Palma de Mallorca tuvo dos reinas mucho antes de que la abdicación de Juan Carlos I redoblara las consortes. Entre 1980 y 1992, mientras la reina Sofía guardaba Marivent y alrededores cobijada en su familia griega, Marta Gayá reinaba en cócteles, cenas y fiestas como la gran amiga oficial del monarca. Su historia de amor, luego de amistad, llegó a portadas y titulares: fue la primera amante oficial del rey. Residente en Suiza (entre Ginebra, Saanen y Gstaad) y aún amiga del soberano, vuelve a Palma en Pascua, Navidad y verano. En la más absoluta discreción.
Desde hace al menos una década, las visitas de Marta Gayá a su paraíso balear se producen en la invisibilidad. No acude a actos públicos con paparazzi ni se deja fotografiar, refugiada en las grandes mansiones de sus amigos y en yates. En marzo de 2023, acudió al funeral de su gran amiga Cristina Macaya, motor de la vida social de la isla durante décadas. Allí ya pudimos verla con Michael Douglas, el hombre que ha conseguido que Gayá pose ante al menos un fotógrafo.
Debemos subrayar esta fotografía, porque se produjo pocos días antes de que la reina Letizia coronara a Michael Douglas como rey del verano en Mallorca, gracias al premio Masters of Cinema del Atlàntida International Film Festival. En el universo ampliado de la historia de los Borbón, antes de que la monarca concediera su favor al actor de Hollywood ya había hecho lo propio la reina no oficial de Palma. La casualidad es altamente literaria.
¿Qué poder posee Michael Douglas, como para hacer que la invisible Gayá se ofrezca tan sonriente al objetivo de una cámara? ¿Cuál es su relación? Es cierto que la isla es pequeñísima y que los ricos y famosos que hacen vida social terminan asistiendo a las mismas cenas. Sin embargo, la amistad de estos dos personajes clave en la vida social de Palma se remonta a décadas atrás. A muchas décadas atrás, cuando Letizia aún no era ni periodista.
Pongámosle un poco de contexto a la llamativa foto. Se publicó en el perfil de Instagram del Museo Sa Bassa Blanca, dedicado a la intersección entre arte, naturaleza y arquitectura y con un patronato en el que figuran los apellidos Fierro March, Escarrer, Barroso o Juncosa. Michael Douglas es patrono honorario y, de hecho, la fotografía levanta acta de la exposición dedicada a Domenico Gnoli, quien pasó sus últimos años en la mansión del actor en S'Estaca.
Gran parte de la alta sociedad mallorquina, incluidos aquellos que integraron la corte mallorquina del rey Juan Carlos , fueron invitados a la inauguración de la exposición de Gnoli. Entre ellos, claro, Marta Gayá, ya aterrizada en Palma desde su base de operaciones en Gstaad (Suiza). Hoy vuela bajo, pero hubo un momento en el que ejercía de reina en la sombra de Mallorca. Matías Vallés cronista de aquellos días en la prensa local, la apodó «la reina ácida», por sus comentarios despiadadamente irónicos.
«Para describir su belleza basta una foto, pero su encanto reside en su dureza», escribió Vallés en 'Diario de Mallorca'. «Así conquistó al rey». A los efectos baleares, Gayá fue «nuestra Jackie Kennedy , enviudada de su verdadero amor sin necesidad de que terciara la muerte. Dispuso de su propio Truman Capote de escolta en el gigantesco José Luis de Vilallonga», relataba Valles.
La conexión entre Gayá, apodada por sus amigos 'la Negra', y Douglas data de su llegada a la isla de la mano de su primera mujer, Diandra, y de su amistad con Cristina Macaya. Por Es Canyar, la casa de Macaya en Son Sardina, pasaron presidentes (Clinton, Suárez, González), royals (los Mónaco, los Kent), artistas (Abramovic, Carlos Fuentes, Juan Muñoz) o financieros (David Stein, los Albertos, Mariano Rubio, Gabriel Cisneros, los March).
También acudían a Es Canyar famosos: Valentino, Paltrow, Preysler, Schiffer… Y, por supuesto, toda personalidad de Hollywood que recalaba en la isla, como el director de El exorcista, Wiliam Friedkin, y su mujer, Sherry Lansing. Lansing fue la primera mujer que dirigió un gran estudio de cine: la Paramount.
Enseguida, Diandra y Michael Douglas se convirtieron en habituales de las fiestas de Macaya, también por propio interés de la pareja. Tras comprarle S'Estaca a la familia Vives en 1989, se encontraron con que las fuerzas vivas de la isla se resistían a que modificaran una joya arquitectónica local. El Ayuntamiento comenzó a poner trabas a las obras y Diandra, la verdadera impulsora del aterrizaje de los Douglas en Mallorca (veraneó de niña en Deià) se empleó a fondo en la conquista de las autoridades locales.
Diandra Douglas cedió su mansión para distintos eventos, creó una fundación y se puso a disposición de la alta sociedad local. Tras el divorcio de Diandra en 2000, Michael Douglas dejó de interesarse por Mallorca y quiso vender. No funcionó como esperaban Costa Nord, el proyecto con el que quiso rentabilizar S'Estaca como espacio multiusos en alquiler.
Michael Douglas no pudo deshacerse de S'Estaca ni por 55 millones de euros, su precio inicial, ni por 28,5, su última rebaja. En 2020, el actor pudo comprar la parte de Diandra con la ayuda de la inmobiliaria de lujo Engel & Völkers, por 15 millones de euros. Su propietario, Christian Völkers, es además de vecino, amigo de Diandra. Y otro anfitrión de la alta sociedad de Mallorca, íntimo de Macaya y Gayá .
Los últimos veranos, Michael Douglas y familia se han dejado caer por Palma, dispuestos a recibir el afecto de los mismos vecinos que no hace tanto desconfiaban del actor. De alguna manera, recogen lo que sembró su ex Diandra en los años 90, cuando se sumergió en la sociedad local para convertirse en mallorquina de pro. Diandra y Gayá fueron más que conocidas, cómplices de la alta sociedad y habituales en las fiestas de Christian Völkers y su mujer, Ninon, Así de pequeño es el mundo de los poderosos en Palma: de alcance global, pero muy local.
20 de enero-18 de febrero
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