La princesa Marta Luisa de Noruega podría perder su título. Al menos eso es lo que se ha debatido en una reunión que tuvieron el rey Harald, el príncipe Haakon y su hermana, según ha anunciado la revista noruega Se og Hør.
La noticia se ha hecho pública en medio de la grave crisis que atraviesan las casas reales europeas. La tormenta la ha avivado reina de Dinamarca, Margarita II, porque retiró los títulos de príncipes a cuatro de sus ocho de sus nietos para que pudieran vivir «su propia vida». Ahora se alimenta por esta nueva noticia que puede afectar a la princesa rebelde, quien ha sufrido una trágica vida amorosa. Mientras, en España la reina Letizia lucha para que sus hijas Leonor y Sofía se alejen de la imagen frívola de las infantas Elena y Cristina. Hay una alerta general.
El motivo de la reunión son las numerosas polémicas en las que está envuelto prometido de Marta Luisa. El chamán Surek Verett, conocido por trabajar para Gwyneth Paltrow por unos 900 euros la sesión, está en el punto de mira de los medios por sus opiniones nada convencionales.
Por ejemplo, el futuro yerno del rey noruego defendió que se curó del coronavirus gracias a una medicación artesanal. Un producto que justamente ha sido creado por él mismo y que vende por internet.
Marta Luisa sigue esa línea espiritual, ha contado públicamente que habla con los ángeles. Eso no significa que se desmarque de las redes sociales, también conflictivas para la imagen real que busca alejarse de lo irreverente. Ella se ha grabado haciendo coreografías en TikTok, protagonizó un reality y en el confinamiento se fugó a California para estar con su pareja.
Ante la opinión de Verret contra la medicina tradicional, el rey de Noruega, Harald V, se apresuró en aclarar públicamente que el «problema» del prometido de Marta Luisa es el choque cultural entre Noruega y Estados Unidos, en alusión a la procedencia de él. También participó en la polémica el secretario de Estado del Ministerio de Salud y Bienestar de Noruega, Ole Henrik Krat Bjørkholt. «En este país tenemos un excelente sistema de salud», declaró, e incluso añadió que Verret también se había beneficiado de la sanidad noruega.
Según la publicación, las reuniones se dieron antes de que la princesa se fuera a Canadá la semana pasada. La casa real noruega no ha querido prestar declaraciones, tampoco la gerente de la princesa, Carina Scheele.
El rey Harald parece querer seguir los pasos de su homóloga danesa, aunque no es la primera vez que el título de su hija está en juego. El pueblo de Noruega estaría de acuerdo con que Marta Luisa dejara de ser princesa, según una encuesta de la institución: el 51% querría que dejara de formar parte de la casa real y solo el 13% defiende que se quede. Ella misma consideró renunciar a ese privilegio.
Marta Luisa no parece preocuparse demasiado por su título. Sus intereses son otros, como los varapalos sentimentales que ha tenido que sufrir. Hace tres años se suicidó su exmarido y padre de sus hijas, el escritor Ari Behn. Al igual que Verret, el autor se había convertido en un personaje controvertido en el país, por declaraciones como que la reina Sonia le mataría si pudiera.
Además de estas dificultades, el pasado enero, Durek Verret, de 47 años, tuvo una grave enfermedad en los riñones. Todo quedó en un susto, pero Verret se sometió a diálisis entre 2004 y 2012. El año pasado, su hermana Angelina donó el riñón que se le trasplantó para mejorar su salud.
Pese a defender una medicina alternativa, el chamán recibió la ayuda médica en Los Ángeles. Le acompañó Marta Luisa y las hijas de ella, Maud Angelica (18 años), Leah Isadora (16) y Emma Tallulah (13). En los últimos años, las tres tuvieron que sufrir la muerte de su padre, una pandemia mundial y los problemas de Durek Verret.
Marta Luisa recuerda esos tiempos con mucha pena. En sus redes sociales narró que se desvivió para que sus hijas no se sintieran solas. «Estábamos en las oscuras olas de tristeza y tuve que encontrar un punto de apoyo como madre de tres niñas frágiles, hermosas, vulnerables y buenas que me necesitaban 24 horas, 7 días a la semana», confesó.