno nacional, Elena también tiende a cuadrarse y mantener una postura casi marcial hasta que finaliza el himno. Doña Elena, a la que algunos periodistas llaman la «infanta castiza», ha heredado, además, un rasgo muy significativo de su padre: el equilibrio entre la distancia y la cercanía con la gente, eso que en don Juan Carlos se ha llamado «campechanía». La infanta también tiene el arte de practicarla lo que hace que se gane con facilidad a aquellos que la conocen.