¿Debería Letizia salir de incógnito? El significado de las cenas y cines de los reyes y las salidas que no son ni oficiales ni privadas

Que este ha sido un verano atípico para la familia real no es noticia para nadie. Entre la irrupción de Leonor como heredera y cadete y los Juegos Olímpicos de París 2024 , hemos tenido presencia constante de los reyes y sus hijas por los habituales canales oficiales. La tendencia se anuncia imparable: auguramos que, en los próximos meses (años), la imagen de Felipe, Letizia y Leonor se va a multiplicar.

En el tira y afloja de los periodistas con Zarzuela, el objetivo de los informadores siempre es confirmar y tener acceso a cada movimiento de Letizia. Es conocida la opacidad de Casa Real en lo que a las actividades privadas de la reina se refiere. La agenda de los monarcas detalla sus salidas oficiales, pero de su vida fuera del horario laboral apenas sabemos nada. Son altamente secretas .

La demarcación entre lo público y lo privado de Casa Real es radical. Nada se confirma o se anuncia que no tenga que ver con el trabajo de representación de los monarcas o acontecimientos relevantes desde un punto de vista constitucional, como la mayoría de edad de la princesa Leonor. La protección sobre la vida privada de la hija mayor de los reyes es especialmente rígida: sus guardaespaldas vigilan que no se le hagan fotos .

Como estamos comprobando, no hemos visto fotos de la princesa Leonor pillada cenando en el chiringuito de Málaga donde ha disfrutado de sus últimas noches de verano. Durante toda su estancia en Zaragoza, apenas hemos visto una, muy borrosa, en una discoteca. Evidentemente, el plan de contención que le permite que su vida privada sea efectivamente privada funciona.

La mayoría de los expertos en Casa Real investigan los movimientos de lo monarcas a través de fuentes alternativas: desde los aterrizajes y despegues del contingente de aviones Falcon que traslada a la familia real, a hosteleros, funcionarios o personal de organizaciones que les recibe. A veces, son los mismos viandantes los que publican en sus redes las fotos que atestiguan una salida de Felipe y Letizia . Como sabemos, a los reyes les encanta salir de noche.

Como sucede con Leonor, debemos suponer que es fácil para los monarcas disfrutar del ocio a pie de calle de manera privada, sin que una nube de fotógrafos levante acta de sus salidas. Se entiende que algún viandante tome la típica fotografía de Felipe y Letizia caminando por la calle. Lo que no termina de encajar en el radical esquema público-privado que defiende Casa Real es esta modalidad de salidas privadas que, por alguna razón, se convierten en públicas.

La historiadora María José Rubio es una de las muchas expertas en casas reales que sostienen que la vida privada de la familia real no existe, pues todos los avatares familiares afectan a una institución que se legitima, precisamente, por sus lazos familiares. En la práctica, comprobamos además que, efectivamente, lo mismo tiene interés público el evento de la agenda oficial que una cena en una marisquería madrileña al filo de la madrugada.

Si esto es así, si las salidas privadas de Letizia se hacen públicas, ¿por qué no dejar constancia en el perfil de Instagram de estas cenas y cines de los reyes ? La costumbre de los reyes de salir por sorpresa a vivir la noche madrileña acerca su figura al común de los mortales, pero también alimenta el juego de cazar a los monarcas que, en breve, se convertirá en el juego de cazar a Leonor en sus propias cenas, cines y citas.

No termina de funcionar esta categoría gris de salidas privadas pero públicas a las que se han acostumbrado los reyes y, desde luego, no parece que pueda favorecer a una Leonor que, en breve, tendrá una vida fuera de la academia militar de turno. Convendría a todos la claridad: fotos en Instagram de las apariciones de la familia real o salidas de incógnito. Jamás un Borbón ha tenido problemas para mantener su ocio en secreto.