Un día a bordo
Un día a bordo
Desde que zarpara de tierras canarias el pasado 11 de enero, la princesa Leonor continúa su formación militar a bordo de el buque escuela Juan Sebastián Elcano surcando el océano Atlántico rumbo a tierras sudamericanas. El barco tiene previsto su llegada a Salvador de Bahía, en Brasil, el próximo 14 de febrero. Hasta entonces la vida a bordo se divide entre las tareas propias del día a día, los momentos dedicados al ocio y alguna fiesta que forma parte de la tradición.
En este largo mes sin pisar tierra firme, tanto la princesa de Asturias como el resto de guardiamarinas siguen un estricto horario que incluye tareas relacionadas con su formación académica (estudian navegación y cartografía entre otras materias) y también la formación física, algunas de ellas bastante arriesgadas como subir el mástil de 50 metros del velero. Todas estas tareas quedan plasmadas en una serie de imágenes hasta ahora inéditas del desempeño de Leonor a bordo del buque y que ahora ven la luz.
El día comienza para la princesa y el resto de sus compañeros a las 6:45 de la mañana. Quedan exonerados de este madrugón los guardiamarinas que han estado haciendo guardia. Después de un tiempo para el aseo y arreglar sus camarotes, es momento para el desayuno antes de comenzar con el estudio de algunas de las 18 asignaturas que contempla la formación de los tripulantes de Elcano. La asistencia a clase continúa hasta las 12 del mediodía, con un pequeño descanso hasta las 13 horas, momento en el que se sirve el almuerzo. Después continúa la formación hasta las seis de la tarde.
Las imágenes que ha distribuido la Casa Real española se corresponden con los diferentes ejercicios que realizan los guardiamarinas durante la travesía, como la subida a palos, el aferrado de velas, orientación mediante sextante, preparación y mantenimiento del barco antes y después de cada escala, así como de la vida a bordo, en el almuerzo con sus compañeros, asistencia a conferencias y guardias.
Algunos de las fotografías son realmente impresionantes y no aptas para los que sufren de vértigo, especialmente las que tienen que ver con los ejercicios que se realizan a gran altura. La subida del mástil mayor del buque Elcano es si duda una de las que más riesgos tiene.
La princesa Leonor no pisará tierra firme hasta mediados del mes de febrero. Mientras tanto se va formando en tareas como el empleo del sextante, un instrumento de medición de ángulos que ha sido utilizado desde hace varios siglos en la navegación y la astronomía. Su diseño se basa en un marco con un limbo graduado, un índice móvil y un espejo que refleja la imagen de un objeto celeste o terrestre hacia el visor.
Los guardiamarinas realizan a bordo parte de su plan de estudios del tercer curso de carrera, cursando asignaturas de Navegación, Astronomía, Meteorología, Operaciones Anfibias, Apoyos y Servicios de Combate y Maniobra, entre otras.
El menú del buque Elcano está supervisado por nutricionistas y en él no pueden faltar dos de los platos más típicos de la Península Ibérica, como son el jamón y la paella. Las comidas las preparan dos cocineros de la tripulación ayudados por pinches.
Tanto Leonor como el resto de los guardiamarinas tienen aún por delante meses de formación y convivencia. Después de pasar un tiempo en alta mar, tocarán tierra en Brasil el 14 de febrero para seguir ruta hacia Montevideo, la capital de Uruguay, donde permanecerán del 5 al 9 de marzo. El itinerario continuará entonces por Chile y Perú antes de navegar hacia Panamá, donde el buque estará del 3 al 5 de mayo. El punto final llegará en Nueva York el 5 de junio tras haber pasado por Colombia y República Dominicana.