Kate Middleton es la nueva princesa de Gales. Asumió el título, junto con su esposo Guillermo, tras la subida al trono de su suegro, el rey Carlos III, tras fallecer la reina Isabel II. Fue el propio monarca el que, en su primer discurso como jefe de Estado, confirmó que la esposa del príncipe Guillermo sería la nueva princesa de Gales, tras explicar que Guillermo le sucedía como nuevo duque de Cornualles.
«Hoy me enorgullece nombrarlo Príncipe de Gales, Tywysog Cymru –el nombre en galés–. Sé que, con Kate a su lado, nuestros nuevos Príncipe y Princesa de Gales continuarán inspirando a nuestra nación«, dijo. Kate revitaliza un título, íntimamente ligado a su suegra, Diana Spencer, y en suspenso en estos últimos veinte años.
Camilla Parker Bowles podía haberlo utilizado, puesto que le ha pertenecido todos estos años, desde su boda con Carlos III, príncipe de Gales entonces, pero ambos prefirieron no hacer uso de él por respeto a Diana. Por eso Camilla fue conocida únicamente como Duquesa de Cornualles. Kate asume ese legado de Diana, algo que ha demostrado muchas veces, y podrá imprimirle su sello al título. De hecho, ya lo está haciendo: en su última aparición eclipsó a la reina Camilla, debutó como digna sucesora de la reina Isabel II y demostró que el legado de Lady Di está en las mejores manos.
Pero antes de Diana, hubo más princesas de Gales, algunas con una fuerte personalidad, igual que ella. Es el título que han llevado las consortes de los príncipes de Gales, tratamiento que se concede en Inglaterra desde el siglo XIV a los herederos al trono.
Sin embargo, hay una excepción: la reina Isabel II nunca fue princesa de Gales, aunque le hubiera correspondido como heredera al trono, tras su padre Jorge VI. Fue solo heredera, hasta que se convirtió en reina. La razón es que el título de Príncipe de Gales se reservaba solo a los hombres y, cuando Isabel se convirtió en heredera, siendo una niña, cabía todavía la posibilidad de que sus padres tuvieran un hijo varón, que se hubiera convertido en heredero, por delante de ella. Esta primacía del hombre sobre la mujer en el trono cambió en 2013, por deseo de la reina.
Era la hija menor de los Reyes Católicos y fue princesa de Gales durante un año: desde su matrimonio, en 1501, hasta la muerte de su primer marido, Arturo, príncipe de Gales, en 1502. Tras enviudar, se casó con el hermano de su difunto marido, el rey Enrique VIII, que heredó el trono.
Catalina, una reina culta y bella, tuvo varios abortos y no pudo darle un heredero varón a Enrique, aunque sí una hija, María. Enrique se enamoró de Ana Bolena, dama de la corte, y buscó anular por todos los medios su matrimonio con Catalina para casarse de nuevo. Esto provocó el cisma de Inglaterra con la Iglesia Católica. Catalina pasó sus días en el castillo de Kimbolton, tras ser desterrada de la corte. El pueblo inglés siempre la tuvo en alta estima.
Con tan solo 16 años fue elegida como futura esposa de Alberto Eduardo, príncipe de Gales, hijo y heredero de la reina Victoria, lo que la convirtió en princesa de Gales entre 1863 y 1901, el lapso de tiempo más largo. Alejandra era hija del rey Christian IX, conocido como el abuelo de Europa, al igual que la reina Victoria. Creció de manera sencilla y poco regia, siempre acompañada de su hermana Dagmar, futura Emperatriz de Rusia, y Jorge, quien se convertiría en Rey de Grecia como Jorge I.
Al principio fue recibida con frialdad, pero, con el tiempo, supo ganarse el cariño de los ingleses y convertirse en un icono popular. Tuvo que soportar desde el principio de su matrimonio las continuas infidelidades de su marido. Una de sus amantes más longevas fue Alice Keppel, bisabuela de Camilla Parker Bowles.
Entre sus muchas amantes, se encontraría también Lady Jennie Churchill, madre de Winston Churchill, futuro Primer Ministro. Tuvo muy mala salud: sufría fiebres reumáticas y una agudizada sordera, pero se convirtió en un icono de elegancia entre la alta sociedad victoriana. Alejandra tuvo también que sobrellevar el férreo control de la reina Victoria. Prácticamente retirada de la vida pública, pasó su madurez pendiente de sus seis hijos y nietos. Murió en 1925, en Sandringham.
Nació en Inglaterra, en el palacio de Kensington. Sus padres fueron el príncipe Francisco, Duque de Teck, y la princesa británica Augusta de Hesse-Cassel. Aunque princesa de nacimiento, María de Teck era solo «alteza serenísima» y no pertenecía a la primera línea de la realeza británica.
Sin embargo, fue elegida como esposa del heredero de la Corona, el futuro Jorge V, y convertirse en reina consorte de Inglaterra. Fue princesa de Gales desde 1901 hasta la ascensión de su marido, Jorge V, en 1910. Sin embargo, en un principio no estaba previsto que María de Teck se casara con Jorge V.
En 1891 se acordó su compromiso con el Príncipe Alberto, hijo mayor de Eduardo VII, todavía príncipe de Gales, pero este falleció de una neumonía en pocos días. Entonces se decidió casar a María con su cuñado, el Príncipe Jorge, duque de York.
La boda se celebró en 1893 en el Palacio de St. James y se convirtieron en un matrimonio discreto, en una corte dominada por la entonces princesa de Gales, Alejandra. En 1910 comenzó el reinado de Jorge V y María de Teck. A ellos se debe la transformación de la dinastía Sajonia-Coburgo, a la que pertenecían, en Windsor.
María enviudó en 1936. Jamás comprendió la decisión de su primogénito, Eduardo VIII, de abdicar por el amor a una estadounidense divorciada, una de las tragedias de su vida. Falleció en marzo de 1953, apenas diez semanas antes de la ceremonia de coronación de Isabel II.
Diana Spencer se convirtió en Princesa de Gales en el momento de casarse, en 1981, con Carlos III, entonces Príncipe de Gales. Si hay una persona a la que más se ha asociado con el título de princesa de Gales, es ella. Fue la primera princesa de Gales en muchas décadas (desde la reina María de Teck) y convirtió el título en sinónimo de humanidad y de inquietud por los demás, con sus numerosos compromisos sociales.
También fue símbolo de elegancia, y creo un estilo personal que todavía hoy pervive. Diana supuso un soplo de aire fresco en una corte todavía encorsetada en férreos protocolos. Ella utilizó sus armas para sobrevivir: la expresión de sus emociones, la preocupación por los demás y el papel de madre amorosa, opuesto a la frialdad de la familia real.
Pero se convirtió en un peligro para la monarquía, que tuvo que cambiar su manera de enfrentarse al mundo. Tras su divorcio, en 1996, la princesa Diana mantuvo el título a pesar de su divorcio de Carlos de Inglaterra, aunque, al salir de la Familia Real, perdió el tratamiento de Alteza Real.
La actual reina consorte, Camilla, se casó con Carlos, entonces príncipe de Gales, en 2005. Igual que sus sucesoras, a ella también le hubiera correspondido llevar el título de princesa de Gales, pero estaba tan asociado a la memoria de Diana que decidió no utilizarlo por respeto a Diana Spencer y fue conocida, desde entonces como duquesa de Cornualles. Este ducado está también unido al hijo mayor del monarca reinante, con lo que el actual duque de Cornualles es el príncipe Guillermo.
20 de enero-18 de febrero
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