La infanta Pilar y su marido, Luis Gómez-Acebo, con su hijo Fernando. /
La muerte de la infanta PIlar el 8 de enero de 2020 fue un durísimo golpe para sus hijos. Pese a los problemas de salud que arrastraba, la carismática hermana del rey Juan Carlos , nunca perdió la sonrisa ni cuando estuvo sometida a severos tratamientos contra el cáncer que no logró superar.
Durante la enfermedad, todos sus hijos estuvieron muy pendientes de la cuñada de la reina Sofía y, sin duda, Fernando Gómez-Acebo no fue una excepción. Su salud llevaba muchos años también siendo muy delicada y encontraba en su madre todo el cariño y la comprensión que necesitaba cuando las cosas no le iban particularmente bien.
Nos referimos a sus rupturas sentimentales. Era habitual que Fernando Gómez-Acebo regresara al hogar familiar de Puerta de Hierro, porque en su madre encontraba el mejor de los refugios. Fueron varias las ocasiones en las que acudieron juntos a eventos sociales, como por ejemplo, el gran empeño solidario de la hija de don Juan de Borbón, el Rastrillo Nuevo Futuro, y se veía que entre ambos había una complicidead especial.
Fernando Gómez-Acebo, cuentan quienes le han tratado de cerca, no era un estudiante ejemplar, por lo que su madre tuvo que estar vigilante en este sentido. Como contaba recientemente la periodista Paloma Barrientos, en los veranos de Mallorca, donde compartía vacaciones con sus primos Borbón y Grecia, tenía que emplearse a fondo en las clases de recuperación si después quería salir a navegar, algo que hacía solo en fin de semana.
Precisamente por su delicada salud, la infanta Pilar estaba particularmente pendiente de él. No en vano, la causa de la muerte estuvo estrictamente relacionada con la enfermedad respiratoria que arrastraba y las secuelas del covid y la gripe-A que había padecido. Coco, como le llamaban cariñosamente los íntimos, tuvo que ser hospitalizado cuando la situación se complicó y no logró remontarla.
Fernando Gómez-Acebo echó mucho en falta la figura de su padre, Luis Gómez-Acebo, que falleció el 8 de marzo de 1991, a consecuencia de un cáncer linfático que le descubrieron en Estados Unidos. La infanta Pilar tuvo que tomar las riendas familiares y emplearse a fondo para que a sus hijos les afectase lo menos posible esta terrible y prematura pérdida. María de Fátima Simoneta, Juan Filiberto Nicolás, Bruno Alejandro y Fernando Humberto contaron con una madre fuerte, pero también firme para llevar el timón.
lA heramana del rey Juan Carlos, con su marido, y sus cinco hijos. /
El recientemente fallecido Fernando Gómez-Acebo estuvo casado en dos ocasiones, la primera con Mónica Martín Luque, con quien siguió manteniendo una excelente relación de amistad. Incluso fue ella quien se culpó de este fracaso matrimonial al asegurar que se había volcado en exceso en su trabajo. La segunda ocasión con la periodista y rica heredera griega Nadia Halamandari.
Gómez-Acebo y Halandari llevaron vidas en la distancia, porque ella siguió viviendo en Atenas con el hijo de ambos, Nicolás, mientras que él quería seguir en Madrid, arropado por los suyos, sus famliares y amigos. La infanta Pilar adoraba a su nieto. El niño viajó con bastante frecuencia a Madrid para estar con su padre y la familia de éste. De igual manera que vino a despedirle a su entierro y a la misa funeral celebrada el pasado lunes.
Cuatro años han separado la muerte de madre e hijo. La infanta Pilar y su hermano, el rey Juan Carlos, mantenían una relación muy estrecha, y era habitual que fuera a comer con ella en su casa de Puerta de Hierro. Por eso no es de extrañar la felicidad que exhibió el que fuera jefe del Estado cuando anunció a los medios que Fernando se iba a casar en primeras nupcias. Aunque no vino a su entierro, se encontraba en Bahrein, donde estuvo apoyando a su gran amigo Fernando Alonso, sí estuvo presente en la misa funeral, a la que asistieron también los reyes Felipe y Letizia , así como las infantas Elena y Cristina.