Así se convirtió la reina Sofía en el mayor apoyo de Letizia Ortiz antes de subir al trono (mientras Iñaki Urdanagrin se volvía el enemigo en la sombra)

Lo tuvo todo en contra desde el minuto cero. De hecho, amigos y familiares le repetían a Letizia Ortiz (Oviedo, 1972), entonces una de las presentadoras de informativos más consistentes de Televisión Española, si sabía dónde se metía. Los cercanos a la periodista aseguran que ella lo tenía claro, aunque, a la vista de todo lo que sucedió después, no es tan seguro que se imaginara todo lo que se le iba a venir encima.

La tormenta comenzó el mismo día 1 de noviembre, cuando los periodistas que ya sabían del romance real tuvieron vía libre para abundar en el perfil de la mujer que sí o sí iba a casarse con el entones príncipe Felipe. La casa real anunció oficialmente el compromiso y en los medios de comunicación del país se pararon máquinas. Había que contarlo todo, todo, sobre la futura reina . Y había mucho.

En un primer momento, la prensa nacional se limitó a narrar la biografía de Letizia Ortiz , disruptiva por sí misma. Por primera vez en la historia de España una mujer plebeya, sin rastro de abolengo aristocrático en su árbol genealógico, iba a convertirse en reina consorte. Letizia no solo era una mujer trabajadora, sino nieta de un taxista, hija de una sindicalista divorciada. Por primera vez, una sencilla joven de clase media iba a representar la más alta institución estatal y ser un referente para los grandes de España.

En las revistas y periódicos del país se hizo un cisma: los que defendían a Letizia y los que no. Entre los defensores se contaba la legendaria periodista Pilar Urbano, quien tenía claro ya entonces que la monarquía debía abrirse a la calle para sobrevivir. «Yo creo que la plebeyización de las monarquías es la vacuna para que sobrevivan», aseguraba. «Se habían quedado rancias, obsoletas y con código de caducidad ya venciendo. Es necesaria esta inyección de sangre roja. Más que una vacuna, diría casi que es un salvoconducto, y se está viendo en toda Europa».

Justo enfrente de Pilar Urbano y las defensoras de Letizia se situaba un grupo de rabiosos críticos liderados por Jaime Peñafiel, el periodista más hostil en sus ataques a la futura reina que, además, la ha acabado culpando del destino del rey Juan Carlos: «Letizia manda mucho en Zarzuela y ha colaborado para que su suegro se vaya del país», aseguraba.

Peñafiel, juancarlista confeso, apoyaba que fuera la infanta Elena, y no Felipe, la que subiera al trono. «Porque es la más Borbona y la más parecida a su padre», aseguraba el periodista. «Tiene un sentido enorme de la dignidad, de la familia. El Príncipe también, pero está totalmente absorbido por su esposa». Obsesionado por la idea de que Letizia domina al rey, Peñafiel acusaba a la futura reina de cambiar al heredero.

El liderazgo de estos dos periodistas en la vanguardia de la defensa y la crítica a Letizia no es casualidad. Urbano era la periodista más cercana a la reina Sofía y hasta había firmado su única biografía autorizada, 'La reina' (1996). Peñafiel era confidente del rey Juan Carlos, altavoz de sus opiniones y justificaciones desde su misma llegada al trono.

La guerra mediática contra Letizia se convirtió en la expresión pública del enfrentamiento que ha desestructurado la familia real. Letizia fue un daño colateral, pero por poco se la llevan por delante. Sobre todo, porque gran parte de la aristocracia y de la alta burocracia se alineó con el rey emérito.

En cuanto se vio claro que Letizia se casaría con el príncipe Felipe, la revuelta de los nobles partidarios del rey Juan Carlos saltó a los periódicos. Se llegó a publicar que un marqués aseguraba que una buena parte de los nobles estaría a favor de que Elena heredara el trono. Incluso se rumoreó que un bufete madrileño estudiaba la promoción de la candidatura de Froilán, el primogénito de la infanta, como heredero legítimo. Cayetano de Alba ha contado en sus memorias cómo Letizia fue rechazada por ciertos nobles y la reina Sofía tuvo que pedir a Cayetana de Alba que organizara una cena para presentarla a la futura princesa de Asturias. «

En realidad, la verdadera guerra contra Letizia se libraba en Zarzuela, donde gran parte de la familia se opuso desde el primer momento al matrimonio. El príncipe Felipe amenazó con rechazar la coronasi su padre no le daba la aprobación, pero este resolvió hacerle la vida poco fácil a la novia. Fernando Ónega, próximo a los Borbón, ha revelado: «Don Juan Carlos no la veía y prefería a alguien de sangre real». Sobre ella, Ónega constata: «Letizia lo pasó mal. Es un mundo de etiqueta regia, a ella le gustaba salir a la calle con los pantalones vaqueros rotos. Ver que su nuera salir con una vestimenta así le chocó violentamente».

En el documental orquestado por Ana Pastor y Aitor Gabilondo sobre la familia real, una fuente cercana al rey desvela que «la relación de Letizia con la familia de Felipe nunca fue fluida y ahora es distante». Y apunta a un segundo enemigo de Letizia en el seno de la familia: Iñaki Urdangarin. «Urdangarin siempre fue el enemigo número uno de Letizia en la Familia Real, incluso antes de que estallara el caso Nóos», revela una persona que conoce desde niña a la reina. «Ni el rey ni las infantas. Iñaki», insiste. «Al principio existía una entente cordial, hasta que Letizia supo que Iñaki ponía a Felipe en contra de ella».

Pilar Urbano desveló hace una década que la reina Sofía quiso abrirle los ojos a Letizia sobre lo que iba a encontrarse en Zarzuela. «Letizia, doña Letizia, lleva un gran máster», aseguró en una entrevista. «Ha cursado diez años de preparación más uno de noviazgo gracias a que la reina Sofía tuvo mucho interés que viviese en Zarzuela. Me dijo: 'No la traje aquí a que aprendiera nada, aunque también aprendió protocolo y las demás cosas, sino para que abriera los ojos y los oídos y viera en qué familia se metía y qué tipo de vida le iba a tocar a vivir».