España ha dado muchas cosas al clan de los Orange-Nassau, casa reinante en los Países Bajos. Para empezar, una reina. La actual monarca holandesa, Máxima Zorreguieta , conoció al actual rey Guillermo en nuestro país, cuando ella era aún plebeya y él solo un príncipe con fama de «bueno para nada». Aquel encuentro acabó en boda real en 2002.
Como es lógico, la casa real holandesa y la española han cruzado sus destinos en más de una ocasión. Por ejemplo, la princesa Beatriz de Holanda fue testigo de la boda en Atenas de nuestra reina Sofía con el rey Juan Carlos.
Pero hoy que los reyes son otros, Letizia y Felipe, parece que esa buena relación ha perdido su brillo. ¿Será por eso que Máxima de Holanda y sus hijas prefieren venir a nuestro país de incógnito?
Cuentan los expertos en casas reales que durante un breve tiempo Máxima le sirvió a Letizia de cicerone en el complicado mundo del protocolo en los saraos royal. De hecho le presentó a la entonces novata princesa de Asturias el grupo de las princesas M: las plebeyas que habían ascendido a royals, un grupo formado por la propia Máxima, Mary de Dinamarca y Mette Marit de Noruega.
Para 2013, cuando se produjo el primer viaje oficial a España de Máxima y Guillermo como reyes de los Países Bajos, las expectativas del encuentro entre ambas mujeres era máximo.
Pero en ese mismo viaje un periodista preguntó a pie de calle a la recién estrenada reina de Holanda si veía a nuestra princesa de Asturias como la persona idónea para convertirse en reina en el futuro y la respuesta de la argentina no fue del gusto de todos. «Yo no puedo responder a eso», dijo. Los ánimos entre ambas mujeres parecieron enfriarse.
Con el tiempo las comparaciones entre la reina Máxima y la reina Letizia han sido constantes y con ánimo de crear polémica. El año pasado, por ejemplo, mientras la reina Letizia se mostraba impoluta en Mauritania (a pesar de su famoso look con chaleco rojo), la reina Máxima llegó a su visita oficial a Tanzania despeinada, sin maquillaje y calzada con mocasines y calcetines. Todos alabaron su naturalidad. Hizo falta una tormenta de arena para que también alabaran el esfuerzo de Letizia en su viaje africano.
Pero si existe algo que ha conseguido enfriar la buena relación entre ambas mujeres más que la presión mediática ha sido la buena relación que ha mantenido siempre la reina Máxima con la infanta Cristina, una persona non grata en la corte española desde que estalló el caso Nòos.
Relaciones institucionales aparte, la reina Máxima ha sido desde siempre una gran fan de nuestro país. No es para menos. Desde el momento en el que la reina Máxima ingresó en la familia real un poco de España lo hizo con ella. De hecho los ancestros de la reina Máxima (que se apellidaban Sorreguieta, sin la «z») provienen del municipio guipuzcoano de Elduain.
Sin lugar en lo más alto del top 10 de momentazos Orange-Nassau con España se encuentra la Feria de Sevilla de 1999, esa en la que una amiga íntima de Máxima Zorreguieta, Cynthia Kauffman, le presentó a la argentina a un chico que había conocido en la maratón de Boston pero «parecía de madera» por lo mal que bailaba.
El chico en cuestión era bromista y amable y se cuidó mucho de decirle a la mujer con la que compartió chistes que algún día sería rey de un país europeo. Dos años más tarde de aquel encuentro sevillano la pareja estaba comprometida y en 2002 se casaron en una emotiva ceremonia retransmitida por televisión. Para rememorar el origen de su historia de amor, la pareja y sus hijas retornaron a la feria sevillana veinte años después vestidas de flamenca.
A las raíces remotas y su historia de amor Máxima de Holanda tiene ahora otro motivo para que le guste España: es el sitio donde su amenazada hija, la princesa Catalina Amalia, se siente libre y segura.
La heredera del trono de los Países Bajos está pasando por uno de los momentos más duros de su vida viviendo bajo la amenaza de secuestro de la mafia. Mientras que en su país vive bajo supervisión constante y encerrada en palacio, la hija de los monarcas holandeses ha descubierto que no hay mal que no cure una tarde paseando por Madrid.
Antes de la gira por el Caribe que se ha convertido en su primer viaje oficial la princesa fue captada junto a su madre de compras secretas por la capital de España. Apenas unos días después de finalizar su viaje, la princesa ha sido «pillada» de nuevo en Madrid, pero esta vez acompañada por sus amigos.
Una experiencia, la de pasear anónimamente por el Barrio de Salamanca madrileño, que ya experimentó en mayo del año pasado, aunque en aquella ocasión solo la acompañaba una amiga.
Parece que la hija mayor de los reyes de Holanda ha convertido a España en su refugio, pero no todas las relaciones entre nuestro país y los royals holandeses han sido siempre tan fluidas como antaño y ahora la casa de Orange-Nassau prefiere venir a España por placer, fuera de los focos y sin pisar Zarzuela.
20 de enero-18 de febrero
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