ESTÁ AISLADA EN ZARZUELA
ESTÁ AISLADA EN ZARZUELA
Casi en la misma semana, Letizia recibe los máximos halagos y la reina Sofía desciende a los abismos del 'hate' en las redes sociales donde la gente se dedica a criticarlo todo. Y las dos por el mismo motivo: su pericia a la hora de dar discursos. La emérita dijo unas palabras para agradecer la Medalla de las Islas Baleares el pasado 29 de febrero que no recibieron precisamente aplausos. Las críticas son ya conocidas: la veterana monarca, residente en Zarzuela desde 1962, no habla precisamente bien el español. Letizia, sin embargo, borda mucho más allá del idioma. Lo suyo es la excelencia.
Evidentemente, esta polarización es injusta, como casi todo lo que surge de una comparación. Pocas mujeres podrían salir indemnes de una competición con las dotes comunicativas de la reina Letizia. Pero, además, los titubeos y errores con el español de la reina Sofía dicen más de los dramas que la monarca acumula en su biografía que de una falta de interés o indelicadeza. No se ha contado la verdad sobre la vida de Sofía de Grecia.
Durante décadas, la reina Sofía limitó su actividad a lo que se le ordenó desde Casa Real, nada que ver con el papel que su madre, la reina Federica, tuvo en la monarquía griega y en su propia familia. Si a Federica se le adjudicaba ser el cerebro político de la familia real griega e incluso la responsable de la internacionalización de la imagen paradisíaca de Grecia, Sofía vivió justo lo contrario. Su rol apenas fue el de saludar y sonreír, siempre al lado del rey Juan Carlos.
Las imágenes más populares de la reina Sofía en solitario fueron, durante las décadas de los 80 y 90, sus posados con pandas, koalas y tortugas. La sensibilidad de la monarca con los animales fue su pasaporte directo al corazón de los españoles, seducidos por la ternura de una serena reina silenciosa que achuchaba a animalitos de lo más simpáticos.
El pasado septiembre, una Sofía de Grecia de 85 años daba una vez más lecciones de ecologismo vistiendo el chaleco de voluntaria para limpiar las playas de La Manga. Este fin de semana estará en La Laguna, donde presenciará la suelta de tortugas en un centro de recuperación de fauna silvestre.
Después de décadas de oportuno silencio, en los últimos años vuelve a saltar el estupor al comprobar que la reina Sofía no habla un español fluido. Y parece que hasta existe cierta sorpresa, probablemente porque los cronistas encargados de seguir a la familia real jamás fueron claras al respecto.
La dificultad de la reina Sofía con nuestro idioma siempre se ocultó en las crónicas reales. De hecho, una de las poquísimas periodistas que sí hablaba de ello, Pilar Eyre, se ha encargado de recordar en estos días cómo la criticaban cuando así lo hacía. «Cada vez que lo he dicho se me tiraban encima».
Eyre ha querido descubrir, además, las razones profundas de esta desconexión de la reina Sofía con el idioma español que es, trágicamente, una triste desconexión de su entorno. La autora de 'La soledad de la reina' explica que la lengua materna de Sofía de Grecia es el alemán.
«Federica hablaba a sus hijos en alemán y Constantino se expresaba tanto en alemán como en inglés», apunta. De hecho, aprendió el griego ya con ocho años, pues vivió más en el exilio o en un internado alemán que en su propio país. «Jamás se ha sentido cómoda hablando griego», desvela.
La reina Sofía, durante su discurso en agradecimiento de la Medalla de Oro de las Islas Baleares. /
«La reina emérita conoció al rey Juan Carlos hablando en inglés y continuaron hablándose en este idioma», sigue abundando Pilar Eyre. «También a sus hijos: el idioma de su hogar siempre ha sido el inglés, aunque si había gente delante procuraban hablar en español». La periodista experta en casas reales confirma que, una vez en España, Sofía tomó clases de español y, de hecho, hablaba con mucha más fluidez de la que hoy le escuchamos. De ahí el drama.
«La verdad es que últimamente habla muy mal», reconoce Pilar Eyre. «Y no creo que el motivo tenga que ver con la edad, porque la reina está fenomenal. La reina Sofía está ágil, se desplaza, viaja, tiene mucha actividad. Viaja al extranjero continuamente, mucho más de lo que imaginamos«.
«La rena Sofía va a Paris a ver a su prima Tatiana, con la que habla en francés. Visita a sus primos en Alemania, a su familia griega en Atenas… Menos a Abu Dabi, va a todas partes. Pero no practica el castellano y lo está perdiendo», explica la Pilar Eyre en su canal de YouTube.
Para Eyre, el problema es evidente, aunque nadie lo haya mencionado junto a las críticas a su dicción española. «La reina vive absolutamente aislada en España. No tiene relación con nadie. De hecho, ella misma dice que no tiene amigos aquí. Solo se relaciona con sus parientes, con los que habla en alemán, francés o inglés, y con su hermana. Y no habla con absolutamente nadie más, aparte de las ceremonias oficiales a las que debe asistir. Es lógico que pierda el idioma si no lo habla con nadie».
Es fácil, sin conocer las particularidades del día a día de la reina Sofía, detenerse en la crítica fácil a su manera de hablar el español. Pero debemos tener en cuenta cómo es su entorno y la realidad de su vida en España. Tampoco ha de tener demasiadas ocasiones de actualizar el idioma, en un entorno muy deseoso de hacerle las cosas fáciles. Y no nos referimos solo a sus hijos, familiares y amigos.