La infanta Cristina de Borbón cumple 57 años y se plantea hacer con Iñaki Urdagarin la terapia de pareja que no salvó el matrimonio de sus padres, Sofía y Juan Carlos

La infanta Cristina de Borbón cumple hoy 57 años. Una cifra importante en un 2022 que ha sido su via crucis particular. Un annus horribilis que estalló en enero con la publicación de unas fotos de Iñaki Urdangarin de la mano de Ainhoia Armentia , una compañera de trabajo. La situación dinamitó por completo su matrimonio y acabaron con el mito del príncipe azul y del amor eterno a pesar de las adversidades, la cárcel y los juicios.

«Eso del príncipe azul… son cuentos de hadas». La reina Sofía de Borbón y Grecia que soltaba esta perla de sabiduría en 1988 no hablaba en modo premonitorio ni abstracto. Sabía exactamente a lo que se refería. Por aquel entonces, su matrimonio con el rey Juan Carlos ya hacía aguas no solo debido a su infidelidad con amantes puntuales, sino a verdaderas relaciones paralelas que conocían periodistas, políticos y toda la llamada «corte de Mallorca».

Desde 1973, cuando el actual rey Felipe VI solo contaba con cinco años y la infanta Cristina XX, los reyes hacían vidas separadas. Entonces ni se planteaba la posibilidad de divorcio que el rey emérito quiso solicitar para casarse con Corinna Larsen.

Atados necesariamente por la institución, la familia permaneció aparentemente unida, pero la relación entre los reyes se fue deteriorando con el paso del tiempo. Tanta fue la tensión que acumularon las partes, que la infanta Cristina llegó a manifestar que era difícil soportar la presencia de ambos. Sin duda, aquella distancia tensa marcó a los tres hijos de la pareja. Sus padres quisieron evitarlo: fueron a terapia de pareja.

La decisión de acudir a un psicólogo para tratar de arreglar algo que, probablemente, nació roto salió mal. Pero, sin duda, demuestra la preocupación de los reyes por sus hijos, especialmente por el heredero, el príncipe Felipe. Parece que el niño se resintió especialmente por las ausencias de su padre: veía a su madre sola y triste continuamente, y parece que incluso llegó a saber de las amantes de su padre y de Marta Gayá, su pareja mallorquina.

El documental de Atresplayer «Los Borbones: una familia real» ha destapado un episodio trágico que refuerza el papel de víctima que ha jugado durante décadas la reina Sofía. En 1975, poco después de la muerte de Francisco Franco, esta cazó a su marido con una bellísima actriz española que cantaba cuplés.

Horrorizada, cogió a sus tres hijos y se marchó a India, donde residía su madre, la reina Federica. Esta la convenció para volver a Zarzuela. «A una princesa o a una reina, su marido nunca la engaña. Y si la engaña, nunca se entera», le dijo su madre. Y hasta hoy.

La terapia de pareja salió mal. Era previsible, pues el rey Juan Carlos llevaba años con una vida paralela y veía su matrimonio con la reina Sofía como lo único que impedía su felicidad. La decisión de Sofía de aguantar y mantenerse solo le complicaba más la libertad, de ahí el resentimiento que la convirtió en enemiga.

En esa complicadísima situación, más que una terapia de pareja hubiera sido necesaria una terapia para deshacer la pareja, ese «conscious uncoupling» que popularizaron Gwyneth Paltrow y Chris Martin y que, según sus propias explicaciones, posibilitó que pudieran mantener una relación cordial tras su divorcio.

Ahora que se baraja la idea de una posible terapia de pareja para la infanta Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarín, la situación entre el rey Juan Carlos y la reina Sofía y su intento de arreglarla vuelve a ser significativa. ¿Puede funcionar una terapia de pareja cuando una de las partes del matrimonio ha rehecho su vida sentimental con otra persona? ¿Podría plantearse la infanta de Cristina volver con su ex, si este dejara la relación con Ainhoa Armentia?

Sería una buena noticia si se confirmara que la infanta Cristina e Iñaki Urdangarín acuden o están pensando en acudir auna terapia. No para arreglar un matrimonio que se rompió, ya sin esperanza, cuando trascendió la relación de Urdangarín con Ainhoa Armentia, su compañera de trabajo en el despacho de abogados de Victoria que permitió al ex duque de Lugo lograr un régimen penitenciario de semilibertad.

Ya hacen vida de pareja en la capital alavesa, con lo que es complicado que ese nuevo amor se rompa para que el ex jugador de balonmano vuelva a entrar en la familia del rey. Sí sería más que conveniente que Cristina e Iñaki iniciaran un proceso de reparación y reconciliación, para construir una relación amistosa que le facilitara la vida a sus cuatro hijos. Sin duda tendrán que coincidir en las fechas importantes de todos ellos y la tranquilidad de saber que pueden charlar y compartir esos momentos de felicidad es clave para el bienestar de toda la familia.