La reina Máxima de los Países Bajos sabe cómo dar espectáculo con la moda y las joyas en sus viajes de Estado internacionales. /
Desde el fallecimiento de Isabel II el pasado septiembre, estamos en lo que podríamos definir como un falso momento de interregno, ese tiempo de excepcionalidad en el que un territorio carece de soberano. En Europa abundan los monarcas, pero sí cabe señalar cierta carencia de liderazgo en lo que se refiere a la influencia continental de una familia real. Al menos en cuestión de reinas, el ascendiente de la casa Windsor flaquea. Camilla no es rival ni para Letizia ni para Máxima .
Hasta el momento de la coronación, programado para el 6 de mayo de 2023, Camilla no será coronada como reina consorte, pero no es probable que su figura alcance la relevancia que tuvo Isabel II, que era jefe de Estado, ni la de sus homólogas Letizia y Máxima . Cabe pensar que la poderosa maquinaria de publicidad monárquica británica se ponga a a trabajar a toda máquina para producir simpatías hacia Carlos III y la figura de la reina quede algo más opacada.
Si esto ocurre así, se nos presentan acaso dos décadas hasta que Kate Middleton, la mujer llamada a renovar el glamour de la monarquía británica, llegue al trono. En este tiempo, una reina europea ha de cogerle el relevo a Isabel II como la monarca más influyente del continente y la que encarna los valores de la monarquía del siglo XXI de manera máxima. Dos mujeres destacan entre la actualmente reinantes: Letizia y Máxima.
Máxima de Holanda y Letizia comienzan ahora una etapa de esplendor maduro que debe revertir en la popularidad de la monarquía en sus respectivos países: han superado el medio siglo, dominan su papel y son conscientes de que ya están trabajando para que sus respectivas hijas asuman próximamente la jefatura del Estado.
La influencia de Letizia y Máxima en el planeta royal supera la de otras monarcas de su edad como Matilde de Bélgica, cuya renombrada inteligencia no suele proyectarse en favor de su figura; y, sin duda, al de las veteranas Silvia de Suecia, Sonia de Noruega y Margarita de Dinamarca.Ahora mismo, Letizia Ortiz y Máxima Zorreguieta son dos mujeres en el pico de su presencia y productividad que no tienen rival en la agenda internacional.
Obviamente, Letizia y Máxima tiene mucho en común en su carrera por el liderazgo continental de lo monárquico. Ambas le sacan todo el partido posible a su relación con la moda, aunque Máxima suele apostar por un efectismo y un barroquismo totalmente ajeno a la s obria reina Letizia. Esta no recurre a sus tiaras cuando visita una república. Sin embargo, Máxima lució corona en su última visita de Estado a Italia.
El arsenal de trucos que Máxima utiliza para lograr el favor de la ciudadanía nacional y europea no tiene fin, en parte porque los Orange no disfrutan de los índices de popularidad de antaño. De hecho, la reina argentina de los Países Bajos no duda en fotografiarse frecuentemente con sus hijas, en posados a tope de color, de moda y de palacio. Nada que ver con Letizia, que no expone a sus hijas más que lo estrictamente necesario.
Los reyes de los Países Bajos, Máxima y Guillermo, en su viaje oficial a Grecia. /
Con el fin de la pandemia, ambas reinas han tratado de reactivar al máximo sus agendas internacionales, un territorio en el que Máxima también le gana territorio a Letizia. No olvidemos que es economista, llegó a una vicepresidencia en Deutsche Bank y desde 2009 fue designada defensora especial del Secretario General de la ONU para la inclusión financiera y el desarrollo.
Esto convierte a Máxima de Holanda en la monarca que más controla los discursos en cumbres y congresos. Aún así, Letizia progresa adecuadamente en sus causas, más relacionadas con la salud: la lucha contra el cáncer, la promoción de la salud mental y la investigación de las enfermedades raras..
Este año, la reina Letizia ha viajado a territorio internacional en nueve ocasiones, incluida la cita anual de la Asamblea de Naciones Unidas en Nueva York, a la que también acude Máxima. Letizia compartió allí estrado con una de sus principales aliadas internacionales: Jill Biden.
La reina Letizia ha decidido no recurrir a la moda en sus viajes de cooperación: su chaleco rojo de Cruz Rojo se ha convertido ya en una dee sus eñas de identidad. /
Además, Letizia estuvo en Alemania, Croacia, Austria y Londres (tres veces: en la inauguración de la exposición de Zurbarán, el funeral de Isabel II y en una misa por Felipe de Edimburgo). Visitó Mauritania en viaje de cooperación con Cruz Roja y aún le queda Los Ángeles, donde inaugurará una nueva sede del Instituto Cervantes.
Máxima ha viajado en visita de Estado a India, Senegal, Suecia, Grecia, Italia y San Francisco (Estados Unidos) y, por supuesto, también participó en la Asamblea de Naciones Unidas en Nueva York. Eso sí: su misión de calado económico le permite ejercer su influencia sobre personas en primera línea del poder, como António Guterres, secretario general de ONU, o Margrethe Vestager, vicepresidenta de la Unión Europea. En este sentido, Máxima está mucho más cerca del poder real que Letizia.
Otro factor interesante para evaluar hasta dónde alcanza la influencie continental de Letizia y Máxima es su relación con la monarquía más poderosa de Europa: la británica. La familia real española es la única que recibió cuatro invitaciones al funeral de Isabel II, prueba de la relación de familiaridad entre los Borbones y los Windsor.
Por otro lado, es 'vox populi' que Carlos III y Letizia conectan especialmente: es la única monarca a la que saluda con un beso (la otra era su propia madre). Máxima, sin embargo, es demasiado moderna para The Firm. La Casa Real española aún mantiene ciertas esencias del viejo tradicionalismo imperial que gustan muchísimo a los Windsor.