La reina Letizia, la princesa Leonor y la reina emérita Sofía, a su llegada al Teatro Campoamor de Oviedo, donde se entregaron los Premios Princesa de Asturias 2023. /
Puede calcularse, y de hecho se hace, la temperatura indumentaria de una gala, sobre todo de una tan ceremonial como la de los Premios Princesa de Asturias. En Oviedo, la etiqueta obliga lo justo , como vemos en las invitadas mejor y peor vestidas . Se sobreentiende, en todo caso, la imposibilidad de competir con la implacable y guapísima reina Letizia . La monarca domina el espectáculo. Quizá por eso, la competencia llegó de otro territorio: el de la emoción.
Se recuerdan pocas ceremonias tan emotivas como la de los Premios Princesa de Asturias 2023, marcados por el fallecimiento de dos premiados , el filósofo Nuccio Ordine y la historiadora Hélène Carrère d'Encausse, y de la esposa de un tercero, el biólogo Jeffrey Gordon, que por ello no acudió a la gala. Pero no solo sus familiares presentes en Oviedo, aún en duelo, pusieron los sentimientos a flor de piel.
Cabe pensar, porque es inevitable sustraerse a lo que ocurre en el mundo, que cierta sombra de pesar ciertamente pesara sobre el ánimo de muchos presentes en el Teatro Campoamor. De hecho, el discurso de cierre del rey Felipe VI se volvió trágicamente significativo cuando se refirió a Ucrania y Gaza. Esa preocupación, tan real, sumó para un desborde de emociones que, en ocasiones, llenó los ojos de premiados y asistentes de lágrimas.
La princesa Leonor presidió por última vez los Premios Princesa de Asturias cobijada por sus padres, los reyes Felipe y Letizia. /
Dos personas habitualmente circunspectas se vieron desbordadas por la emoción al contemplar cómo Leonor, hecha un manojo de nervios , consciente ya del peso de esa gigantesca mochila que supone la Corona, llegaba al final de su discurso. Su padre, el rey Felipe VI, la tranquilizó con una lluvia de sonrisas que quería consolarla con un «te ha salido muy bien».
En el patio de butacas, Paloma Rocasolano, madre de la reina Letizia y abuela orgullosa, no pudo evitar que los ojos se le brillaran escandalosamente de la emoción. Hasta se llevó la mano al pecho para tocarse un colgante, terminado en una cruz. Inevitablemente, estos momentos de orgullo y felicidad familiar llevan a acordarse de quien ya no puede vivirlos.
Ante los ojos de Paloma Rocasolano y de todos los presentes, la princesa Leonor ponía otra cruz en su intenso calendario de octubre. Las reacciones de su abuela y también de su madre el día de su jura de bandera permiten entrever la enorme responsabilidad con la que la joven enfrenta su destino, tan privilegiado como cruel.
No sería extraño que, en breve, Leonor eche de menos la simplicidad de sus años de instrucción militar. No debe ser fácil enfrentarse al escrutinio de cada look , de su maquillaje y de su pelo, siempre en comparación con la reina Letizia. En esta ceremonia de los Premios Princesa de Asturias, madre e hija se coordinaron (una sexy, la otra 'lady') para no competir. Aunque, a pie de calle, no hubo dos reinas ni tres. Hubo cuatro.
Oviedo reserva un lugar especial en su corazón carbayón para la reina Sofía: la emérita no se pierde una ceremonia de los Premios Princesa de Asturias desde 1981. Su llegada matutina al hotel Reconquista y su aparición vespertina en el palco del Teatro Campoamor siempre desata cariñosos aplausos. Aunque Letizia tenga que estar siempre pendiente para que no rompa orden y protocolo, de ninguna manera parece que vaya a resignarse a ver la gala por la tele, desde Zarzuela.
La reina Letizia ha sido, desde su compromiso con el rey Felipe VI, la verdadera estrella de estos premios, entregados a una reina asturiana que ha ido creciéndose con los años. En la sentimental ceremonia de 2023, la monarca volvió a dar espectáculo con su mejor versión Hollywood. Su espectacular vestido negro proclamaba que sabía de la competencia de otra reina, esta sí genuinamente hollywoodiense: Meryl Streep.
La actriz estadounidense se coronó como reina sin corona de los Premios Príncipe de Asturias 2023 , y no precisamente por su atuendo, de una sencillez absoluta. No hacen falta decoraciones cuando alguien posee tal capacidad para la emoción, no solo para sentirla sino para expresarla. Streep no paró de llevarse las manos al corazón, a la cara, a la boca ante las muestras de cariño de la gente. Entregó un tremendo agradecimiento y se le devolvió con creces.
Meryl Streep se mostró emocionada y agradecida por las muestras de cariño de los asturianos durante toda su estancia en el Principado. /
El discurso de Meryl Streep fue, además, uno de los más emocionantes que se han escuchado en el Teatro Campoamor y una prueba de su altura intelectual. Ni siquiera el rey Felipe pudo evitar exclamar «¡Qué bueno!» cuando la actriz lo dio por finalizado. Muchas personas en el patio de butacas soltaron una lagrimita mientras la escuchaban, incluido su emocionado hermano, concentrado en grabarla con su móvil.
Meryl Streep se despidió de los Premios Princesa de Asturias con su mejor discurso, una demostración de amor a la interpretación y a la capacidad de los actores (y de todos nosotros) para ponernos en la piel de otros, hasta de los otros más alejados, los más distintos, los más incomprendidos.
«Cuando nacemos nos identificamos con los demás, sentimos empatía», dijo al final de su emocionante discurso. «Los bebés lloran solo con ver a otro sus lágrimas pero a medida que crecemos reprimimos esos sentimientos para suplantarlos a favor de una ideología o como un escudo. Y así llegamos a este triste momento de la Historia».