Las claves de la mayor crisis de la realeza europea: por qué las familias reales están quitando títulos a sus royals, de Marta Luisa de Noruega a Joaquín de Dinamarca

La reina Margarita de Dinamarca ha empezado una verdadera revolución despojando de sus títulos de altezas reales a los nietos de su segundo hijo. ¿Será este acto el inicio de una guerra familiar y también dinástica?

La reina Margarita de Dinamarca junto a su hijo Federico. / GETTY

Elena Castelló
Elena Castelló

La reina Margarita de Dinamarca ha causado una revolución familiar y dinástica al despojar de sus títulos de altezas reales a los nietos de su segundo hijo, el príncipe Joaquín. Nicolas, de 23 años; Felix, de 20; Henrik, de 13; y Athena, de 10, hijos de los dos matrimonios del príncipe Joaquín de Dinamarca serán, a partir del año que viene, únicamente condes y condesa de Monpezat, el título que heredaron de su abuelo paterno, en abril de 2008, pero dejarán de ser príncipes.

Margarita ha reconocido su dureza como madre y abuela, pero no ha rectificado. Por encima de todo está la supervivencia de la monarquía y hay que adaptarla a los nuevos tiempos, reduciendo a lo imprescindible sus miembros con título y responsabilidades.

La reina danesa ha puesto en práctica, de forma radical, algo que ya está en la mente de todas las monarquías europeas, que deben renovarse para sobrevivir. Mantener una familia real es caro y multiplica el riesgo de escándalos y hay que tomar medidas.

Una nueva generación de «royals» se enfrenta a un mundo donde los miembros de la realeza deben demostrar que son útiles, si quieren sobrevivir. La realeza debe ser, ante todo, ejemplar y transparente, especialmente en lo relacionado con los ingresos y los gastos. A la gente le siguen gustando las tiaras, pero ya no tolera una exhibición gratuita de privilegios.

El despojo, la solución para quien no acata las reglas

Quien no acepta las reglas, es expulsado, como les sucedió a Harry y Meghan; quien es condenado por fraude, es apartado y despojado de sus títulos, como ocurrió con la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín; quien es acusado de delitos repugnantes, como el príncipe Andrés, implicado en los abusos sexuales a una joven, es tratado como un ciudadano más ante la justicia, aunque sea príncipe, y pierde sus privilegios.

Las familias reales europeas no pueden dejar sin respuesta las equivocaciones. Pero, además, quieren prevenir, y, por eso, después de la limpia, llega el redimensionamiento: no todos los descendientes serán ya príncipes, como ha decidido la reina Margarita de Dinamarca, causando un cisma familiar.

La diferencia entre Familia Real y familia del rey

El propio Rey Felipe dejó claro, al ascender al trono, que una cosa era la Familia Real y otra la familia del rey. Su hermana Cristina fue alejada en una estrategia de cortafuegos, por el escándalo Nóos, mientras la infanta Elena quedaba fuera y su actividad pública desaparecía casi por completo. El príncipe Felipe retiró, además, el titulo de Duquesa de Palma a la infanta Cristina. Sin embargo, la ex duquesa no renunció a su posición en la línea de sucesión al trono, como le pedía su hermano el rey Felipe.

Los cambios drásticos que el rey Carlos III quiere aplicar

El rey Carlos III de Inglaterra planea también reducir la familia real británica con deberes de representación, lo que significa una drástica disminución de gastos. Los múltiples primos octogenarios de la reina Isabel y los sobrinos que han representado a la reina a lo largo de su vida dejarán de ser miembros activos de la realeza, por su parentesco lejano.

Carlos III cuando era Carlos de Gales, junto a Lady Di. / GTRES

Carlos quiere limitar la «firma» a lo que podría llamarse «el núcleo duro», dejando fuera a su hijo Harry, y a su hermano, el príncipe Andrés. Parece que nunca tuvo buena sintonía con él y no se hablan desde el escándalo por supuesto abuso de menores en el que se vio envuelto estos últimos años. Ese núcleo duro se encargará de todo el trabajo. Las princesas Beatriz y Eugenia y otros sobrinos del rey conservaran su título, pero nada más.

La renuncia de Harry y Meghan

Harry y Meghan renunciaron voluntariamente a la primera línea de la realeza, para llevar una vida más privada. Aun así, pretendían conservar sus privilegios, aunque su estatus hubiera cambiado, y la reina Isabel dijo no. La decisión de los duques de Sussex de apartarse de sus funciones en la Corona, anunciada hace casi dos años, tomó por sorpresa a la propia familia real.

La consecuencia: Harry y Meghan ya no tienen el título de Altezas Reales y, por tanto, no reciben financiación pública ni representan al rey. Dejaron de ser realeza, aunque no miembros «muy queridos» de la familia. Eso sí, Archie y Lilibeth sí son príncipes, puesto que ahora son nietos de un monarca, a diferencia de cuando vivía la reina Isabel.

