La princesa Leonor se enfrentó a ocho horas trepidantes en Portugal. /
El entusiasmo está justificado. En apenas ocho horas, con un programa de infarto que no dejaba ni un minuto al receso, Leonor de Borbón ha mostrado los talentos que pone desde ya a disposición del Estado y sus misiones diplomáticas. Probablemente son una síntesis de mucho de lo que ha visto en casa.
Enumeremos: el control de la situación y la sonrisa cálida y amable de su padre, el rey Felipe; la naturalidad y capacidad para conectar de su madre, la reina Letizia; y la sensibilidad ecológica, en especial con el estado de los océanos, de la que ha hecho bandera su abuela, la reina emérita Sofía . Si al pack le sumamos su físico de película, dejamos de vislumbrar el límite de su potencial. Es enorme.
Admitamos la presión que Casa Real está poniendo en la joven Leonor , apenas cumplidos los 18. A su instrucción militar, se suma una actividad institucional creciente, con discursos, reuniones de trabajo, visitas y posados diurnos y nocturnos.
Sin apenas tiempo para afrontar todo ello, llegan las misiones internacionales, con un primer viaje para el que no se pudo elegir mejor destino: Portugal ha sido un anfitrión siempre benévolo. Ana Polo, experta en Realeza y escritora de las biografías «Sissi» y «La reina Isabel II», avanzó en su perfil en Twitter su veredicto al respecto del desempeño de Leonor en sus primeras horas en Lisboa.
«Tiene mejor dominio de la escena que el que tenía Letizia en sus primeros actos. Camina muy bien (gracias al ejército). No mira abajo en ningún momento (punto extra). Baja bien las escaleras (más difícil de lo que parece y lo hace con nota) y estrecha bien la mano: buen apretón. Saluda mirando a los ojos (bravo). Que Leonor tenga tanto aplomo (y disimule tan bien los nervios) es algo que la ensalza».
Leonor fue despedida con honores en el aeropuerto de Madrid. /
La agenda, repetimos, era de infarto: despedida con honores en el aeropuerto; recepción protocolaria en Lisboa; ofrenda floral ante la tumba de Luis de Camões, en el monasterio de los Jerónimos; recepción con el presidente Marcelo Rebelo de Sousa en el Palacio de Belém, con himnos, honores y revista a tropas; imposición de la Gran Cruz de la Orden de Cristo; firma en el Libro de Honor; almuerzo con discurso en el brindis incluido ; visita al Oceanario, con mesa redonda sobre políticas oceánicas, y vuelta a casa. Todo sin parar.
Detengámonos en el momento más delicado de la visita: el almuerzo en el Palacio de Belém, donde Leonor debía hacer un pequeño discurso de brindis. Gracias a experiencias previas en el Palacio Real de Madrid, a la heredera no debió resultarle extraño verse rodeada de señores trajeados que le triplican la edad, una constante desde que tiene agenda institucional como futura jefa de Estado. Sin embargo, contemplarla en esos contextos subraya una evidencia: la ausencia de mujeres alrededor de la princesa.
En el momento del brindis, Leonor superó las expectativas tanto en el contenido como en la forma. «Discurso bueno, corto y directo», dictaminó Ana Polo. «Los brindis del rey siempre son larguísimos. Habla en portugués al final (es mejor hacerlo también al principio, pero se lo pasamos)». Patrycia Centeno, asesora en estrategia estética política y corporativa, se fijó en otra cuestión: «Sabe coger una copa», subrayó. Sus palabras fueron, además de breves, afectuosas.
La Princesa de Asturias, en el almuerzo ofrecido por el presidente de la República Portuguesa
Casa de S.M. el Rey (@CasaReal) July 12, 2024
️Gracias por la hospitalidad y el inmenso cariño con los que me estáis recibiendo, aquí, en Lisboa, en Portugal, en mi primer viaje oficial al extranjero. pic.twitter.com/A0bMVMb5TY
«Hace diez años este querido país fue el primer destino de mis padres como reyes de España, así que no puedo negar lo especial que es también para mí estar aquí hoy», dijo Leonor. «Ellos, que han estado aquí en tantas ocasiones, me han hablado con gran afecto, 'com saudade', de sus visitas a Portugal, del cariño que han recibido en sus calles y de cómo habéis hecho que se sintieran siempre en casa».
