VACACIONES POLÉMICAS

Máxima de Holanda vuelve al lugar del crimen: la reina regresa a la villa griega que hundió su popularidad

Máxima de Holanda vuelve a las andadas: reaparece en Spetses con un vestidazo de 2.000 euros porque la reina holandesa en Grecia es sinónimo de despilfarro.

Máxima de Holanda en las playas de Grecia. / getty images

Silvia Vivas
Silvia Vivas

No sabemos en qué playa está en bikini la reina Letizia con la princesa Leonor y la infanta Sofía , pero sí dónde se encuentra una de las royals que siempre es fiel a sí misma en cuanto a destinos veraniegos: la reina Máxima de Holanda .

El mismo amor que los Casiraghi le dieron a Ibiza durante décadas es el que derrocha la monarca de los Países Bajos por el litoral griego. Y eso que su villa helena en este paraíso es uno de los grandes quebraderos de cabeza de su reinado.

Las polémicas villas de vacaciones de Máxima de Holanda

Aunque como buena royal Máxima tiene palacio de verano en su país (la Villa Eikenhorst), desde hace bastante en los Países Bajos tienen claro que con un marido royal (y piloto para mas señas) y un presupuesto que parece casi ilimitado, la argentina no iba a quedarse de veraneo nunca jamás en la tierra de los tulipanes.

La primera intentona de la Máxima veraniega y despilfarradora fue tan polémica como la segunda. Cuando aún no era reina, sino solo princesa, ella y su marido pidieron autorización para construir una villa a todo lujo en un destino tan exótico como lejano: Mozambique.

Las críticas a la compra final del cuasi resort que se compraron arreciaron sobre la pareja de tal manera que al final la pareja tuvo que malvender su primera residencia vacacional conjunta. Pero apenas un año después de aquella venta Máxima volvió a la carga.

La reina Máxima y su flechazo con las islas griegas

Sucedió durante la boda de Nicolás de Grecia con Tatiana Blatnik , esa que nos regaló el dress code más helénico de nuestra Letizia . Máxima visitó la isla de Spetses para asistir a la ceremonia y pensó que una villa con vistas al Mediterráneo sería la solución para el resto de sus veranos.

Dicho y hecho encontró lo que buscaba en la localidad de Doroufi, en el costa entre Grecia y Turquía. La vivienda que sedujo a la reina tenía un ilustre dueño que era responsable, además, de su diseño, el fotógrafo Manfred Rieker.

Según el diario holandés De Volkskrant, que dio todos los detalles de la compra, el traspaso costó 4,5 millones de euros y la propiedad contaba con 4.000 metros cuadrados de parcela, acceso directo a la playa, varios edificios blanquísimos, los vecinos que le gustaban por aquel entonces a los príncipes holandeses, desde Vladimir Putin a Sean Connery así como un pintoresco pueblo cercano en el que beber limonada al caer la tarde.

Máxima de Holanda y Guillermo de Orange en la playa de Zuiderstrand. / INSTAGRAM

Pero con la compra de 2012 empezaron a llegar también las críticas porque 4,5 millones de euros demostraron no ser suficientes para ella. En 2014 el canal de noticias holandés RTL News consiguió documentos que mostraban que las arcas públicas arrendaron a los vecinos de los royals dos franjas de tierra por 461.000 euros para construir un vallado especial que permitiera a Máxima y sus invitados ir y venir con discreción y sin problemas de seguridad.

También se descubrió que la construcción de la vivienda de los guardaespaldas de la familia real (que por lo visto no podían alojarse en ningún otro de los edificios del complejo) también había sido costeada aparte y contraviniendo las leyes griegas.

La guinda del pastel de los gastos excesivos la puso la construcción de un puerto privado (en una zona en la que ya existían 15 puertos privados) que no sólo resultó carísimo (acorde con el superyate de 2 millones de euros que adquirió la pareja a posteriori) sino que contravenía la normativa griega de costas.

Con la construcción del muelle, el puerto y la valla de seguridad, algunos de los lugareños de la limonada dejaron de estar tan contentos con sus visitantes royal: la playa que antes era pública, de repente, se había convertido en privada.

Así las cosas en 2014, un año después de ser coronados como reyes , la Cámara de Representantes holandesa debatió en pleno los elevados gastos de la Casa Real de Guillermo y Máxima, prestando especial atención a sus estancias en Grecia. Estancias que siguieron dando de qué hablar en años posteriores y que, aún así, Máxima no perdona año tras año.

El episodio más confuso tuvo lugar durante lo peor de la pandemia, mientras las autoridades de los Países Bajos recomendaban a la población el confinamiento en sus hogares y Máxima se iba a su casita griega de vacaciones de verano. A los royals les tocó volver antes de tiempo y pidiendo perdón.

Este año Máxima, como siempre, ha reaparecido en Grecia. Ha sido en la isla en la que comenzó su idilio con la costa helena, Spetses, en donde ha acudido a una exclusiva exposición donde se ha codeado con ricos herederos griegos mientras vestía un impecable diseño floral de Dolce y Gabbana de más de 2.000 euros. Está claro que el presupuesto no le amarga el verano a Máxima.