CUMPLEAÑOS ROYAL Así han celebrado Máxima y Guillermo de Holanda el Día del rey: looks coloridos, una notable ausencia y (mucho) Mambo

El Día del Rey en los Países Bajos celebra desde 1885 el cumpleaños del soberano. Desde hace una década, ese cargo tiene el nombre de Guillermo Alejandro , que junto a su mujer Máxima, vuelve a festejar este importante día juntos y en familia. Esta festividad, conocida como Koningsdag en holandés, es fiesta nacional en el país y los ciudadanos se echan a unas calles animadas por música y puestos de venta de comida y bebida.

Este año, Guillermo cumple 56 años, los últimos nueve de ellos como rey. De hecho, en unos días se cumplirá una década de su entronización, otro día para recordar y con una celebración muy especial ya que ni los reyes saben quiénes se sentarán en su mesa. Tal y como indicaron en la página web oficial, será la población quien escoja a los invitados. El único requisito es que «merezcan un 10 por su especial importancia para su entorno». Es decir, «un ayudante de los necesitados, un faro en el barrio, un solucionador de problemas, un líder, un reconciliador, un inspirador o un conector», explica la web.

Para celebrar este día tan especial, el monarca se ha rodeado de su familia, con una ausencia: Alexia no ha podido asistir porque se encuentra en las últimas semanas de su formación académica en el UWC Atlantic College, el mismo colegio en el que estudia Leonor.

Para el posado oficial, las mujeres de la casa real holandesa han apostado por una explosión de color en sus looks: del fucsia de Amalia, al azulón de Ariane pasando por el vestido verde de Máxima, un dos piezas de la firma belga Natam. La familia real de los Países Bajos ha incorporando a la fotografía a Mambo, un caniche que fue presentado en sociedad en la cuenta oficial de Instagram en octubre de 2021.

Aunque para «mambo» el que han tenido los miembros de la familia real cuando han terminado los posados oficiales y se han lanzado a recorrer las calles de Róterdam al ritmo de la música. Máxima, como es habitual, ha echado mano de su naturalidad y su espontaneida para unirse a la fiesta.

A sus 56 años recién cumplidos, el monarca holandés sigue conservando algo de aquel joven seductor y vividor que fue en sus años mozos. De hecho, en su juventud le apodaban 'Pils' por su afición a la cerveza (la cerveza Pilster para ser exactos). Su adolescencia estuvo marcada por sus sueños de ser piloto y su éxito con las mujeres hasta que llegó la argentina que le robó el corazón.

El soberano de los Países Bajos pasó su infancia en el castillo de Drakensteyn junto a sus hermanos Friso y Constantino. Los tres hermanos apenas se llevaban un par de años, así que compartieron juegos y travesuras junto a su madre, la reina Beatriz, que por entonces aún era la heredera, lo que le permitió pasar más tiempo junto a ellos. La llegada al mundo del primogénito de la futura reina y su marido, Claus-Georg von Amsberg, apaciguó el clima de escándalo y polémica que había crecido tras el enlace que unió a la futura reina con un noble alemán ex miembro de las Juventudes Hitlerianas y del Ejército alemán bajo el nazismo.

Tras estudiar en una escuela protestante de La Haya, Guillermo se formó en el United World College of the Atlantic, el mismo colegio de Gales en el que está cursando estudios la princesa Leonor, lo hará la infanta Sofía y también es alumna su hija, la princesa Alexia. El internado, conocido por su educación progresista (de ahí que le rebautizaran como el Hogwarrs hippie ), supuso un periodo de aprendizaje y crecimiento para el príncipe. En lo bueno y en lo malo, en el estudio y en las cañitas.

Salía con sus amigos a recorrer los pubs de la zona y su afición a la cerveza dio origen al mote que le puso la prensa de la época (Pils). Después, volvió a su Holanda natal para estudiar Historia en Leiden. Es en esos años en los que se va forjando su fama de conquistador: una amiga de la infancia, la hija de un político, una modelo y una azafata llamada Emily Bremers con la que a punto estuvo de llegar al altar y ocupar el lugar que después ocuparía Máxima.

A principios de este 2023, Máxima y Guillermo cumplían sus bodas de roble, 21 años de un enlace que se celebró en la Iglesia Nueva de Amsterdam, ante millones de telespectadores. El heredero contraía matrimonio con una argentina que había trabajado hasta entonces como economista en Nueva York. Los novios se habían conocido en 1999 en la Feria de Abril de Sevilla, de ahí que guarden tan buen recuerdo y sea muy habitual verles a ellos o a sus hijas en el popular festejo. Este año, sin ir más lejos, ha sido su hija mayor, Amalia, la que se ha vestido de flamenca y paseado en coche de caballos por el recinto.

Sus lazos afectivos con la ciudad de Guadalquivir y con toda Andalucía en general es tal que en 2023, coincidiendo con su vigésimo aniversario, visitaron Granada, Córdoba, Jerez de la Frontera y, por supuesto, Sevilla.

La relación del heredero con la hija de un secretario de Agricultura durante la dictadura de Jorge Videla fue un escándalo tal que a punto estuvo Guillermo de renunciar al trono por amor. El Parlamento llevó a cabo una investigación para poder autorizar el enlace. El informe concluyó que era «inconcebible que el padre de la futura princesa desconociese la represión en su país», aunque «era prácticamente imposible que estuviera involucrado en la violación de los derechos humanos».

De aquello han pasado ya más de dos décadas y desde entonces la pareja siempre se ha mostrado unida y fuertemente compenetrada. La espontaneidad de Máxima ha marcado las apariciones públicas de la pareja que lo mismo se lanza por sevillanas que por ritmos tribales como vimos hace unos meses durante su gira por el Caribe. También han tenido momentos críticos, como el escándalo de unas vacaciones lujosas o las amenazas de muerte que ha recibido su hija mayor y heredera al trono. Hoy, sin embargo, todos estos quebraderos de cabeza quedan aparcados para disfrutar de su día, el Día del rey.