Los reyes Felipe y Letizia, a su llegada a la cena del Comité Olímpico Internacional que se celebró en el Louvre de París. /CASA REAL
Los reyes Felipe y Letizia, a su llegada a la cena del Comité Olímpico Internacional que se celebró en el Louvre de París. / CASA REAL

LA MÁS ELEGANTE EN EL LOUVRE

Lo que no se vio de Letizia en París: la guerra secreta entre reinas para brillar en los Juegos Olímpicos

La concentración de 'royals' europeos en París confirma la importancia de los Juegos Olímpicos para las monarquías. Solo había que ver a la reina Letizia en la bienvenida al equipo español para saber que la familia real va a darlo todo.

No estuvo todo el equipo olímpico español, obviamente, pero sí una representación suficiente ante la que se selló el compromiso de la familia real con el esfuerzo del deporte nacional por brillar en los Juegos Olímpicos de París. A la misma hora, la selección de fútbol femenino, con Aitana Bonmatí a la cabeza, se hacía con su primer triunfo frente a Japón (2-1). Lo mismo hizo la reina.

Ya no es noticia: la monarca española compareció en su primera jornada en París con un Dior de alta costura de la colección de la pasada primavera, cedido por la 'maison' francesa. Un detalle para el país anfitrión que ya es costumbre en la estrategia de seducción de Letizia, que suma puntos por elegir una firma con mujer al frente (María Grazia Chiuri) que dedicó una de sus colecciones 'cruise' a Andalucía y su artesanía. Nótese, además, el sentido práctico de la reina: gracias al modelazo, evitó tener que cambiarse para la cena en el Louvre, pocas horas después.

Pero volvamos a la casilla de salida, pues el rey Felipe puso palabras a lo que el look de Letizia proclamaba a los cuatro vientos: el despliegue de presencia de toda la familia real con ocasión de París 2024 promete intensidad. «Es un orgullo estar con vosotros aquí, y mañana en una inauguración que nos han dicho va a ser muy original, pero sobre todo poder acompañaros en las competiciones en las que participéis», comenzó.

«Vamos a dividirnos entre la reina, la reina Sofía yo mismo y las infantas», anunció el rey Felipe, ante la representación de los 383 deportistas (es el equipo olímpico más numeroso después del de Barcelona 92). «Aunque no podremos estar en todos los eventos«, se lamentó. «Disfrutad y hacedlo lo mejor posible», remató, tras recordar su participación como abanderado en los Juegos que se celebraron en la capital catalana.

Mary de Dinamarca y el rey Federico, a su llegada a París. / instagram

Todo sucedió en la Avenida Marceau 22, en el elegante y popular distrito VIII de París, donde se sitúa la embajada española en París. Es convenientemente contiguo al distrito I, el corazón de la ciudad con el Louvre en su centro, localización de fantasía para la cena que ofreció el Comité Olímpico Internacional. Felipe y Letizia llegaron en el coche de rigor, con el mismo look que ya habíamos visto en la embajada. Fue, también, el más espectacular de la noche.

Letizia ganó su primer duelo de estilo en los Juegos

Si decimos que Letizia triunfó en la cita prólogo de los Juegos Olímpicos de París es, precisamente, por este comienzo a la altura de la alta costura. Voló muy por encima de la reina Mary, vestida de rojo con un mono sin mangas en la cena en el Louvre. Quien sí quiso esforzarse un poco más fue la siempre elegantísima Matilde de Bélgica, quien se cambió el traje de chaqueta rojo que llevó a su llegada por un conjunto de pantalón, top y capa blanco. Iba imponente, pero no tanto como la reina española.

Alberto y Charlene de Mónaco fueron recibidos por el presidente del COI y su esposa en el Louvre, donde se celebró la cena de bienvenida. / gtres

Al Louvre acudió Guillermo de Orange solo y diez minutos antes de tiempo, con lo que tuvo que esperar a que llegara el anfitrión a recibirle. No sabemos porqué no le acompañó ni Máxima ni Amalia, la princesa heredera. Vimos muy bien avenidos, sin embargo, a Charlene y Alberto de Mónaco, con la princesa luciendo su silueta de ex nadadora con un top sin magas adornado con una gran flor y pantalones. Bien, pero tan discreto como las mujeres con poder que esperaban dentro, como Amelie Oudea-Castera, ministra de Deportes, o Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo.

Toda la familia real asiste a la inauguración de los Juegos

En realidad, la primera gran batalla de 'royals' en esta guerra por la visibilidad en los Juegos Olímpicos de París se dirime hoy, con la ceremonia inaugural oficial y el famoso desfile de delegaciones. No será en esta ocasión en un estadio, sino a lo largo del río Sena, con lo que la espectacularidad de las imágenes está asegurada. Antes, Emmanuel y Brigitte Macron ofrecerán una recepción a los jefes de Estado en el Palacio del Elíseo.

Felipe y Matilde de Bélgica, en la alfombra roja del Louvre. / gtres

Desde hoy y hasta el 11 de agosto, las distintas casas reales se distribuirán en el calendario olímpico para asistir a las citas deportivas más importantes y, de paso, iluminarse con el triunfo de los campeones. Pocas combinaciones funcionan mejor que monarquía y Juegos Olímpicos, una élite deportiva que, en tantas especialidades, está al alcance de los más pudientes. Príncipes y princesas han competido con fruición en deportes de élite, también como una manera de encarnar la excepcionalidad que les llega por nacimiento.

En las últimas décadas, los grandes espectáculos deportivos se han convertido en una de las escasas manifestaciones culturales masivas, familiares y políticamente correctas a las que instituciones como la Corona puede asociarse. Los Juegos Olímpicos, además, suman los valores nobles del Olimpismo que los mismos monarcas aspiran a encarnar. Dicho de otra manera: cada foto o vídeo viral de reyes, reinas y princesas asociadas a una final olímpica valen oro en visibilidad, de la buena. Dan la vuelta al mundo.