las CLAVES de la ruptura Isabel Preysler rompe con Mario Vargas Llosa tras ocho años de relación: ¿las razones? Celos, peleas, abandono y desamor

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa han roto. La filipina de 71 años ha dejado un mensaje escueto en el que pide que respeten su silencio, en un año convulso para su familia (a su hija Tamara Falcó también le han partido el corazón).

Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler. / gtres

Claudia Vila
Claudia Vila

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa han terminado su relación después de ocho años. Parece una broma digna del día de los Santos Inocentes: la filipina de 71 años y el peruano de 86 años ya no quieren seguir juntos .

«Mario y yo hemos decidido poner fin a nuestra relación definitivamente. No quiero dar ninguna declaración más y agradezco a los medios de comunicación que nos ayuden en esta decisión», anunciaba Isabel a la revista Hola. La historia de amor de Isabel Preysler y Vargas Llosa empezó hace casi ocho años.

El escritor, político, Premio Nobel de Literatura y compañero de vida de Isabel desde febrero de 2015 ya no vive con ella. Ha sido una ruptura inesperada tras un año turbulento, en el que su hija Tamara Falcó ha tenido que sortear las polémicas por la infidelidad de su ex novio, Íñigo Onieva, justo horas después de anunciar su boda. La socialité lo afronta con tristeza, y pide espacio y tiempo.

Han pasado más de ocho años desde su primera aparición juntos. Hay quienes veían en ellos una ilusión primeriza, que parecía casi adolescente. Como cuenta la revista, el cese de su relación se ha desarrollados sin complicaciones. Simplemente, han dejado de convivir y cada uno seguirá su propio camino.

La gota que colmó el vaso cayó a mediados de diciembre. Fue una escena de celos infundados. Mario decidió salir del hogar de Isabel, que está ubicado en Puerta de Hierro. Se mudó temporalmente (al menos eso pensaba entonces) a su piso cerca de Puerta del Sol, en el centro de Madrid. Desde entonces no ha vuelto.

La escena de inseguridades se había repetido anteriormente, con su correspondiente mudanza espontánea. Esa actitud recurrente de su pareja hizo que Isabel tomara la decisión: ¿para qué seguir luchando por una historia que a los dos les robaba felicidad y tiempo?

Cómo fue la historia de Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa

Isabel y Mario se conocían desde mediados de los 80, pero un viaje les acercó. Fue un evento organizado por Porcelanosa para visitar al que aún era príncipe Carlos de Inglaterra. La complicidad nació con el palacio de Buckingham de fondo.

Hasta entonces habían sido amigos, pero aquel 2015 hubo un cambio determinante. «Vi por primera vez a Mario en San Luis, Misuri, cuando lo entrevisté en el año 1986 para ¡HOLA! A partir de entonces, Miguel y yo entablamos una buena amistad con Mario y su mujer, que se ha mantenido durante todos estos años», describía entonces sobre su primer encuentro.

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa.

Los dos habían pasado por un torbellino emocional y aquella coincidencia les unió. El escritor se había separado de su mujer, Patricia Llosa, después de celebrar las bodas de oro. La socialité se reponía de la muerte de su marido Miguel Boyer, tras casi tres décadas de matrimonio.

Los dos últimos años fueron especialmente difíciles, pues el ex ministro de Hacienda de España y padre de Ana Boyer había sufrido un derrame cerebral. Isabel fue su apoyo y la encargada de cuidarle. «Perdí a mi marido en el momento del derrame cerebral. Fueron dos años y siete meses realmente duros. Reconozco que fue entonces cuando verdaderamente perdí a mi compañero de viaje», declaró a la revista entonces.

De aquellos días quedó una imagen para la posteridad. Una fotografía en la que Mario mira a Isanel, como embobado y con una enorme sonrisa. Luego llegó el amor, la unión familiar y, por último, las tensiones. Convivencias complicadas por el trabajo que terminaron en ruptura.

Ya han pasado su primera Nochebuena separados, y así seguirán el resto de fiestas. La historia ha tenido un final, pero a pesar de la pena que vive Isabel, ha sido como un cuento feliz.