Tras dos años en los que el balcón de Buckingham Palace no se ha llenado de royals debido a la pandemia, estamos deseando quién entra y quién sale de la foto que marca la geopolítica familiar y el estado sentimental de los Windsor. Se trata de la celebración del 96 cumpleaños de la reina Isabel II, su Jubileo de Platino, con el espectacular desfile militar Trooping the Colour. Este año se avecinan varias bajas: las de Meghan Markle y Enrique de Inglaterra y la del príncipe Andrés. Por primera vez en la historia, la reina ha decidido que solo los miembros de la familia real con agenda oficial se beneficien de este momento viral, con lo que descarta a la familia estadounidense y a su hijo favorito, despojado de dignidad royal tras su implicación en la trama de tráfico de menores del millonario Jeffrey Epstein.
La decisión de la reina Isabel II de limitar al máximo los miembros de la familia real que representan a la Corona británica tiene el apoyo decidido de Carlos de Inglaterra, futuro rey y convencido de que la monarquía británica tiene que disminuir su tamaño considerablemente si pretende sobrevivir. Sigue así los pasos de la monarquía española, otra institución que ya ha minimizado riesgos al limitar al máximo la extensión de los privilegios que supone ser un miembro activo de la realeza.
En el año del lanzamiento de Facebook, cuando las redes sociales aún no habían revolucionado la comunicación y relaciones públicas de la monarquía, el balcón de Buckingham Palace en el desfile Trooping the Colour estaba falto de brillo y chispa. Aún no habían llegado Kate, Meghan y Camilla, y el príncipe Carlos y sus hijos aún mostraban el rictus triste y oscuro en el que se instalaron tras el fallecimiento de Diana de Gales. Con la princesa Ana sumándose al uniforme militar, solo la reina Isabel II y Sofía de Wessex, esposa del príncipe Eduardo, aportaban un poco de moda, la mínima, al conjunto. Hoy la vemos como una foto de otra era: demasiado institucional, gris y aburrida.
El cambio en el balcón de Buckingham Palace solo siete años después es notable. La necesidad de ofrecer imágenes excitantes que logren el interés y el favor de la audiencia viral abrieron las puertas palaciegas a integrantes silenciosos de la familia real británica, como la princesa Michael de Kent o Catalina de Kent. Beatriz y Eugenia, las hijas del desaparecido príncipe Andrés (es el hijo de la reina que más veces se ha perdido su cumpleaños), comienzan a tomar protagonismo viral en estos años. También podemos ver a Camilla, aún en periodo de prueba tras su matrimonio en 2005.
Conforme avanza la década, crece la tensión entre los miembros de una familia real crecientemente cuestionada y bajo la lupa de la opinión pública. Comprobamos en la foto del balcón de Buckingham Palace que cada junio celebra el cumpleaños de Isabel II cómo aparecer inmortalizado es cada vez más importante. Ninguno de los miembros de la familia real quiere dar la impresión de que pierde el favor de la reina y los privilegios que eso conlleva, sobre todo si el comportamiento privado puede necesitar de la protección real. Es el caso del príncipe Andrés, quien en estos años se fotografía más que nunca junto a su querida madre. De hecho, es él quien ocupa el lugar de Felipe de de Edimburgo, ausente.
Por estas fechas, la centralidad de la figura de Kate Middleton en la familia real británica ya es innegable: lleva ya en brazos al futuro rey Jorge y logra puntuaciones máximas en las encuestas de popularidad. Isabel II y sus atinados asesores de comunicación insisten en subrayar la juventud, inteligencia y belleza de la familia del príncipe Guillermo, metáfora del brillante futuro de la monarquía. Comienza también ahora la ascensión más inesperada: la de Camilla Parker Bowles, cuestionada y hasta insultada desde que entró en la familia real.
En la última foto del Jubileo real en el balcón de Buckingham Palace nos encontramos con la oveja negra de la monarquía británica, la mujer que sacó a la luz las luchas de poder de una familia en la que el poder se antepone a los sentimientos. Se trata de Meghan Markle, protagonista de cada foto y cada acto oficial de los Windsor desde que se instalara en Londres en 2017. Aunque la relegaran a la tercera fila, detrás incluso de los niños, todos los ojos estuvieron puestos en ella. Eclipsó a Camilla, a Kate y a la mismísima Isabel II, escoltada aquí de nuevo por el polémico príncipe Andrés.