Cuando todo el mundo creía que la situación entre Federico de Dinamarca y Mary Donaldson no podía ser más tensa, llegó la reina Margarita y lanzó el órdago de su abdicación en fin de año . Comprensible que la australiana llorara a moco tendido por abandonar sus vacaciones de Navidad y tuviera que hacer frente a todo lo que le esperaba en su país adoptivo.
Entre el shock de la noticia del estreno como reyes y la supuesta crisis matrimonial post escapada madrileña del heredero del trono, no ha transcurrido el suficiente tiempo como para asentar las cosas en los monarcas novatos.
Y la prensa y los analistas daneses también están aportando su granito de arena a la escalada de tensión: las expectativas acerca de la nueva pareja real están muy altas, tanto que el trono puede convertirse en un regalo envenenado para ellos.
Algunos sectores críticos con la decisión de la reina Margarita , como el periodista Paul Madsen, apuntan a que la retirada prematura de la veterana ha complicado la subsistencia de la corona danesa. «La institución de la Casa Real danesa puede ser un insulto a nuestra inteligencia y comprensión democrática, pero obviamente eso no significaba nada porque teníamos a Margarita. Ahora se acabó el cuento de hadas. Margarita se lo ha cargado abdicando», afirma desde las páginas de Altinget.
Otros, más moderados, prefieren conceder el beneficio de la duda a los novatos mientras recuerdan a los estupefactos daneses que junto a la reina se va su corte y sus asesores, y que no sólo han estrenado reyes el 14 de enero, sino también un nuevo equipo de asesores con un hombre, Christian Schønau, al timón. Y, por supuesto, está el espinoso tema de los títulos pendiente.
Nadie duda de que Federico y Mary van a tener que trabajar duro para alcanzar los mismos niveles de confianza que poseía la reina Margarita. Y no lo tienen fácil porque aunque han inventado todo un mundo de causas solidarias, fundaciones y eventos que los intenta mostrar cercanos a su pueblo (qué otro familia real europea organiza una carrera y corre en ella año tras año, por ejemplo), las hemerotecas echan humo recordando las meteduras de pata de Federico .
A Federico X de Dinamarca están a punto de achacarle lo mismo que a Carlos III : su afición muy poco royal de meterse en política. Hace años su ingreso en el COI, en contra del consejo de gobierno de su país, levantó ampollas y, al final, tuvo que dimitir. Si en su futuro como rey se percibe que intenta tener su propia red de influencias políticas, le puede costar caro.
Pero sin duda el tema que más «chicha» tiene para el gossip royal es el de la situación de los mellizos de la pareja, que acaban de cumplir 13 años, los príncipes Vincent y Josephine. Los más pequeños de la saga familiar se pueden convertir en un nuevo punto de fricción entre Mary Donaldson y su esposo.
Un drama que se ha mantenido en segundo plano desde que la reina Margarita retiró los títulos principescos a los hijos del hermano de Federico, el príncipe Joaquín . En aquel momento la princesa Mary aseguró que sus propios hijos podrían no librarse de la experiencia de pasar de príncipes daneses a condes . Sus palabras de consolación a sus cuñados fueron «También revisaremos los títulos de nuestros hijos cuando llegue el momento».
Pues bien, el momento puede haber llegado. El príncipe Christian se convierte en príncipe heredero ahora que sus padres son reyes, la princesa Isabella sería su «repuesto» lógico, ¿pero los más pequeños de la familia seguirán siendo príncipes ahora que son sus padres quienes deciden quién ostenta cada título?
¿Cumplirá Mary la promesa que hizo cuando sucedió la gran crisis de 2023? ¿Exigirá el príncipe Joaquín un cambio en el estatus de sus sobrinos que los iguale a sus propios hijos? ¿Se enfrentará Mary Donaldson a su marido para retirar los títulos a los más pequeños e intentar que sigan manteniendo una infancia de perfil bajo como hasta ahora? Todo apunta a que se avecina otra crisis en la corte danesa.
20 de enero-18 de febrero
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