DE ENSUEÑO

Por qué la fabulosa colección de joyas de Aline Griffith, condesa de Romanones, acabó en manos de Corinna Larsen

La condesa de Romanones vendió una gran de parte de sus joyas de colección privada (envidiada por la propia Carmen Polo) y una de sus compradoras fue Corinna Larsen.

Aline Griffith, condesa viuda de Romanones en una imagen de 2005. / / GTRES

Elena Castelló
Elena Castelló

Aline Griffith , condesa viuda de Romanones, llegó a Madrid, con 21 años, en plena posguerra y cuando la II Guerra Mundial discurría por senderos muy peligrosos. Era 1944 y había sido reclutada por la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), el primer servicio de inteligencia de EE.UU. Llegó a España con la misión de espiar a los nazis.

Pero, bajo su «cover up» de joven y culta norteamericana, de paso por Madrid, Aline se encontró con una ciudad empobrecida, pero con una vibrante vida nocturna, en la que se mezclaban espías, aristócratas, floklóricas y toreros. La joven cumplió con sus objetivos y también encontró marido: Luis Figueroa, conde de Quintanilla y de Romanones, uno de los más deseados solteros de oro del momento. Se casaron en 1947 y tuvieron tres hijos: Álvaro, Luis y Miguel.

Aline Griffith, que había nacido en 1923 en Pearl River, Nueva York, y descendía de una familia de peregrinos del «MayFlower», se convirtió en una de las anfitrionas y «socialités» más importantes de las décadas de los cincuenta y los sesenta, al tiempo que seguía mandando informes al Gobierno de Estados Unidos. Era una de las mujeres más bellas y elegantes de su tiempo y poseedora de una espléndida colección de alta costura y de joyas que hacía sombra incluso a la de la mujer de Franco, Carmen Polo .

La condesa de Roamnones con Penélope Cruz, en una foto de archivo. / gtres

Esmeraldas, diamantes, rubíes, perlas, relojes históricos… Aline brillaba en todas las fiestas de sociedad más importantes con gigantescos moños y sus piedras preciosas. Sin embargo, con los años, ella misma confesó que la época de las grandes joyas había pasado. Por eso Aline Griffith, que además había sufrido un robo en su residencia, decidió vender una gran parte ––«prefiero el dinero», dijo– y repartir la otra entre sus herederos.

Una puja histórica con joyas de la Condesa de Romanones

En 2011, la sala Sotheby's de Ginebra celebró una puja histórica. Entre las piezas subastadas, figuraban algunas de las más conocidas del joyero de la Condesa de Romanones. Estaban, por ejemplo, un juego de collar y pendientes de esmeraldas y diamantes, realizado en los años sesenta, que se vendió por más de 330.000 dólares, y un collar de rubíes y diamantes, que se podía convertir en broche, diseño del joyero Luis Gil, de los años setenta, que fue comprado por casi 160.000.

En la colección subastada también había una sortija de rubíes y diamantes, que alcanzó los 135.000 dólares, unos pendientes de rubíes y diamantes, por casi 16.000 dólares, un bolso de noche de oro y diamantes y un brazalete de diamantes por 70.000 dólares. Entre las distintas piezas, había una especialmente peculiar: un reloj de diamantes estilo cadena, que perteneció a Wallis Simpson , duquesa de Windsor, que recibió como regalo de Eduardo VIII por su tercer aniversario, y que luego le regaló a Aline, de la que era gran amiga. La joya llevaba una dedicatoria del Duque de Windsor grabada y fue vendida en más de 300.000 dólares.

Los compradores de las piezas permanecen en el anonimato, como suele ser lo habitual, pero, sin embargo, una de las joyas de la condesa llamó poderosamente la atención después de subastada. Se trataba de sus esmeraldas. Corinna Zu Sayn-Wittgenstein , la amiga íntima del rey Juan Carlos de España , apareció en una foto luciéndolas, muy sonriente, poco después de la subasta, luciéndolas. ¿Eran un regalo? Los comentarios y las suposiciones se dispararon.

A Aline, Corinna le parecía una mujer muy bella y aseguro que era perfecto que sus esmeraldas estuvieran ahora en sus manos. En una entrevista aseguró a «El Mundo»: «Desconozco quién tiene las otras piezas, pero con que las cuiden y las luzcan tan bien como Corinna, es suficiente».

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