NI RASTRO DESDE NAVIDAD

¿Dónde está Kate Middleton? El gran error de la princesa de Gales que ha disparado las teorías sobre su desaparición

Nadie ofrece una explicación plausible a la desaparición total de Kate Middleton. Si el rey Carlos, enfermo de cáncer, se deja fotografiar, ¿por qué no lo hace la princesa de Gales?

Kate Middleton lleva desaparecida del ojo público desde el 25 de diciembre, cuando acompañó a la familia real a la tradicional misa de Navidad en Sandringham. / GETTY IMAGES

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Nadie ha visto a Kate Middleton desde el 25 de diciembre de 2023, cuando la princesa de Gales asistió a la misa de Navidad en la iglesia. St. María Magdalena, en Sandringham, junto al resto de la familia real. El 18 de enero, Kensington Palace anunció que Kate había sufrido una cirugía abdominal importante dos días antes y que requeriría alrededor de dos meses de baja. Desde entonces, las comunicaciones al respecto de su estado de salud han sido mínimas. Y, por qué no decirlo, absolutamente equivocadas.

Evidentemente, una futura reina no puede borrarse del mapa sin que se produzcan 'perturbaciones' en la opinión pública. Esta semana, a propósito de la ausencia del príncipe Guillermo en la misa en memoria a Constantino de Grecia , celebrada a escasos 20 minutos de la casa de los príncipes de Gales en Windsor, han arreciado rumores, teorías y memes. La red social se ha llenado de hipótesis de todo tipo acerca de la desaparición de Kate Middleton: comas inducidos, operaciones de estética, un mal corte de pelo… ¿Acaso no se pudo evitar esta tormenta de rumores?

Algunas teorías son divertidas, como los memes que los usuarios de Twitter están compartiendo sin parar. Sin embargo, otras son directamente perturbadoras, como esa que sostiene que Kate Middleton le ha donado un riñón al rey Carlos. También se menciona como responsable de la desaparición de la princesa de Gales la enfermedad de Crohn, un desequilibrio mental grave o que, sencillamente, está esperando a que le crezca el flequillo.

Los memes comparan a Kate Middleton con Carmen Sandiego, la ladrona de joyas de videojuego capaz de camuflarse en los lugares más insospechados del mundo. O se envía en su busca a Penélope Featherington, la periodista espía de 'Los Bridgerton' que lo cuenta todo como lady Whistledown. Lo que inquieta está claro: que no exista ni una sola foto de la futura reina en más de 60 días.

La estrategia para proteger a Kate es el silencio

La situación se va agravando conforme pasan los días, sobre todo por comparación a la manera en la que el rey Carlos y su equipo en Buckingham Palace han gestionado la comunicación de la enfermedad del monarca. Recordemos: paralelamente al ingreso y operación de Kate Middleton, el soberano británico anunció que iniciaba tratamiento contra un cáncer indeterminado (no de próstata), observado en una revisión rutinaria. Pero, a diferencia de lo que ha sucedido con la princesa de Gales, sí hemos tenido testimonio, gráfico y videográfico, del estado de Carlos III.

Han sido varias las comunicaciones que el rey británico ha querido protagonizar, para hacer saber a los ciudadanos británico que todo está discurriendo como estaba previsto. Importante: han sido fotos, vídeos y explicaciones que no se han difundido como reacción a ningún rumor indeseable, sino como parte de una estrategia de comunicación bien diseñada. Por eso, le hemos visto pasear de camino a misa en Sandringham, trabajar en su despacho en Clarence House o emocionarse con los mensajes de ánimo recibidos. Cuando recibió el alta tras la intervención que siguió a su diagnóstico, hasta saludó y ofreció unas palabras en la puerta del hospital.

Por parte de Kensington Palace, la oficina de comunicación de los príncipes de Gales, hemos recibido lo contrario: mensajes reactivos con contenidos nada tranquilizadores, al contrario. Cuanta más imprecisión en los comunicados difundidos, mayor el furor del público por llenar esos espacios en blanco con sus propias teorías de la conspiración. De hecho, Guillermo tuvo que hacer un comentario el 14 de febrero para aplacar los rumores y terminó contando a una señora que luego lo filtró que dos enfermeras filipinas cuidaban de la princesa de Gales, como si la nacionalidad de las profesionales de la salud importara.

Antes, Kensington Palace tuvo que emitir comunicado para aclarar que Kate no tiene cáncer (sin decir lo que sufre en realidad) y repitieron jugada aclaratoria para confirmar que Guillermo no se ausentaba de la misa por Constantino debido a Kate, sino «por razones personales». Según su oficina, la princesa de Gales «se recupera con total normalidad» y «trabaja desde la cama». ¿Por qué, entonces, no se difunde una fotografía de Middleton? Seguro que la ciudadanía sabrá disculpar que su melena no luzca, como es habitual, debidamente voluminizada.

Los Windsor aún controlan los grandes medios británicos

La realidad es que nada de lo que sucede es normal y Kensington Palace no está logrando que lo parezca. De hecho, a estas alturas de la desaparición de Kate Middleton lo único que queda claro es el increíble control que la familia real británica aún ejerce sobre los medios de comunicación más importantes, en los que se ha hecho un sospechoso y unánime silencio al respecto de la princesa de Gales. Es algo que ya se constatara con aquellos rumores de infidelidad de Guillermo con Rose Hanbury: los artículos que abundaban en la relación desaparecieron, misteriosamente, de varios reputados websites.

Los observadores de los medios de comunicación británicos que han levantado acta sobre este silencio sospechoso apuntan a unos medios que temen perder el acceso a las filtraciones que, semanalmente, van suministrando las oficinas de comunicación de los distintos miembros de la familia real. Son unos contenidos fáciles de obtener, oportunos y muy rentables que nadie quiere perderse. Así, de rondón, se confirma también la corriente de filtraciones interesadas que Harry y Meghan denunciaron, como la causa última de los ataques que recibían en la prensa.

Nada bueno, como vemos, ha salido de la política de silencio informativo que Kensington Palace ha diseñado para proteger la convalecencia de Kate Middleton. No solo se ha visibilizado la mordaza con la que los Windsor atenaza a los corresponsales reales y sus jefes, sino que añade credibilidad a las acusaciones de los duques de Sussex contra los fontaneros de la Corona británica, hábiles manipuladores de la opinión pública para elevar a unos 'royals', preferiblemente los monarcas y los príncipes de Gales, sobre todos los demás.