Y remató: «Portugal y España comparten una vecindad que va mucho más allá de la simple proximidad geográfica; es una vecindad que abarca muchas dimensiones y que se traduce en una amistad sincera y un respeto profundo y mutuo entre nuestros dos países». Más tarde, Leonor dejaba escritas también unas palabtras en el Libro de Honor.
«Que mi primera visita oficial como princesa de Asturias haya sido a Portugal es no solo una alegría, sino un sueño cumplido de poder estrechar la unión sincera y próspera de nuestros dos países. Me siento como en casa y con estas palabras quiero transmitiros todo mi amor y gratitud. Con todo mi amor y cariño».
Tranquiliza ver que José Manuel Albares, probablemente uno de los ministros más majos del gobierno de Pedro Sánchez, acompañó a Leonor en su primera viaje internacional. El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación no ha podido ser mejor centinela de la futura reina, quien también contó con el apoyo extra de Camilo Villarino, jefe de la Casa del Rey .
Leonor tomó el micrófono para dirigirse a los jóvenes con los que se reunió en el Oceanográfico de Lisboa. /
Albares ya ha dado muestra de su versatilidad a la hora de conectar con personas de toda edad y condición, quizá porque él mismo es un chico de barrio, venido a más. A mucho más. Él mismo grabó cómo el cantante de Estopa le confundía con el padre de C. Tangana, cuando el ministro se acercó a saludar al grupo después de un concierto. Hubo muchísimas risas.
«Las canciones de Estopa me han acompañado en muchos momentos, como a tantas generaciones de españoles», escribió Albares al hilo del clip. «Todos sus temas son grandes. Y para mí, 'El del medio de Los Chichos', sublime. Gracias David y Jose por hacernos vibrar ayer en Madrid con vuestra música, autenticidad y cercanía. ¡Feliz aniversario! ¡A por 25 años más!». El vídeo se hizo viral, claro.
Este viaje triunfante tiene también su debe, claro. Casa Real aún puede mejorar en la cobertura de viajes tan importantes como este. Por ejemplo, discriminando el material de poca calidad y no dándole salida en sus canales sociales. Algunos clips mostraron movimientos de cámara que jamás se ven, menos en un perfil institucional.
No se retransmitió en directo ningún momento del viaje y hubiera sido bonito escuchar el brindis. Tampoco se mostró el momento quizá más interesante del viaje: una intervención de la princesa Leonor que, sin embargo, sí pudimos ver inmortalizada en una fotografía.
Uno de los besos que intercambiaron el presidente de Portugal y la princesa Leonor. /
En una de las instantáneas difundidas por Casa Real, comprobamos que Leonor tomó el micrófono y, sin papeles en la mano, habló a los jóvenes y expertos reunidos en el Oceanográfico de Lisboa para hablar de conservación y políticas oceánicas. Nos hubiera encantado escuchar las palabras de la futura reina.
Otro pequeño error que podría haberse prevenido tuvo que ver con el look de Leonor, inspirado directamente en el uniforme de trabajo favorito de la reina Letizia . El precioso traje rojo firmado por Carolina Herrera hubiera sido la elección perfecta, si la banda de la Gran Cruz de la Orden de Cristo que se le impuso a la heredera no hubiera sido del mismo color. No se distinguía de la chaqueta.
El presidente Rebelo de Sousa trató de conducir los pasos de la princesa Leonor, tocando su espalda. /
Habrá a quién le haya llamado la atención también las expresiones de afecto que intercambiaron el presidente Marcelo Rebelo de Sousa y la princesa Leonor. Es comprensible: la juventud de la futura reina mueve a tratarla con cierta familiaridad. Y, además, fue de hecho Leonor la que tomó la iniciativa para saludar con dos besos en la mejilla a Rebelo de Sousa, un gesto mutuo que volvió a repetirse cuando la condecoró.
Sabemos que la heredera se conduce con naturalidad. Quizá a ella se le escapó el automatismo de ofrecer su mejilla y el presidente no quiso dejarla con el beso en el aire. En todo caso, hay que recordar que Leonor viaja como una alta autoridad del Estado a la que se debe tratar con cierta circunspección. Propiciar tanto contacto físico con una representante de la Corona no suele ser norma y por eso sorpendió.