La royal rebelde
La royal rebelde
Ha pasado a las crónicas como la «infanta republicana» o la «infanta rebelde». Tenía un carácter fuerte e independiente y, a pesar de ser una niña consentida, nunca consiguió que sus reclamaciones se tomaran en serio. La infanta Eulalia fue la hija pequeña de Isabel II y de su primo Francisco de Asís, el rey consorte.
Dado que Francisco de Asís era notoriamente homosexual, todos los hijos de Isabel II fueron de otros padres, como la propia reina reconoció en su momento. Se dice que Eulalia de Borbón, al igual que sus hermanas, las infantas Pilar y Paz, era hija de Miguel Tenorio de Castillo, secretario de la reina entre 1859 y 1865. Parece que la propia reina tampoco estaba segura del todo. Su vida sexual fue enormemente agitada. El padre del propio Alfonso XIII se dice que fue el militar valenciano Enrique Puigmoltó.
María Eulalia Francisca de Asís Margarita Roberta Isabel Francisca de Paula María de la Piedad nació en Madrid, el 12 de febrero de 1864. Estudió en el colegio del Sagrado Corazón de Paris, donde estaban exiliados sus padres, tras el derrocamiento de Isabel II en la revolución de 1868. Cuando se restauró la Monarquía, la infanta pasó temporadas en El Escorial, en Sevilla y, finalmente, en Madrid.
En esa época, mantuvo un idilio con el archiduque Carlos Esteban de Hasburgo-Lorena, quien llegó a pedir su mano, aunque nunca se formalizó el compromiso. Más tarde se la relacionó con el príncipe Carlos de Braganza, heredero de Portugal, al que rechazó simplemente porque no quería ser reina. Finalmente, su hermana Isabel, la infanta Isabel («la chata»), condesa viuda de Gigenti, que siempre había impuesto a sus hermanas menores una rígida disciplina, decidió con quien debía casarse Eulalia, a pesar de las negativas de ésta. Era la única infanta que quedaba por casar cuando falleció Alfonso XII.
Con 22 años, la infanta rebelde contrajo matrimonio con su primo, Antonio de Orléans y Borbón, hijo de los duques de Montpensier y duque de Galliera. La ceremonia se celebró, tras aplazarse tres veces, el 6 de marzo de 1886. La novia ni siquiera dijo el «sí, quiero», y tuvo que decirlo por ella una de las madrinas. Eulalia y Antonio de Orléans tuvieron tres hijos: Alfonso, Luis Fernando y Roberta, que nació muerta.
Su matrimonio fue desastroso desde el primer momento. Antonio llevaba una vida disipada y gastaba el dinero de su mujer a manos llenas. Tanto Eulalia como su marido tenían amantes. En 1900, la infanta se trasladó a vivir a París con su madre y anunció su deseo de separarse legalmente de su marido, lo que provocó un gran escándalo en la familia. La separación legal llegó en 1911. Al no existir el divorcio en España, se fijó un convenio legal por el que Eulalia recuperaba la gestión de sus bienes y conservaba la custodia de sus hijos, algo sorprendente para la época. Fue la primera separación en la Familia Real española.
La infanta empezó a viajar por las cortes europeas. Parece que quedó embarazada de uno de sus amantes, el industrial Jorge Jametel, y que se sometió a un aborto clandestino, según cartas de su propio exmarido a la reina María Cristina, que la apreciaba.
Pero las sorpresas de Eulalia no terminaron con su separación. Ese mismo año de 1911 escribió un libro, que publicó en Paris, titulado «Au fil de la vie…», que fue calificado de inmoral y escandaloso, pero fue un «best-seller» en España, a pesar de haberse prohibido su publicación. El libro trata, sobre todo, de la libertad de la mujer. «Algún día el pueblo sacudirá las coronas y liberándose nos libertará a nosotras», es una de sus frases más famosas y la razón de la cólera de Alfonso XIII, que la llamó, a partir de entonces «la infanta republicana».
Sus desavenencias con su hermana mayor, y con el rey fueron constantes. Alfonso XIII la amenazó con retirarle la asignación si seguía divulgando intimidades de la familia real en sus escritos y después le prohibió la entrada en España, prohibición que duró una década.
Durante la I Guerra Mundial asistió como enfermera a los heridos en París. Regresó a España en 1922 hasta la llegada de la II República, antes de volver a París, al exilio, con el resto de la familia real. En 1958, se publicaron las «Memorias de la Infanta Eulalia», escritas por encargo. A partir de 1939, vivió en Irún, gracias a Serrano Súñer, ministro de Franco, que le proporcionó un coche y un chófer. En 1946 publicó «Para la mujer», libro en el que mostraba, una vez más, su preocupación por el lugar de las mujeres en la sociedad. Falleció en Irún el 8 de marzo de 1958 y fue enterrada en el monasterio de El Escorial.
De sus hijos, el mayor, Alfonso, se casó con una prima hermana de la reina Victoria Eugenia, Beatriz de Sajonia Coburgo Gotha, mientras que Luis Fernando llevó una vida de escándalos. En 1924, Alfonso XIII le retiró el título de infante. Era homosexual y se había visto envuelto en un asunto de drogas, complicado con la muerte de un marinero francés. Se casó con María Say, una millonaria francesa de setenta y tres años, con el único propósito de disfrutar de su fortuna. En 1945, Luis murió en París tras someterse a una operación de testículos, por el cáncer de próstata que sufría.
A pesar de los escándalos, Eulalia tuvo también un papel estelar en la familia real, en algunos momentos. La infanta dominaba el francés, el inglés, el alemán y el italiano y viajó, en numerosas ocasiones, como representante de la familia real. En 1892, acompañada por su esposo, viajó a Estados Unidos para asistir a la Exposición Universal que se celebraba en Chicago.
Se consideró que era el miembro más preparado de la familia real. El viaje se convirtió en un acontecimiento histórico, aunque Eulalia mostró su incorregible rebeldía. Para prepararlo, se puso en contacto con la insurgencia cubana, para desconcierto del Gobierno, y en La Habana apareció vestida de rojo, blanco y azul, los colores que lucía la bandera de los insurrectos. En Washington, el presidente Cleveland la recibió con todos los honores. Fue una mujer culta y decidida que nació en la época equivocada.