IN MEMORIAM
IN MEMORIAM
Ha muerto Anwar Hussein a los 84 años tras una larga enfermedad y ha causado una enorme conmoción en el mundo del fotoperiodismo y también a la familia real británica, cuya imagen se benefició de su habilidad de apartarlos de los encorsetados posados tradicionales y mostrarlos naturales y espontáneos. Su legado fotográfico es ingente y su figura difícilmente reemplazable. Muchos lo identifican con Diana de Gales y la breve vida de la princesa, a la que tanto partido supo sacar, pero su carrera trasciende a la realeza británica.
Nacido en Tanzania, en aquel entonces colonia británica, dejó los estudios a los 16 años y tomó prestada una cámara de su hermano Ahkatar, que tenía una tienda de fotos, con la que captó espectaculares imágenes del parque nacional del Serengeti. La ONU le contrató para documentar la crisis humanitaria en el Congo, pero su carrera explotó en el Reino Unido en los años 60 cuando retrató a las máximas estrellas musicales de la época. Figuras legendarias como el iconoclasta Mick Jagger, Elton John, Freddy Mercury y David Bowie, entre otros.
Sin embargo, la verdadera trascendencia de su trabajo llegó cuando su nombre se vinculó a los Windsor. No lo tuvo fácil, africano y musulmán, tuvo que vencer muchos obstáculos y prejuicios, pero no se doblegó a los cánones estéticos que se esperaban de un fotógrafo real. Anwar Hussein no renunció a su melena larga, a su barba, a su chaqueta de cuero y a sus botas de cowboy. Y esa autenticidad, al final, jugó a su favor.
Según recuerda en su ubituario el periódico The Guardian, el entorno de los Windsor no aprobaba esta imagen y consideraba que poco tenía que hacer en ese aspecto, pero él perseveró y logró su objetivo. Para empezar, comenzó a cubrir los eventos en los que participaban los distintos miembros de la familia real inglesa para distintas publicaciones. Con su sagacidad y un objetivo nada intrusivo logro captar instantáneas únicas. Una de las primeras fotos que más impactaron fue la de la reina Isabel II rodeada de sus corgies en el aeropuerto de Aberdeen en 1974. Buckingham tomó nota.
Dos años más tarde, ya era el fotógrafo de confianza de la reina Isabel II y el príncipe Carlos. Cubrió viajes internacionales de gran calado a África, Canadá y Nueva Zelanda, invitado por ellos, pero faltaba una pequeña pieza en el puzle para que su popularidad fuera estratosférica, la llegada de Diana de Gales a la vida del príncipe. Aunque la había fotografiado en eventos sociales, después del compromiso en 1981 la relación entre ambos se hizo muy estrecha.
Sin duda, Anwar Hussein contribuyó a la creación del mito, a la elaboración del concepto de princesa del pueblo. Entre las imágenes que captó sobresalen la que tomó de Lady Di estrechando sus manos con un enfermo de sida en Londres en 1987, la de la princesa abrazando a un niño terminal en un hospital de Lahore en 1996 o la de Diana de Gales sentada en soledad frente al Taj Mahal, el símbolo del amor eterno, cuando su matrimonio con el ahora rey Carlos III se tambaleaba.
La muerte de Diana de Gales fue un durísimo golpe para el fotógrafo, pues eran grandes amigos. La princesa le tuvo como uno de sus mayores confidentes cuando mantuvo una relación sentimental con el cirujano Hasnat Khan. Incluso llegó a preguntarle sobre el matrimonio entre personas con distintos credos religiosos, como había sido el caso de Anwar Hussein que se había casado en 1978 con Caroline Morgan, que trabajaba en aquel entonces en el mundo editorial.
Anwar Hussein también trabajó en el mundo del cine, en películas de James Bond, encarnados por Sean Connery y Roger Moore. Con ademanes propios de un paparazzi se coló en el rodaje de la película 'Las 24 horas de Le Mans', protagonizada por Steve McQueen, e incluso acabó haciendo un cameo en la misma. El actor, además, le invitó a trabajar en su siguiente película, la celebrada y laureada 'Papillon'.
Su último trabajo había sido la coronación de Carlos III. Un excelente y simbólico colofón a cinco décadas fotografiando a la familia real inglesa. Le sobreviven su viuda, dos hijos, que han seguido sus pasos como fotógrafos, cuatro nietos y su hermana, Tasnim. Su vida ha sido propia de una novela épica, el relato de cómo un niño que solo había visto a la reina Isabel II en sellos de correos se acabó convirtiendo en su fotógrafo más apreciado, al igual que la reina madre. Ambas utilizaron sus fotos en varias ocasiones para felicitar las navidades.