Meghan Markle y su marido Harry de Sussex.

Harry tampoco ha dejado de ser príncipe, porque lo es de nacimiento, y mantendrá la quinta posición en la línea de sucesión al trono. Pero perdió el título de capitán general de los Reales Infantes de Marina que recibió de su abuelo, el príncipe Felipe, y dejó de ser comandante de honor de las Fuerzas Aéreas Reales, la pérdida más dolorosa para él.

A pesar de todo, Harry y Meghan seguirán siendo Duques, título que recibieron de la reina al casarse, y eso les permitirá seguir manteniendo sus patrocinios privados en organizaciones y proyectos sociales. Harry se sintió profundamente herido, no parecía entender lo que significaba el paso que había dado, pero, cuando uno renuncia, lo hace del todo.

La denuncia que llevó al duque de York a perder todos sus títulos

Los dolores de cabeza de la reina Isabel se multiplicaron tras la denuncia de una joven que acusó de abusos sexuales al príncipe Andrés, duque de York, en el juicio contra el pedófilo Jeffrey Epstein. Perdió los honores militares y los patrocinios reales. Y ya no desempeña ninguna función pública. Tampoco volverá a usar su condición de Alteza Real.

La reina se hizo cargo del acuerdo económico extrajudicial alcanzado por Andrés con Virginia Giuffre, que aseguraba haber sido agredida sexualmente en varias ocasiones por el príncipe, cuando tenía 17 años. Bastante privilegio es ya que la reina pague tu millonaria indemnización.

Los continuos escándalos del príncipe Lorenzo

La familia real belga lleva años en el punto de mira, enfrentada a los despropósitos del príncipe Lorenzo, hermano menor del rey Alberto. Malversación de fondos públicos, actitud poco regia en desfiles y ceremonias, entrevistas en las que se ha quejado abiertamente de sufrir maltrato por la familia o de la relación con sus padres, los reyes Alberto y Paola, que protagonizaron una dura historia de infidelidades.

Lorenzo de Bélgica / GTRES

¿Habría que quitarle el título a Lorenzo? Puede, porque su comportamiento daña claramente a la familia real. Pero, el problema es que puede seguir con su trayectoria de escándalos y haga más daño desde fuera que desde dentro. Nadie está a salvo.

El polémico reparto de la reina Fabiola

Ni siquiera la ejemplar reina Fabiola, fallecida en 2015, que dejó un polémico reparto de su herencia, que tenía visos de malversación para evitar impuestos. La casa real decidió donarlo todo a una fundación que creó ella misma para ayudar a personas que vivían en la calle y a familias con necesidades económicas.

El matrimonio, otra forma de perder el título de realeza

Muchos han perdido su título solo por casarse, como el príncipe Friso de Holanda, que tuvo que renunciar a sus privilegios para casarse con Mabel Wisse, algo que suena muy antiguo, en un mundo donde los príncipes y las princesas ya se casan siempre por amor. A pesar de su renuncia, su matrimonio causó un escándalo por una antigua relación de Mabel con un conocido mafioso.

Friso murió en un trágico accidente de esquí, en Austria. Su muerte precipitó la abdicación de la reina Beatriz, muy afectada, y la ascensión al trono de Guillermo y Máxima, que tampoco han evitado el escándalo, por las millonarias propiedades que compraron en Mozambique y en Grecia, y por sus viajes de vacaciones en plena pandemia. Los súbditos ya no pasan ni una.

La firme decisión de Margarita de Dinamarca

Margarita de Dinamarca no ha querido esperar a la siguiente generación. El gesto ha causado un torbellino en la familia real y ha desvelado animosidades hasta ahora bien disimuladas. No había ninguna razón para hacerlo. ¿O quizá sí? Su hijo menor, Joaquín, no encajaba en la agenda real.

Su relación con Federico, el heredero, siempre ha sido complicada. Desde que se hizo público el deseo de la Reina todos aseguran entender la modernización de la monarquía pero creen que «debe hacerse de manera adecuada. Se trata de niños y es un asunto muy importante», según ha declarado Joaquín estos días.

Pero la casa real danesa ha recordado que hace ya siete años, en 2016, se anunció que el príncipe Christian, hijo mayor de Federico de Dinamarca, y el heredero al trono, será el único nieto de la Reina que reciba una anualidad del Estado, cuando cumpla la mayoría de edad.

Y no hay que olvidar que tanto Joaquín como su esposa, la princesa Marie, ya no acuden a la apertura del Parlamento, desde que se mudaron a vivir a Francia hace tres años, un cambio que parece que no fue del todo voluntario.

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