EL PADRE DEL BRIBÓN Quién es Josep Cusí, el guardián de los secretos del rey Juan Carlos: de su vida de película a la única vez que discutieron (por una mujer)

Cada vez que el rey Juan Carlos pisa España (hoy mismo está dejando nuestro país para volver a su nuevo hogar en Abu Dabi), saltan las alarmas en el vecindario de Josep Cusí (89 años), mejor amigo y cómplice de casi todo hasta su marcha a Emiratos. Sabemos que el emérito no quiere perder la oportunidad de visitar a su viejo amigo, delicado de salud desde el ictus que le aquejó en 2021. Les une mucha vida, muchos secretos y muchas claves de la actividad deportiva, financiera y romántica del padre del rey Felipe VI .

Cusí es mucho más que el gran amigo del rey Juan Carlos . Puede que sea el único hombre al que el monarca le ha envidiado la vida. No se sabe tanto de su biografía, pero lo que ha trascendido es, desde luego, sobresaliente. Sobre todo lo que tiene que ver con su intensa vida deportiva, que le ha llevado a competir en tiro olímpico, waterpolo, vela o natación. Además, ha podido dedicarse profesionalmente al mar como empresario armador. Un sueño para cualquier Borbón que se precie.

El círculo íntimo del rey Juan Carlos ha tenido siempre a Josep Cusí como a un hermano del emérito, así de fraternal es su relación. Recordemos que el emérito perdió a su único hermano, Alfonso, en un trágico accidente de pistola cuando este tenía solo 14 años. Una nota curiosa: Cusí conoció a la reina Sofía, entonces la princesa Sofía de Grecia, antes que el propio Juan Carlos de Borbón.

La relación de Josep Cusí con el mar es, también, proverbial. Cuando solo tenía 18 años, conoció al legendario divulgador Jean Jacques Cousteau, quien le invitó a sumarse en la primera expedición del Calypso (el mítico barco de Cousteau) por el Mar Rojo. Aceptó su invitación y, de hecho, aparece en el documental El mundo del silencio que la retrató y por la que Cousteau recibió la Legión de Honor.

Cusí conoció al entonces príncipe de Asturias en los años 70, durante una cacería. Él era instructor de tiro de Franciso Franco (lo fue durante 12 años) y el joven Juan Carlos conectó enseguida con aquel hombre alegre y deportista. De hecho, en 1972 ya se embarcaron juntos y poco después comenzaron a competir con el Bribón II. Josep Cusí, ya convertido en otro de sus amigos millonarios , ejerció de tripulante y armador en las embarcaciones patroneadas por el emérito durante 40 años.

Fue Cusí quien bautizó al primer Bribón y a los diez que vinieron: admitió que buscaba un nombre muy español y, a la vez, muy pícaro para representar al rey Juan Carlos. La venta de uno de los 'bribones' en 1984 provocó el único incidente protagonizado por el armador, al menos en público: pegó varios puñetazos al periodista que publicó por cuánto había vendido aquel barco. Fue grave: tuvo que ser atendido en el hospital.

La amistad marinera, claro, derivó en una complicidad en otros campos. El rey Juan Carlos apadrinó una de las hijas de Josep, quien se convirtió en el proveedor de todas las necesidades nauticas del emérito, sufragadas de su propio bolsillo o con la colaboración de otros empresarios amigos. Cusí puso Barcelona a los pies del rey emérito: le presentó a sus médicos, su peluquero, su dentista y hasta su sastre. La ciudad condal se convirtió en un refugio Borbón.

Dicen que Josep Cusí es una de las poquísimas personas que tenían el teléfono privado del emérito cuando aún era rey, un privilegio al alcance de muy pocos. De hecho, en 1986 se desplazó a EE.UU. para llevar a un laboratorio las muestras de unos tejidos extirpados al rey durante una operación. El diario The Telegraph desveló que el empresario había pagado de su bolsillo más de la mitad del costo de la luna de miel de Felipe y Letizia, un larguísimo viaje que los llevó de Camboya o las islas Fiyi a México y California en 2014.

La intimidad entre Cusí y Juan Carlos no es solo financiera. Ya hemos dicho que el rey emérito es padrino de una de las hijas del primer matrimonio de su amigo navegante y armador. Pero, además, fue padrino de su segunda boda, con Inés Muiños , hija de hija de Alfredo Muiños, el que fuera uno de los médicos más reconocidos de la prestigiosa clínica Barraquer de Barcelona. Ella ya era amiga del rey Juan Carlos cuando conoció, por intermediación de este, a Cusí.

La lealtal del empresario barcelonés hacia su amigo emérito es proverbial y, de hecho, aceptó romper su silencio y ofrecer una declaraciones en su defensa en el peor de sus trances: el accidente de caza en Botswana. Josep Cusí admitió que aquel viaje pudo no ser una decisión acertada y, en 2010, calificó el rifirrafe entre doña Sofía y Letizia en la catedral de Palma como un malentendido. Dicen que el parecido entre Juan Carlos de Borbón y Josep Cusí era tal, que les confundían cuando veían al uno o al otro por Mallorca.

Cusí dejo de fumar puros en 2010 para que al rey, recién operado del pulmón, no tuviera envidia. Pilar Urbano aseguró en Genio y figura que su amistad pasó por «algún bajón cuando don Juan Carlos pretendía acudir a alguna de las reuniones con de Corina Sayn-Wittgenstein». Lo superaron. De hecho, el empresario tiene en casa un loro adiestrado para dar la bienvenida a sus invitados diciendo: «Viva España» y «Vivan los bribones».