Todo apunta a que la próxima semana, con motivo del 60 cumpleaños de la infanta Elena , gran parte de la familia del rey va a reunirse en Zarzuela. Y aunque las reuniones que afectan a los Borbón producen una tremenda curiosidad, es fácil que sus fiestas íntimas, las menos ceremoniales, no se distingan demasiado de las de otras familias españolas. Imaginemos lo probable: cava o champagne, tarta y mucha nostalgia.
Los cumpleaños en la vida de la infanta Elena no siempre fueron así de sencillos, también hay que decirlo. Hubo celebraciones que se salieron del todo de lo común, como la que festejó su llegada a los 40, con una gran fiesta en Zarzuela a la que asistieron 200 personas. Fue una sorpresa orquestada por la infanta Cristina y Jaime de Marichalar, en un momento especialmente duro de su matrimonio.
Elena de Borbón había perdido hacía poco al que hubiera podido ser su tercer hijo y, tras volver a Nueva York, su marido se enfrentaba a un duro programa de rehabilitación de su ictus. Como sabemos, estos infortunios y el impacto que el accidente y su recuperación tuvieron en el carácter de Jaime de Marichalar terminarían contribuyendo a un divorcio muy triste para la familia real. En especial para la reina Sofía y la misma infanta Elena, ambas católicas practicantes.
Diez años antes tuvo lugar el que, sin duda, ha sido el cumpleaños más especial y loco de la infanta Elena. La idea es una genialidad, pues dio en el clavo de la inclinación de los Borbón por el faranduleo, las fiestas y el mundo del espectáculo , un divertimento que Elena heredó de su padre, el rey Juan Carlos, y que la ha llevado a incluir entre sus amigos a artistas tan dispares como Nacha la Macha (sin su drag, José Ignacio Galán Ordóñez) o Bertín Osborne.
Pero volvamos al 30 cumpleaños de la infanta Elena, tan loco y divertido que algunos de los participantes llegaron a pensar que todo era una broma, una inocentada adelantada. Quizá una cámara oculta de las que solía preparar la Fundación Inocente Inocente para el programa de televisión del mismo nombre. La verdad es que la reunión de amigos que se preparó para celebrar esta fiesta fue de lo más inesperada.
Parece que la idea partió de la infanta Cristina y de Simoneta Gómez-Acebo , hija de Pilar de Borbón y en aquellos años 90 cómplice habitual de las infantas. Así lo desveló uno de los implicados en la sorpresa, el cómico Millán Salcedo, del popular dúo humorístico Martes y Trece. En aquellos años 90 vivían aún en la cresta de la ola, con sus míticos programas de Nochevieja que hacían reír a todo el país.
En realidad, la infanta Cristina y Simoneta Gómez-Acebo contrataron a Martes y Trece, a Millán Salcedo y Josema Yuste, para darle una sorpresa a la infanta Elena por su 30 cumpleaños. El mismo Salcedo lo contó en sus memorias, 'En mis trece'. «(Elena) era fan nuestra. Estaban la reina y las dos infantas. Fue inolvidable, muy bonito. Nos pagaban el caché, nosotros al final no lo quisimos, pero mereció la pena, porque es un lujo que no voy a olvidar nunca. Fueron muy cercanos».
Fue también Millán Salcedo el que contó, años después y en televisión, que mientras él y Josema Yuste se trasladaban hacia Zarzuela en el coche que les había enviado Casa Real, estaban convencidos de que estaban siendo víctimas de una broma que sería emitida en la próxima gala televisada de la Fundación Inocente Inocente. Quién podía imaginar que unas empanadillas de Móstoles les abrirían las puertas de palacio.
Por lo que fue contando Salcedo, otro de los cómplices de la sorpresa para la infanta Elena fue José Miguel Fernández Sastrón, el compositor que entonces aún estaba casado con Simoneta. Este presentó a Martes y Trece imitando la característica voz de Javier Gurruchaga, otro popular cantante y humorista de los 80 y los 90. Además, a petición de todos los asistentes, Josema y Millán fueron improvisando su actuación. Sin duda, tenían números cómicos tan conocidos que los pedían constantemente.
Cuando terminaron su actuación, la infanta Elena les agradeció muchísimo las risas, demostrando que efectivamente era una sincera fan de la mítica pareja cómica. En realidad, la buena onda fue mutua, pues un año después, en el esperado especial de Navidad de Martes y Trece, Josema y Millán se disfrazaron de los reyes Juan Carlos y Sofía para felicitar a la infanta Elena por su boda con Jaime de Marichalar. Pero, al terminar el gag, se quitaron las pelucas para hacerle llegar a la infanta que su felicitación no solo era broma. También era sincera.
20 de enero-18 de febrero
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