Solo un miembro de la familia Marichalar Borbón duerme hoy un poco más tranquilo, al ver que le han arrebatado el papel de oveja negra del clan. Hablamos de Felipe Juan Froilán, finalmente mucho más alineado con las expectativas de sus progenitores que su hermana, Victoria Federica. El estilo de vida y las perspectivas de trabajo de Vic podrían haber rebosado el vaso de la paciencia de su madre. La tensión entre la infanta Elena y su hija era inevitable: cada vez se parece más a su padre, Jaime de Marichalar.
Pese a que en los círculos declaradamente afines se aplaudió la vocación influencer de Victoria Federica, los pasos que la sobrina del rey Felipe ha ido dando en el planeta de la moda no terminan de convencer a la infanta Elena. Lo que comenzó como un acercamiento al planeta del lujo parisino donde se desenvuelven otras royals, un movimiento que Vic pudo hacer gracias a la tutela de su padre, Jaime de Marichalar, ha terminado en algo bien distinto. La hija de la infanta se ha convertido en una influencer más.
El primer indicio de tensión pudo detectarse durante el 80 cumpleaños de Ira de Fürstenberg, celebrado el pasado 22 de septiembre en el Palacio de Liria de los Alba. Tanto la infanta Elena como Jaime de Marichalar figuraban en la lista de invitados. Pese a coincidir en los mismos jardines y salones, los duques de Lugo ni se saludaron ni se dirigieron la palabra.
Lo cierto es que la infanta Elena y Jaime de Marichalar apenas recuperaron la cordialidad tras su divorcio, e incluso trascendieron algunas divergencias al respecto de la educación de sus dos hijos a lo largo de los años. Ya durante su matrimonio se subrayaba el gusto del ex duque de Lugo por el lujo, las prerrogativas reales, las fiestas y cierta frivolidad, un hedonismo que no encajaba del todo bien en el talante más conservador y tradicional de la primogénita del rey emérito.
Otro síntoma de nerviosismo y malestar revelador. Hace unas semanas, la infanta Elena protagonizó un rifirrafe con una periodista, a la que corrigió porque se había dirigido a ella de manera informal. «¡Doña Elena!», exigió evidentemente enfadada la hermana del rey Felipe. Indudablemente, a Elena de Borbón le preocupa perder estatus, algo que puede proyectarse en su rechazo al futuro laboral que ha elegido Victoria Federica.
Lo cierto es que nada ha salido como era de esperar en la irrupción de Victoria Federica como influencer. La exquisitez y el máximo lujo que cabría esperar en la hija de una infanta, se ha convertido en una incómoda exposición mediática y en su transformación en un personaje más de la prensa del corazón. Sus andanzas con toreros y supuestos romances se reflejan como si fuera una famosa cualquiera.
Tampoco su presencia viral es tan importante como se esperaba y, de hecho, sus seguidores en la red social Instagram no llegan ni a medio millón: solo 221.000 followers están suscritos a sus publicaciones. Esto hace que su relación con las marcas no sea tan exclusiva como podría haber esperado la infanta Elena: su primer gran contrato lo ha firmado con una marca española que nada tiene que ver con el lujo.
La peor pesadilla de la infanta Elena se ha hecho realidad: Victoria Federica ya es pasto de la prensa rosa y se le trata más como personaje que como miembro de la familia del rey. De hecho, Vic no ha tenido ningún problema para aprovechar las prerrogativas de su apellido pero no parece tan dispuestas a hacerse cargo de las responsabilidades que, al parecer de su madre, conlleva.
Evidentemente, la inclinación de Victoria Federica por el lado frívolo de la vida, por las fiestas, el brillo del papel couché, la moda entendida como tendencia y la confraternización con famosos y artistas, no tiene nada que ver con la infanta Elena, sino con Jaime de Marichalar. El padre de Vic es habitual de yates con ricos y famosos, desfiles y presentaciones. Y ambos adoran las cámaras y los flashes.
Padre y hija se han dejado ver juntos en no pocas ocasiones: han acudido a varios desfiles como invitados VIP y también a otros eventos promocionales para 'insiders' y profesionales. Incluso han compartido mesa en alguna que otra cena convocada por empresarios. El suplemento LOC ha llegado a publicar que él decía: «Mi hija es totalmente Marichalar, me recuerda mucho a mi madre».
Mientras tanto, Froilán continúa esforzándose al máximo para que nada se sepa de su vida. De hecho, este mismo mes protagonizó un altercado en una conocida discoteca de Madrid, cuando unos turistas empezaron a fotografiarle con el móvil en el reservado privado que ocupaba junto a una amiga. Su vida sigue siendo una fiesta pero, al menos, no sale en las fotos.