Las tiaras son lo que identifica a las princesas de cuento y a las de carne y hueso, pero en la vida real se utilizan bajo un estricto protocolo, por lo que Kate Middleton solo ha tenido la oportunidad de ponerse tres piezas diferentes. Todas prestadas de la recientemente fallecida reina Isabel II, que ha dejado una herencia millonaria . Para la princesa hay una favorita, sin duda, la más reconocida a nivel mundial. Se llama Lover's Knot y es casualmente la que también llevaba a todas partes su predecesora, Diana de Gales.
La esposa del príncipe Guillermo lleva 11 años como miembro de la casa real, y ese es el mismo número de veces que se ha puesto una tiara. Para quien le extrañe esta cifra tan baja, estas joyas no son como unos pendientes o un collar. Una royal no se las puede poner para el primer evento que les surja en su ajetrado horario.
Es un ritual vinculado a la aristocracia, y los nuevos integrantes (como Kate) tienen que adaptarse a él, según explica a Business Insider el ex mayordomo real y director de la escuela de protocolo Royal School of Etiquette, Grant Harrold. «Tradicionalmente, las tiaras son un símbolo matrimonial, así que lo normal es que la novia se lo ponga el día de su boda, o después del enlace. Las mujeres solteras no suelen ponérselas, a no ser que hayan nacido dentro de la familia real».
En esa línea, Kate Middleton se puso la joya por primera vez el día de su boda con el príncipe Guillermo. Como no tenía ninguna, se la pidió a la reina y escogió la tiara Halo. De la marca francesa Cartier, fue un regalo que le hicieron a Isabel II cuando cumplió los 18 años. No obstante, como estaban en guerra, se consideró un símbolo de exuberancia que no encajaba con el tiempo, y la pieza estuvo guardada hasta que se calmaron las aguas.
La tiara Halo es una de las más cómodas porque pesa menos, al contrario de lo que ocurre con la Lover's Knot (Diana de Gales decía que le dolía la cabeza cuando la llevaba). La tercera pieza que ha usado Kate se llama Lotus Flower, y de ser un collar pasó a convertirse en una tiara, bajo órdenes de la reina.
Aun así, la que siempre se pone Kate es Lover's Knot, una réplica de un modelo original de 1818 que pertenecía Augusta de Cambridge. La original la heredó la nieta de Augusta y la vendió. La joya viajó de mano en mano, y en 2018 la llevaba la duquesa Matilde, de la aristocracia alemana.
La tiara que tiene la familia real británica es esa creación inspirada. Fue un capricho de la sobrina de Augusta, María de Teck. La esposa de Jorge V y abuela de Isabel II la mandó hacer a la joyería Garrand en 1913. Por eso, hay quien la conoce como Queen Mary Lover's Knot.
Así fue como la tiara inspirada superó a la original. Es la más famosa de la casa Windsor. En 1981 Isabel II se la regaló a Diana de Gales por su boda con el príncipe Carlos. Pero Diana la guardó en su gran día, decidió utilizar la tiara Spencer, que pertenecía a su familia.
Los detalles de Lover's Knot son asombrosos: 19 arcos abiertos con diamantes talla brillante y 38 perlas con forma de gota. Fue la que Diana de Gales utilizó más veces, y la tuvo a su disposición hasta que tuvo que se separó del príncipe Carlos. Después de la devolución de Lady Di se quedó olvidada en el joyero real.
La enigmática joya la volvió a rescatar Kate Middleton, quien se la pidió a Isabel II en 2019. La princesa la combinó con un vestido de Alexander McQueen. Desde entonces, se la ha puesto en todas las recepciones del cuerpo diplomático, y en varias cenas de gala, como el banquete en honor al presidente Donald Trump, en junio de 2019.
¿Y ahora, será definitivamente para Kate? No está tan claro, según describió el comentarista real Josh Rom a The Post. «Es probable que la reina pase su colección privada a sus seres queridos», dijo. «La mayor parte pasará a Carlos, con Camilla como su reina consorte, y luego a Kate. No les quedará nada grande en el testamento».
Aún está todo en el aire, pero lo más certero es que se aproxima un evento estatal, el más relevante para la familia real. La coronación de Carlos III da pie a los mejores vestidos y las joyas más majestuosas. Una ocasión para sacar a lucir la colección de tiaras.