Sonsoles Ónega y el reto de escribir la biografía oficial de Letizia: quién puede contar toda la verdad sobre la vida de la reina

Nada más cumplirse el primer aniversario del fallecimiento de la reina Isabel II comenzó el runrún acerca de la inevitable biografía oficial que, como es tradición, encargará la Corona británica. The Firm es consciente de la importancia de dejar negro sobre blanco la verdad histórica de un reinado, algo que no consta de manera tan nítida en la Corona española. ¿Habrá memorias autorizadas de Letizia? ¿Habrá pensado en Sonsoles Ónega para escribirla?

Ahora mismo, el rey Carlos III tiene entre manos la decisión de elegir al historiador que escribirá la biografía oficial de su madre, pues no es ni un novelista ni un periodista quien tiene el honor y la responsabilidad de fijar el legado de cada monarca británico. Suenan ya varios nombres como próximo biógrafo real de Isabel II, pero se rumorea que el monarca podría elegir por primera vez una historiadora, quizá Jane Ridley, autora de biografías sobre Eduardo VII y Jorge V.

Sea quien fuere, podría enfrentarse a un trabajo de varios tomos que llevaría más de una década. Algo muy conveniente para la familia real británica, pues permitiría retrasar la publicación de tal manera que Carlos III no tuviera que leer la crónica de la oposición de su madre a su relación con Camilla , entre otros asuntos peliagudos relacionados con el fallecimiento de Diana de Gales.

En España, no existe la tradición de encargar a ninguna eminencia académica la investigación y redacción de la biografía de los monarcas, ya sea jefe de Estado o consorte. De hecho, tanto el rey emérito Juan Carlos como la reina emérita Sofía autorizaron varias biografías, pero en el apogeo de su reinado y escritas por amigos. Nada que ver con el modelo que propone la Corona británica con sus encargos.

Todos los reyes británicos saben de la importancia que tendrá la biografía real en su proyección histórica y, de alguna manera, se preparan para ella. El rey Carlos III acostumbró a su hijo Guillermo a comunicarse con cartas, de forma que pudieran pasar al archivo real y servir para su futura biografía. La progenitora de Isabel II, la reina madre, grabó infinidad de casettes para que su biógrafo tuviera material sobrado para su biografía.

En España, el rey emérito Juan Carlos dio su aprobación a dos biografías, aunque solo una de ellas se benefició de su colaboración sustanciosa en forma de más de 70 horas de entrevistas. La firmó en 1993 el aristócrata y amigo personal del monarca José Luis de Vilallonga, quien formaba parte de la llamada 'corte de Mallorca' que protegió el romance del Borbón con Marta Gayá .

Sofía de Grecia no se quedó atrás en lo que a biografías se refiere y también decidió confiar en una periodista amiga, en este caso en Pilar Urbano. Sus largas conversaciones se concretaron en un volumen publicado en 2008, que escandalizó por las opiniones de la reina sobre la homosexualidad , el aborto o la eutanasia. De hecho, Casa Real tuvo que publicar un comunicado en el que se aseveraba que aquellas palabras no se correspondían «con exactitud» a lo dicho.

Dicen que este escándalo ha vacunado a los reyes Felipe y Letizia contra la idea de publicitarse en entrevistas o biografías autorizadas. Y, sin embargo, la idea de que la Corona fije su propia posición al respecto de un reinado parece de lo más recomendable. ¿Acaso no merece la reina Letizia, la primera monarca de clase media, una biografía?

Son tres los caminos disponibles para un encargo real de este tipo. El primero, en la línea de lo efectuado por los monarcas eméritos, pasaría por confiar en algún periodista amigo. Aquí, la reina Letizia no tendría problema, pues encuentra en su círculo íntimo varias periodistas posibles candidatas. La más famosa, la reciente Premio Planeta y estrella de las tardes en televisión, Sonsoles Ónega.

Sin duda, la biografía oficial de la reina Letizia sería otra pica en Flandes para Sonsoles Ónega, que sumará a su novela 'La hija de la criada' no solo el Premio Planeta, sino una próxima serie de televisión. Apostamos también por Almudena Bermejo , actual directora del Espacio Fundación Telefónica y coautora de la primera biografía de Carmen Romero, esposa del presidente Felipe González, junto a la periodista Marta Robles.

El segundo camino sería optar por la vía británica y confiar en un historiador o historiadora, más centrado en el significación histórica del relato biográfico que en la peripecia personal. Elevaría la relevancia de la biografía, aunque con el peligro añadido de no poder controlar tan fácilmente el resultado: el compromiso de un académico con la verdad histórica es difícilmente alterable.

¿Tendríamos historiadoras interesadas en escribir la biografía de la reina Letizia? El reto podría recogerlo Isabel Burdiel, ganadora del Premio Nacional de Historia por su biografía de Isabel II. O la escritora Anna Caballé, responsable de la Unidad de Estudios Biográficos de la Universidad de Barcelona y ganadora del mismo premio por su excelente biografía de Concepción Arenal.

El tercer camino sería el más inesperado pero, a la vez, ese que estaría a la altura de una monarca excepcional, por su extracción social y su biografía, como es Letizia Ortiz. Letizia podría asumir la tarea de dejar testimonio de su experiencia en el trono de su puño y letra, ejerciendo su insumergible vocación por el periodismo . No sería la primera, pues la reina Federica de Grecia, madre de la reina emérita Sofía, contó su propia vida en 1971, en unos diarios que se publicaron en España en 2006.