La reina Margarita y los príncipes Federico y Mary, en una imagen reciente. / gtres

Culebrones royal

Los daneses están hartos de su familia real: de los errores de la reina Margarita a las supuestas infidelidades del príncipe Federico

Entre la indiferencia y el hastío parece que el pueblo danés se ha cansado de los dramas de su familia real, con la crisis del príncipe Federico a la cabeza. ¿Lograrán recuperar la buena fama y el interés de su pueblo?

Tras un 2022 para olvidar, con la crisis de los títulos principescos revocados en plena ebullición fastidiando el final de año, se esperaba que en 2023 la familia real danesa mantuviera un perfil bajo y equilibrado. Pero la tormenta mediática desatada por la exclusiva de Lecturas sobre Federico de Dinamarca y Genoveva Casanova ha convertido, de nuevo, el final del año royal danés en una pesadilla mediática para la reina Margarita y sus herederos.

Aunque la crisis parece haber amainado, en el desinterés de la prensa y el público danés por la vida personal de su próximo rey se percibe, más que respeto, un cierto tufo a hartazgo junto a una crítica unánime: la casa real danesa maneja mal las crisis que tienen que ver con asuntos del corazón.

La propia monarca acabó confesando, después de ver a su hijo, el príncipe Joaquín, hablando con los medios visiblemente afectado por la frialdad con la que su madre había revocado los títulos a sus propios nietos, que quizá su gestión de este tipo de crisis no sea la más adecuada.

Federico y Mary de Dinamarca no pasan por su mejor momento después de la publicación de las fotos del príncipe junto a Genoveva Casanova. / gtres

Pero un año más tarde, ha vuelto a pasar. Surgen rumores sobre un escándalo en la corte y la única solución que se les ocurre a los implicados es enviar un escueto comunicado afirmando que su política es «no comentar ni confirmar ningún detalle relacionado con asuntos privados», aunque esos asuntos privados incluyan un vídeo, un reportaje fotográfico y una futura reina, Mary Donaldson, que se ha enterado por la prensa dónde estaba su marido mientras ella viajaba a Estados Unidos para representar a su país de adopción.

El hastío por las historias de la realeza

En Dinamarca todo el mundo tiene claro que su reina morirá al estilo de Isabel II, con las botas puestas. Nunca abdicará. Y aunque sigue siendo una figura admirada, en los últimos tiempos los medios de comunicación daneses se están atreviendo a criticar algunas de sus decisiones recientes o incluso afearle ciertos detalles.

Como cuando en la cena de gala con la agasajó a los reyes de España en su reciente visita a Dinamarca en noviembre se presentó arropada por una impresionante estola de piel que casi engullía su vestido reutilizado de la diseñadora danesa Birgitte Thaulow. Un signo de lujo en el pasado, las pieles, que hoy por hoy, en citas oficiales como la de aquella noche, se considera políticamente incorrecto, especialmente en un país que presume de que dejará de vender pieles naturales, como fecha límite, el 1 de enero de 2025.

Que en su discurso de recibimiento de la reina Letizia y el rey Felipe VI se confundiera de fecha al nombrar el día de la boda de los reyes de España (que colocó en junio en vez de en mayo) tampoco ayudó.

En menos de un año el público ha afeado su actitud para con su hijo Joaquín y sus nietos, ha sospechado del origen del dinero con el que su hijo ha comprado una casa en Dinamarca que ha resultado ser, literalmente, un nido de ratas.

La rama exitosa de la familia, la conformada por el príncipe Federico, también le ha salido rana. Se le criticó a la monarca que permitiera que la princesa heredera Mary se empeñara en escoger para su hijo un colegio privado reservado para la élite (del que después tuvo que sacarle a toda prisa por las denuncias de bullying). Y ahora, ha llegado Genoveva Casanova.

Los rumores de infidelidad han asaltado varias veces al matrimonio ideal formado por Mary Donaldson y el príncipe Federico. En 2016 éste fue acusado por el semanario Her & Nu de haber recurrido a los servicios de una profesional en estas lides que confesó a su sexólogo, un hombre llamado Jakob Oirik, que el royal se encontraba entre su lista de clientes habituales.

El plan para recuperar la confianza del pueblo en fin de año

En aquel momento, como ahora, el palacio dio también la callada por respuesta y tras un poco de revuelo los medios hicieron un esfuerzo por olvidar. La única diferencia es que en esta ocasión la reina parece dispuesta de nuevo a ganarse el cariño y la atención positiva perdidas con un truco magistral: hacer que todos vuelvan a casa por Navidad.

El último comunicado de la casa real danesa confirma que esta Navidad la reina no la pasará sola en el castillo de Marselisborg, como sí le sucedió el año pasado, sino rodeada de sus hijos y sus nietos. Una estampa que no se repetía desde 2019, incluso antes de la crisis de los príncipes convertidos en condes.

La reina Margarita en la fiesta de cumpleaños de Christian de Dinamarca. / getty images

En un giro de guión inesperado, la reina celebrará la Nochebuena con la familia del príncipe heredero en pleno y también con el príncipe Joaquín y su mujer, la princesa Marie, y sus dos hijos. Un grupo al que también se unirá el día 25 de diciembre el guapo conde Félix, hijo menor del príncipe Joaquín y su primera mujer, la condesa Alexandra. El único que se va a perder el sarao es el nieto mayor de la reina, el conde Nikolai, que prefiere pasar la Navidad en el extranjero. ¿Conseguirá esta estampa navideña ganarse el interés de la prensa y el público? Está por ver.