Sonia y Harald de Noruega /
Tras su apariencia dulce y sonriente, la reina Sonia de Noruega esconde una voluntad de hierro. Fue la primera plebeya en casarse con un heredero al trono, en al realeza europea, y la primera en convertirse en reina. Hoy, los matrimonios reales se unen por amor (como Marta Luisa de Noruega con su chamán), y hay toda una nueva generación de plebeyas en el trono .
En los años cincuenta y sesenta era todavía impensable que una chica burguesa, hija de un comerciante de tejidos, como Sonia de Noruega, ciñera la corona. El matrimonio de Harald de Noruega y Sonia Haraldsen es, sin embargo, uno de los más sólidos de las monarquías europeas, tras cas i treinta años en el trono, y su historia de amor, una de las más románticas de la realeza.
Harald y Sonia se conocieron cuando apenas tenían 15 años en un campamento de verano, en 1959. Él era el hijo del rey Olav V y heredero al trono y ella la hija de un empresario de moda masculina, criada en un ambiente acomodado que le dio acceso a los círculos más selectos.
Los dos jóvenes mantuvieron su relación en secreto casi durante una década y cuando Harald le reveló a su padre que mantenía una relación con una joven plebeya que había estudiado Diseño de Moda y Literatura inglesa y francesa y había trabajado como costurera en el negocio familiar, y que estaba dispuesto a comprometerse con ella en matrimonio, el monarca se opuso rotundamente.
Vídeo. Los momentos más conflictivos de los hijos de Harald de Noruega /
Envió a Harald a estudiar a la universidad de Oxford, con la idea de que conociera a alguien más acorde con su rango. Harald cursó económicas, ciencias políticas e historia hasta 1962. Sonia fue enviada a Suiza por sus padres, y protagonizó un dramático suceso: tuvo allí un intento de suicidio.
Harald corrió a su lado y dejó sus estudios en Inglaterra poniéndose a trabajar en una compañía naviera. Fue en 1968, tras casi una década de relación, cuando el joven heredero amenazó a su padre con renunciar al trono si no le dejaba casarse con Sonia, y Olav V finalmente consintió el matrimonio.
Durante esa década de amor secreto, se le adjudicaron otras parejas a Harald, entre ellas, la entonces princesa Sofía de Grecia. Los reyes Pablo I y Federica habían visitado Oslo con su hija a mediados de los años 50, y Sofía y Harald habían compartido un baile y, según se rumoreó entonces, a la princesa griega le había gustado el príncipe noruego.
Alto, rubio, de ojos azules, olímpico en vela y futuro rey, era el «soltero de oro» de las cortes europeas y objeto de deseo de la mayoría de las princesas casaderas. Pese a ello, él siguió apostando por Sonia. Olav V aceptó finalmente que su único hijo contrajera matrimonio con «la señorita Haraldsen».
Sonia había nacido en Oslo el 4 de julio de 1937. Sus padres eran Dagny, un ama de casa, y Karl August Haraldsen, un empresario textil, y pasó su infancia y adolescencia en el acomodado distrito de Vinderen, a las afueras de Oslo, donde completó sus estudios secundarios, en 1954.
Luego recibió un diploma en costura y sastrería en la Escuela Vocacional de Oslo, y más tarde un diploma de la École Professionelle des Jeunes Filles, en Lausana, Suiza. Sus estudios incluyeron ciencias sociales, contabilidad y diseño de moda. Regresó a Noruega para continuar su formación y obtuvo una licenciatura en francés, inglés e historia del arte en la Universidad de Oslo.
El 29 de agosto de 1968 la pareja contraía matrimonio en la catedral de Oslo. La novia llevaba un vestido de raso, con falda acampanada, mangas largas y cuello a caja, que había diseñado ella misma. El compromiso desencadenó un debate apasionado sobre el futuro de la monarquía en Noruega: si el príncipe no era capaz de anteponer los intereses de la nación a los de su corazón, no podría ser un rey adecuado.
Opinaban muchos. Pero hubo mucha menos resistencia a la idea de que el príncipe eligiera a una plebeya para ser su esposa de lo que muchos habían temido: después de todo, las dos hermanas mayores del príncipe, Ragnhild y Astrid, también habían hecho lo mismo.
Pasada la tormenta inicial, el pueblo noruego aceptó de inmediato a la princesa Sonia como miembro de la familia real. Estaba destinada a convertirse en la primera reina del país desde la muerte de la reina Maud, esposa de Haakon VII y abuela de Harald, 53 años atrás. En los siguientes años nacieron sus hijos, Marta Luisa, el 22 de septiembre de 1971, y Haakon Magnus, el 20 de julio de 1973.
El 21 de enero de 1991, Harald y Sonia se convirtieron en reyes, tras la muerte de Olav V. Desde su matrimonio, la reina Sonia ha demostrado un fuerte sentido de compromiso social. De forma discreta, pero efectiva, desempeña un papel muy activo en iniciativas con los refugiados y los migrantes.
Se interesa también por las artes visuales y la cultura, y patrocina numerosos eventos culturales tanto en Noruega como en el extranjero. Ella misma ha mostrado su faceta como artista gráfica y ceramista, y sus obras se han exhibido en varias exposiciones en Noruega y en el extranjero. La conservación de la naturaleza y el medio ambiente centran también una gran parte de sus preocupaciones. Es también una fotógrafa apasionada.
El sufrimiento de Harald y Sonia quizá explique por qué han aceptado ellos mismos que su hijo Haakon, el príncipe heredero, se casara con Mette Marit, una joven de pasado revuelto que aportó al matrimonio un hijo de soltera, y, tras su matrimonio con el controvertido escritor Ari Behn, que se suicidó hace ahora año y medio, su hija Marta Luisa vaya a casarse con el chamán Durek Verret.
La monarquía noruega ya no es la única que ha celebrado matrimonios con plebeyos, pero sí la más tolerante en los matrimonios de sus hijos, es difícil que Sonia no se vea reflejada en ellos.