JOYERO PRESTADO Las impresionantes joyas que hereda Marie Chantal Miller de las reinas griegas: esmeraldas, rubís y la tiara de diamantes de la reina Sofía

Marie Chantal Miller no es reina oficial de Grecia, pero sí herederá como tal las joyas de pasar más impresionantes de las monarcas helenas. Sobre todo, las valiosísimas piezas de la reina Olga.

Marie Chantal Miller con la tiara de diamantes de la reina Sofía en el 40º aniversario de la llegada al trono de la reina Margarita de Dinamarca. / gtres

Elena Castelló
Elena Castelló

Aunque ya ha tenido la oportunidad de lucir algunas de ellas, Marie-Chantal Miller se ha convertido, con el fallecimiento del rey Constantino, en la heredera de las joyas más importantes de la corona griega. No será reina , porque el trono de Grecia no existe desde 1974, pero su esposo Pablo es ahora el jefe de la Casa Real de los Helenos y eso pone a su disposición valiosas piezas de la colección de las reinas griegas que, hasta ahora, utilizaba la reina Ana María.

Como representantes de la monarquía griega, Pablo y Marie-Chantal acudirán a los compromisos de la realeza europea, que serán la ocasión para que la princesa luzca las extraordinarias joyas de pasar helenas que se han legado de generación en generación, en el seno de la familia real. Uno de esos actos podría ser la coronación de Carlos III de Inglaterra , el próximo mes de mayo.

Cuando Constantino II se casó con la princesa Ana María de Grecia , la reina Federica, su suegra, le entregó el joyero de las reinas de Grecia, una colección espectacular que ha llegado casi intacta hasta nuestros días. Sin embargo, muchas piezas lucidas por la reina Ana María no pertenecían a este joyero, sino a su colección personal, por lo que Marie-Chantal solo podrá lucirlas como préstamo.

El impresionante joyero de la reina Olga que heredará Marie-Chantal Miller

Las joyas de pasar de los helenos pertenecen casi en su totalidad al joyero de la reina Olga, bisabuela de la reina Sofía de España, casada con el rey Jorge I de Grecia, y cuya vida estuvo marcada por el asesinato de su esposo y por el exilio.

Olga Constantinova, nacida en 1851, era gran duquesa de Rusia, hija del gran duque Constantino Nicolás de Rusia, y sobrina del zar Nicolas I, y de la Gran duquesa Alejandra de Sajonia-Atenburgo. Se casó con el rey Jorge I de Grecia en 1867 en San Petersburgo y, gracias a la inconmensurable riqueza de los zares de Rusia, recibió una de las dotes más espectaculares de su época, a la que pertenecen muchas de las joyas que luego pasaron a sus sucesoras en el trono de Grecia.

Una muestra de la gran riqueza de la reina Olga fue la construcción de numerosos hospitales para personas sin recursos, así como orfanatos para niños pobres y residencias de ancianos, todos ellos financiados por ella, gracias al vasto patrimonio de la familia real rusa.

Las joyas de pasar más valiosas de la familia real de Grecia

Uno de los conjuntos más valiosos que podría pertenecer al nuevo joyero de Marie-Chantal es la parure de esmeraldas de los Urales, rodeadas de diamantes, regalo de boda de la reina Olga, confeccionado por Cartier. Además de una espectacular tiara de diamantes decorada por grandes esmeraldas, que puede utilizarse también como collar, forman parte del conjunto un collar, pendientes y broche, de los que cuelgan grandes gemas en forma de lágrima.

Ana María de Grecia, con el conjunto de esmeraldas.

Ana María de Grecia lució esta impresionante tiara en la boda de Federico y Mary de Dinamarca en 2004, y hasta el momento no se la ha prestado a nadie. Solo la han lucido las reinas de Grecia, y por esta razón, es difícil saber si pasará también al trousseau de Marie-Chantal, que no va a ceñir ninguna corona. La reina Olga lució a menudo sus esmeradas, prendiéndolas como broches en tocados y vestidos. La reina Federica las lució en la boda de don Juan Carlos y doña Sofía, en 1962.

El otro aderezo espectacular que pertenece también a las reinas de Grecia es el de las ramas de olivo, compuesto por una bellísima tiara de hojas de olivo, dos broches y una gargantilla, a los que se añadió más tarde unos pendientes, todos de rubíes y diamantes. Su intenso color rojo es el que se llama «sangre de paloma» y se cree que las piedras provienen de Birmania.

La reina Ana María con el conjunto de hojas de olivo.

Pertenece también a la dote nupcial de la reina Olga, y la reina Federica se lo entregó a Ana María cuando se convirtió en reina al casarse con Constantino. Han sido varias las veces que hemos visto a la esposa del ex rey de Grecia luciendo este conjunto, como en el enlace de Victoria y Daniel de Suecia, pero nunca hasta ahora lo ha lucido ninguna de sus nueras, ni sus nietas, ni tampoco su hija. Muchas de las joyas de la reina Olga fueron subastadas con el tiempo. Por ejemplo, una pulsera de diamantes, que fue adquirida por más de 600.000 euros hace unos años.

Existe una tercera joya, muy significativa también, que sí ha lucido Marie-Chantal, como princesa heredera: la tiara de diamantes de la reina Sofía, abuela de la reina Sofía y bisabuela de Pablo de Grecia, que se creía pérdida, desde la última vez que la reina Federica la lució, en la boda de su hijo Constantino con la reina Ana María.

Marie-Chantal Miller con la tiara de diamantes de la reina Sofía.

Esta fabulosa tiara no formaba parte de las joyas de la corona de la casa real griega, sino de las personales de la reina Federica. Marie-Chantal sorprendió a todos cuando apareció con ella en el baile de gala celebrado en el palacio de Christianborg, con motivo del 40º aniversario de la subida al trono de la reina Margarita de Dinamarca.

Es una pieza de diamantes compuesta por un delicado juego de volutas y rematado por grandes piedras. Fue un regalo de boda para la reina Sofía de Prusia, en 1889, con el heredero al trono griego Constantino, obsequio de su hermano, el emperador alemán Guillermo II. La llevaron también la reina Elena de Rumanía, la reina Federica y la reina Ingrid de Dinamarca.

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