Por fin, el selecto grupo de periodistas y fotógrafos que siguen a lo reyes Felipe y Letizia hasta sus vacaciones en Mallorca tuvieron el premio que llevaban días esperando: la primera y acaso última foto del verano de la familia real al completo. Esto es: además de los monarcas titulares, la reina Sofía y sus nietas Leonor y Sofía. Estaba, además, Irene de Grecia, inseparable de la emérita.
Tenemos que resaltar este aspecto, pues extraña que los reyes Felipe y Letizia hayan esperado tanto para mostrar al público la calma chicha que aparentemente reina en la relación familiar con la abuela griega. Prácticamente han dejado para el último día el posado coral del verano , resumido en unos pocos minutos frente al restaurante en el que disfrutaron, quizá, de la última cena en Palma.
Antes de desgranar las particularidades de esta decisión, interesa contar algo más de otro de los restaurantes de Palma donde los reyes Felipe y Letizia comenzaron a despedirse de sus vacaciones españolas. Se trata de Mia, el nuevo restaurante de Guillermo Cabot, propietario de Ola de Mar, probablemente el local que más veces han visitado los reyes durante sus vacaciones en Palma.
Puede que la familia real, con Felipe y Letizia a la cabeza, hayan sido de los primeros comensales de Mia, pues el restaurante anuncia en internet su apertura para próximamente. Sin embargo, ya existen reseñas en Google acerca del servicio, excelente evidentemente: los pocos comensales que ya han acudido, advierten de que Guillermo sirve el mejor producto de la isla. Digno de reyes.
Las reservas de este nuevo restaurante de Guillermo Cabot, están abiertas para todo el mes de agosto, con lo que probablemente se agotarán tras la siempre conveniente visita de los monarcas españoles. Lo cierto es que ambos salieron de Mia con cara de satisfacción, lo mismo que Leonor, Irene y las dos Sofías, aunque las veteranas hermanas griegas parecían ya algo cansadas.
Probablemente por deferencia a ellas, los reyes Felipe y Letizia advirtieron que solo se pararían cinco minutos ante los fotógrafos al salir del restaurante, de manera que la reina emérita Sofía e Irene de Grecia pudieran llegar a Marivent lo antes posible. Lógico, pues la familia real terminó su cena a las doce de la noche, una hora ya bastante avanzada para dos octogenarias.
No eran las únicas comensales veteranas que salieron a cenar con los reyes y sus hijas. Aprovechando la presencia de la reina emérita Sofía e Irene de Grecia, pudieron sumarse a la reunión dos invitados sorpresa: el matrimonio formado por Tatiana Radziwill y su marido, el doctor Fruchaud. Son los acompañantes habituales del madre del rey Felipe cuando se encuentra en la isla. Recordemos: Tatiana es prima de la emérita y vivió con ella el exilio familiar en Sudáfrica durante la II Guerra Mundial.
La familia Borbón Ortiz se desplegó para asistir en el breve camino de la puerta del restaurante al coche a sus veteranas invitadas. La reina Letizia prestó su brazo a Irene de Grecia, ya necesitada de cierto sostén para caminar. Antes, pudimos verla abrazar la espalda del rey Felipe y mirarle, arrobada, mientras se despedían del servicio en la puerta del restaurante. Sin duda, la química continúa fluyendo entre los monarcas.
La reina emérita Sofía tampoco caminó sola hasta el coche: la princesa Leonor y la infanta Sofía la sujetaron de ambos brazos, bajo la mirada atenta del rey Felipe. Hubo muchas vivas al rey en los brevísimos minutos que este dedicó a posar antes de acceder a su coche. Y, sobre todo, la constatación de que los años no pasan en balde para Sofía e Irene de Grecia. Aunque la reina emérita continúe cumpliendo con las citas de su agenda oficial, su perfil es cada vez más el de una delicada y demandante abuela.
Resulta sorprendente, insistimos, que este verano haya desaparecido de la agenda oficial mallorquina la única salida en la que la reina emérita Sofía y sus nietas Borbón Ortiz podían ser vistas y fotografiadas juntas. Sobre todo después de escuchar insistentemente en estos últimos meses que la abuela había pedido reunir este verano a todos sus nietos en Marivent .
Sin embargo, tras contemplar a la reina emérita Sofía en su desplazamiento del restaurante al coche, apenas unos metros, se entiende un poco más que la familia real prefiera no someter a la abuela al trajín de los añorados paseos por los mercadillos , por ejemplo. Es tiempo de proteger, más que exponer, a la madre del rey Felipe. Aunque a ella, como buena reina, aún le sigue encantando que la iluminen los focos.
20 de enero-18 de febrero
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