Lo que no hemos visto de Letizia y Sofía en la final del Mundial de fútbol femenino en Sídney: euforia en la grada, abrazos a las jugadoras de la selección y la reina y la infanta descolocadas por el no-protocolo de la celebración

La presencia de la reina Letizia y la infanta Sofía, la verdadera forofa del fútbol de la familia real, supuso la confirmación de la victoria de la selección española en la final del Mundial del fútbol femenino de Australia . Al reconocimiento de toda la afición y de todo un país a la excelencia deportiva y la lucha incansable de las jugadoras, se suma el apoyo de la Corona. En un partido de infarto, la infanta Sofía se confirmó como el amuleto de 'la otra roja'.

Vestidas de rojo en un guiño de lo más simbólico, la reina Letizia y la infanta Sofía se confirmaron como el gran amuleto de la selección española. Más aún la pequeña de los Borbón Ortiz que la monarca. La señal de televisión Española no ofreció imágenes de madre e hija saltando en la grada, pero su alegría era desbordante.

«Es una alegría y es emocionante estar hoy aquí en Sidney para arropar y para acompañar a las jugadoras y a todo el cuerpo técnico en una final que está haciendo vibrar a toda España», dijo la reina en declaraciones a Televisión Española desde el estadio. A su lado, la infanta Sofía no podía disimular su emoción por estar en una final del Mundial de fútbol femenino . Probablemente no será la última, dada su afición al fútbol.

«Yo creo que de nuestro lado están esa capacidad para superar obstáculos, el trabajo, el esfuerzo, las ganas de ganar y ojalá que también la suerte nos acompañe... Pero con independencia de lo que suceda, ellas ya son unas campeonas», añadió la reina Letizia desde el Palco Presidencial del Estadio Australia. La monarca ya les había dado suerte en su visita a la concentración previa al Mundial. Sus palabras fueron proféticas.

«Sé que sois conscientes de la expectación que generáis y de la ilusión que espero que sintáis de tantísima gente que os apoya, os anima y os quiere», les dijo Letizia, que, animó a las jugadoras a que hicieran aquello que mejor sabían hacer, «que es jugar al fútbol . Al fútbol, sin etiquetas». Sin duda, eso hicieron.

Lo cierto es que la reina Letizia y la infanta Sofía celebraron el triunfo de la selección española como unas aficionadas más, aunque el debido respeto a las contrincantes británicas obligaba a cierta circunspección. Aún así, la monarca no pudo reprimir gestos de alegría y muecas de decepción en distintos momentos del partido. Aunque sea menos forofa que su hija, lo cierto es que lo vivió mucho más.

La emoción se desató tras la entrega de medallas, un ritual que se cumplió con seriedad y apretones de manos de la reina y la infanta Sofía al equipo técnico y a las jugadoras británicas y con abrazos a todas las jugadoras de la selección española . Se desató la euforia y Letizia fue víctima colateral de la alegría de las deportistas, quienes prácticamente le arrebataron la copa cuando fue a entregársela. La monarca tuvo que salir a toda prisa del estrado para que no la pisaran. Pero su actitud y su entrega fueron de matrícula de honor todo el tiempo.

A partir de esa primera foto de celebración de la selección femenina con su anhelado trofeo, se desató un no-protocolo que cogió a la reina Letizia y la infanta Sofía totalmente desprevenidas. Sorprendentemente, la monarca tuvo que volver subir al estrado y a abrirse paso entre las jugadoras y el equipo técnico que allí saltaban para repetir la entrega del trofeo, pues no había habido foto. Salió a duras penas de aquella 'marea roja'.

En una escena impagable, la selección española entregó a la reina Letizia una camista con su nombre al grito de «¡Leti, Leti», que también fue coreado entre risas por el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales. A continuación, la hicieron botar al grito de «¡Que bote la reina». Después,, entregaron una camiseta a la infanta Sofía, con la misma celebración. Ellas, bastante cortadas, se dejaron llevar con cierta cara de desconcierto. Pero, a pesar de la sorpresa, tanto la reina como la infanta aguantaron el tipo y estuvieron muy por encima de la altura que se les supone en situaciones sorprendentes como esta que todo se sale del protocolo esctricto que prescriben desde Casa Real.

La escena final del encuentro entre Letizia y Sofía y la selección española generó la misma sensación de espontaneidad que debieron sentir madre e hija. De nuevo, una foto improvisada con el equipo rodeando a monarca y la infanta se convirtió en un caos en el que la joven no sabía si agacharse o levantarse, si coger el trofeo o dárselo a una jugadora.

La reina buscaba posición: levantaba la camiseta para celebrarla y, a continuación, la bajaba para no taparse la cara ni tapársela a Sofía. Alguien de Casa Real debió prever lo incontrolable de la situación. Por algo los monarcas prefieren el tenis, el polo o la vela. Inevitable imaginar las risas del rey Felipe, mientras veía la escena por televisión. «Qué novatas», debió pensar.